Reconoce indicadores que “invitan al optimismo”, pero aboga por “rigor y sentido común” ante la “calma tensa” que vive la economía de CyL
VALLADOLID, 20 (EUROPA PRESS)
El Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora (Ecova) ha alertado este martes de un panorama económico marcado por la incertidumbre y ha reclamado austeridad y un “tiempo muerto” en la política energética europea.
Durante la presentación del Observatorio Económico de Castilla y León correspondiente al tercer trimestre de 2022, el director de Ecova Estudios, Juan Carlos de Margarida, ha subrayado que la coyuntura económica de la región se encuentra en un momento de “optimismo e incertidumbre máxima” a un tiempo que “exige prudencia y cautela”.
Esta “calma tensa” responde a unas variables económicas positivas y negativas “compensadas”, ya que “el PIB disminuye, pero no llega a ser negativo”; la industria “se mantiene, pero disminuye considerablemente sus márgenes”; el empleo “es estable, pero va perdiendo fuerza”, y la confianza de las familias y de las empresas “disminuye muy lentamente”.
Todo ello se sustenta en una realidad en la que cualquier cambio en el ámbito socioeconómico a nivel internacional “puede modificar drásticamente todas las previsiones a peor” y, en el mejor de los casos, a mantenerlas en un periodo “mayor de tiempo de lo inicialmente esperado”.
Para estimular el crecimiento económico de la región, De Margarida ha subrayado la “necesidad urgente” de reducir la inflación con “reformas estructurales que no se están haciendo” y una política fiscal “coherente” que pase por una bajada puntual y “temporal” de impuestos para incrementar el poder adquisitivo de la ciudadanía y mantener el consumo; reducir la dependencia de China diversificando las cadenas de suministro, o incrementar la eficiencia energética o disminuir el gasto público.
MEDIDAS DE CARÁCTER TEMPORAL
Además, ha añadido que las medidas que se implementen para contener la inflación y el decrecimiento económico “han de ser de carácter temporal para no incrementar el déficit estructural”. En este sentido, ha subrayado la “ineficiencia” de los fondos europeos de recuperación y ha advertido sobre el “aumento continuado y desmedido” de la deuda por parte del Gobierno de España, con los “riesgos” que ello conlleva.
El director de Ecova Estudios ha recalcado que la confianza de los consumidores de Castilla y León es “algo superior” al resto de España, aunque las exportaciones han caído más que en el resto del páis, por lo que ha subrayado la necesidad de un cambio tecnológico en la industria de la Comunidad.
En cuanto a la política energética de la Unión Europa, De Margarida ha subrayado que “ha de revisarse con profundidad” para evitar el “empobrecimiento” de ciudadanos, empresas y gobiernos. “Necesitamos un tiempo muerto”, ha subrayado el director de Ecova Estudios, quien ha advertido de que no puede seguir cargándose el coste de la energía eléctrica en el precio del gas, por lo que ha abogado por al menos un “impasse” de un año tras el que “volver al origen o a un modelo distinto”.
En cualquier caso, el Observatorio arroja unas señales de “optimismo” siempre y cuando “se actúe con sentido común y rigor en la gestión de los recursos”, ya que en la actualidad “el decrecimiento de la economía regional se está ralentizando gracias a su fortaleza económica frente a la crisis energética, la elevada inflación y la subida de tipos por el BCE”.
Un IPC “más contenido” debido a las subidas de salarios por debajo de la inflación, una estabilización de los costes energéticos, una relajación de la política covid cero en China, un ahorro acumulado en la pandemia, un incremento de ingresos públicos e incluso “un buen comportamiento del consumo y del empleo” son otros factores que apuntan, a juicio de Juan Carlos de Margarida, al optimismo.
De Margarida ha pronosticado que esta calma económica en la Comunidad “es muy dudosa”, ya que “puede anticipar una gran inestabilidad socioeconómica” originándose, junto con la desaceleración del 2023, una recesión técnica pasajera, aunque al final del año el PIB sea positivo.
No obstante, ha precisado, que ante esta realidad se cuenta con la ventaja de contar con “tiempo suficiente” para ajustar la economía y “encaminarla por la senda del crecimiento”.
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