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Condenado en Valladolid a 3,5 por estampar una copa de cubata a otro en plena cara y causarle graves lesiones

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VALLADOLID, 17 (EUROPA PRESS)

La Audiencia de Valladolid ha condenado a tres años y medio de prisión al joven Cristian S.J.D. por estampar la copa de una cubata a otro en pleno rostro en enero de 2020 en una discoteca de La Cistérniga y causarle graves lesiones.

La condena por delito de lesiones con uso de instrumento peligroso dictada por la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia Provincial, que incluye el pago de una indemnización a la víctima de 13.580 euros y de 101,41 al Sacyl por los gastos de asistencia, es plenamente coincidente con la petición realizada por el fiscal el día del juicio, mientras que la acusación particular, ejercida por Miguel Ángel Varela, había solicitado un año más, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

El fallo condenatorio se fundamenta en el testimonio de la víctima, a la que el tribunal otorga plena credibilidad por “coherente y sostenido en el tiempo”, a diferencia de las declaraciones prestadas por el encausado, quien alegó que el día de autos se encontraba en casa con un amigo jugando con la ‘Playstation’, y otros tres testigos de la defensa a los que los acusadores atribuyeron un “pacto de silencio”.

En el juicio se vieron confrontadas las versiones de Cristian S.J.D, apodado ‘Tonino’, y del lesionado, Óscar S, ya que el primero mantuvo que ese día en concreto ni siguiera se hallaba en la ‘disco’ Cister Sunday, en el Paseo de La Acacia, pues jugaba a la Play con su amigo Rubén en el piso de una amiga, mientras que el segundo identificó sin ningún género de duda al inquilino del banquillo como quien le causó graves lesiones en el rostro al estamparle el vaso de un cubata.

En declaraciones tan solo a su letrado defensor, Cristian negó relación alguna con el lesionado, del que apuntó que “tiene problemas mentales y se dedica a montarla por ahí”, si bien el aludido precisó que ambos son primos terceros y explicó que aquella tarde el acusado le agredió violentamente dentro del establecimiento instantes después de que le felicitara el año y su agresor le llamara “chivato” y “maricona”.

“Llevaba el vaso en la mano izquierda y me lo reventó en toda la jeta, casi me mata. Me quedé sorprendido, no me lo esperaba”, apuntó Óscar, quien recordó que tras la agresión su amiga Lara, cuyo cumpleaños celebraban en la discoteca, le acompañó en coche para ser atendido de las graves lesiones que le llevaron a quirófano para colocarle en la mandíbula una placa y cuatro tornillos y le han dejado una cicatriz de dos centímetros en el labio.

Lo llamativo del caso es que la mujer que acompañó a Óscar hasta el hospital–ya no es su amiga–testificó en el juicio pero alegó no recordar si el agredido llegó a decirle que el autor había sido Cristian, a quien ni siquiera recordó haber visto en la discoteca.

“Han pasado dos años, yo había bebido y allí había mucha gente”, indicó la testigo para justificar su falta de memoria, en consonancia también con el propio dueño de la discoteca, Agustín Jesús O.S, quien pese a estar allí no solo no vio nada sino que sostiene igualmente que no se enteró de la agresión, y ello a pesar de que el denunciante haya asegurado que le contó lo ocurrido y le pidió que echara al agresor.

Otro de los testigos presentados por la defensa, Rubén B.E, la persona que supuestamente se encontraba jugando a la Playstation con el acusado ese día en casa de una amiga, mantuvo dicha versión pero, en cambio, a preguntas del presidente del tribunal llegó a reconocer que él y su amigo no compartían consola a la hora exacta en la que se produjo el incidente, las 14.00 horas del 19 de enero de 2020.

MENSAJES INCRIMINATORIOS EN REDES

La declaración de los testigos de la defensa fueron censuradas por los dos acusadores, quienes coincidieron al denunciar que los tres parecían haber llegado a una especie de “pacto de silencio”, posiblemente por miedo a represalias del acusado.

Pero además, las acusaciones fundamentaron la culpabilidad de Cristian en el hecho de que él mismo, a través de redes sociales, mandara días después un mensaje claramente incriminatorio a su primo. “Eres un cerdo que intentas follarte a mi novia. No sabes pegar y te caíste al suelo como la mierda que eres”, es el supuesto ‘recado’ que el acusado mandó al lesionado, al que añadieron otro que Rubén también envió, presuntamente, a Óscar a través de messenger del siguiente tenor: “Si te ha pasado es porque te lo has buscado, y yo estaba con el que te lo hizo”.

Por ello, el fiscal elevó de dos años y dos meses a tres años y medio de cárcel la petición de condena–endureció la petición al incluir la agravante de reincidencia–por delito de lesiones con instrumento peligroso, junto con una indemnización de 12.600 euros, y la acusación particular mantuvo invariable la suya de cuatro años y medio de prisión–incluye la agravante de deformidad–y el abono de 13.580 euros por lesiones y secuelas.

En el lado opuesto, el defensor pidió, sin éxito, un fallo absolutorio por falta de pruebas y recordó que las acusaciones podían haber presentado las grabaciones de las cámaras de seguridad del establecimiento y no lo han hecho.


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