Las acusaciones pública y particular han mantenido sus respectivas peticiones de diez y doce años de cárcel
VALLADOLID, 21 (EUROPA PRESS)
“No me explico la denuncia”, es la lacónica respuesta que el dentista acusado de violar a una paciente en su clínica de Valladolid capital ha reiterado tras declararse inocente de los cargos que se le imputan y no ser capaz de dar una respuesta al motivo por el cual fue denunciado por la supuesta víctima.
La declaración del estomatólogo, cuya versión exculpatoria ha sido escuchada en la Audiencia de Valladolid como última prueba, daba paso así a los informes finales del fiscal y los letrados de la paciente y del encausado, que han mantenido invariables sus posturas iniciales, en el sentido de que las acusaciones pública y particular han elevado a definitivas sus respectivas peticiones de diez y doce años de cárcel por un delito de violación y otro de agresión sexual y la defensa, por contra, ha interesado un fallo absolutorio de la sala, según informaron a Europa Press fuentes del caso.
Si en la primera sesión del juicio iniciada este martes el tribunal escuchó la declaración de la que el día de autos contaba con 18 años y que, por videconferencia, ratificó el contenido de su denuncia, hoy miércoles el dentista, de 38, ha tomado la palabra–se le ha concedido la facultad de declarar en último lugar–para mantener su inocencia aunque sin ser capaz de explicar el trasfondo de su incriminación por parte de la paciente.
“No me explico la denuncia”, ha insistido el dentista, quien ha apuntado que a lo largo de más de veinte años de ejercicio profesional, tal y como ha incidido en la jornada anterior media docena de trabajadoras de su clínica, jamás ha tenido incidente alguno con una clienta ni con sus subordinadas.
Respecto de la prueba pericial, un médico forense ha confirmado que la joven padece un trastorno de estrés postraumático y una psicóloga de la Oficina de Víctimas da credibilidad a la versión de los hechos facilitada por la denunciante.
Para las acusaciones pública y particular las pruebas practicadas han venido acreditar que el dentista violó a su paciente la tarde del día 8 de mayo de 2020 al acudir ésta a su clínica para ser tratada de una infección provocada por la erupción de una muela del juicio y que tres días después, al regresar la víctima para una revisión, la joven fue objeto de una agresión sexual consistente en esta ocasión en tocamientos por encima de la ropa, episodios que si la afectada no denunció hasta pasados seis meses fue por el sentimiento de culpa y vergüenza y para evitar que sus padres se enteraran de lo ocurrido.
RELATO FUERA DE LA LÓGICA
En el lado opuesto, la defensa insiste en la absolución de su patrocinado tras poner de manifiesto que el relato ofrecido por la denunciante se escapa de la lógica y carece de congruencia, con menciones al hecho de que volviera a la clínica tras sufrir un primer hecho traumático, la violación en sí, y luego demorara medio año la presentación de la denuncia correspondiente.
Pero además, el defensor ha advertido de que esa tardanza en la presentación de la denuncia había imposibilitado contar con imágenes de las cámaras de seguridad del centro, ya que el sistema regraba pasados treinta días, y ello a pesar de que su patrocinado había tratado de recuperar a toda costa las grabaciones, primero a través de la empresa instaladora, luego mediante una agencia de seguridad e investigación y finalmente, también sin éxito, con el auxilio de un perito informático.
En su alegato de defensa, el representante del estomatólogo también ha incidido en la imposibilidad de que los hechos se hubieran producido tal cual asegura la joven, sobre las 20.00 horas, al sostener que la clienta llegó sobre las 18.45 horas, se le practicó una ortopantomografía y luego abandonó la clínica, tras lo cual el acusado cerró y dejó instalada la alarma sobre las 19.40 horas y no la volvió a abrir hasta las 09.02.00 horas del día 11 de mayo.
En caso de que acusado y denunciante hubieran seguido dentro a las 20.00 horas, la defensa argumenta que se habría disparado la alarma, a lo que suma el hecho de que esa tarde el dentista recibió en la clínica sendas llamadas telefónicas de su esposa y habló con ella, supuestamente en la franja horaria en la que se habría producido la violación.
La petición absolutoria incluye el dato de que las instalaciones contaban con el referido sistema de videovigilancia conectado a los móviles de su cliente y la esposa de éste que permitía a ambos ver lo que ocurría en el interior en tiempo real, circunstancia que no invitaría a nadie a cometer una violación ante una cámara que podía ser controlada por su propia pareja.
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