VALLADOLID, 16 (EUROPA PRESS)
El hostelero F.R.A. ha negado que traficara en su establecimiento situado en la zona centro de Valladolid y alega desconocer la procedencia de las sustancias que le hallaron en el local y, posteriormente, autoconsumo en la que le encontraron en la ropa interior una vez que fue cacheado en dependencias policiales.
Durante la vista que se ha celebrado esta mañana en la Audiencia de Valladolid, el encausado, que acaba de ser absuelto por un delito similar al que ahora se le juzga, ha relatado como el 22 de octubre del 2022, sobre las 07.50 horas “cuatro, cinco o seis policías” entraron en su local, con licencia de cafetería, y le pidieron que bajara la música y encendiera la luz.
A continuación, a preguntas de su defensor, ha explicado que “dos o tres” agentes entraron en el almacén del establecimiento y comenzaron el registro en el que, en sus palabras, “encontraron unos sacos y una bolsa con droga dentro”, si bien alega que en ningún momento estuvo presente en esa inspección y que no veía lo que estaban haciendo los funcionarios públicos dentro.
Según refleja el informe de calificaciones, al que tuvo acceso Europa Press en fuentes jurídicas, en el ‘office’ “escondido entre trapos” se hallaron cinco envoltorios de plástico azul anudadados con alambre de jardín verde, así como útiles para facilitar la distrubición de sustancias estupefacientes, tales como unas tijeras, bolsas de plástico con recortes circulares, un rollo de bolsas azul y cuatro alambres de jardinería verde, todo ello ratificado por los agentes que hoy han testificado durante la vista.
Sin embargo, y a preguntas de la Fiscal, que pide para el encausado cinco años de prisión por un delito contra la salud pública, el hostelero ha rechazado que la droga encontrada en el local fuera suya, para indicar que al almacén acceden “amigos de los camareros y pinchas que trabajan en el establecimiento”. “No me gusta y les he dicho que no entre nadie, solo los trabajadores, pero no puedo estar en todos los lados”, ha zanjado.
Sobre los envoltorios, en los que se hallaron anfetaminas y cocaína, y las bolsas, el encausado ha explicado que suele hacer fiestas y que utiliza plásticos para proyectar formas, rechazando así el relato de la fiscal que considera que estaban preparados, al igual que otro tipo de materiales, para la venta de estupefacientes.
Sí que ha admitido el hostelero que la droga requisada en la comisaría tras un “cacheo más minucioso”, según ha explicado el agente que se lo realizó, era suya, pero que ésta estaba destinada al “autoconsumo”. “Por desgracia tengo un problema y ojalá pudiera dar con la tecla para solventarlo y tener una vida más normal”, ha razonado en su alegato final.
Por todo ello, la acusación pública entiende que el encausado es culpable de un delito contra la salud pública, en su modalidad de tenencia de sustancias que causan graven daño a la salud, por lo que ha mantenido su petición de cinco años de prisión.
“Hay instrumental, se han encontrado bolsas y alambres perfectamente preparadas para meter droga y ser distribuidas en su bar. Además estaban escondidas entre balletas para que no estuvieran a la vista”, ha argumentado para rechazar la tesis del autoconsumo al asegurar que cuando uno compra para “consumir” no tiene “recortes de bolsas y alambres perfectamente preparados”.
Al hostelero se le ocupó, durante toda la operación, 7,95 gramos de anfetamina y 1,57 gramos de cocaína, además de 230 euros en billetes de 20, 10 y 5 euros, otro “indicio” para Fiscalía de que el acusado estaba traficando con droga, porque ese dinero lo llevaba “encima” cuando, si no procediera de la venta ilícita, lo tendría en “un cajón o en la caja registradora”, ha mantenido.
LIBRE ABSOLUCIÓN
La defensa, por su parte, ha pedido la libre absolución para su cliente. En sus conclusiones finales se ha apoyado en testimonios contradictorios sobre la ubicación del hostelero durante el registro. “Primero han dicho que estaba detrás de la barra, luego que en la puerta… si hay otro testigo más igual dice que estaba allí con ellos”, ha apostillado.
También cree “veraz” la versión de su defendido tanto para los envoltorios encontrados, como para el material –“en qué establecimiento hostelero no hay unas tijeras”, ha ironizado–. Además, ha insistido en los problemas con la droga de su cliente para explicar las sustancias halladas en el cacheo.
“Todos los indicios no ofrecen la entidad ni la consistencia necesaria, ni se ven corroborados por ningún elemento periférico objetivado que lleve a la pena solicitada por la acusación pública”, ha sentenciado.
Además de alegar “fallos” en el procedimiento de la intervención, también se ha apoyado en el testimonio de la cliente a la que se le intervino en el local durante la noche de los hechos un envoltorio de las mismas características encontradas en el registro con “medio gramo de speed” pero que ya llevaba antes de entrar al bar para pedir una sentencia “absolutoria”.
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