También ha sido condenado a un año un cliente que pretendió tener sexo con la víctima
VALLADOLID, 13 (EUROPA PRESS)
La Audiencia de Valladolid ha condenado a un total de seis años de prisión a una mujer por delito de corrupción de menores sobre una menor de edad, de 16 años, a la que indujo a la prostitución aprovechando que se encontraba de acogida en su domicilio.
En su sentencia, la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Provincial considera a la acusada autora de un delito de corrupción de menores, otro delito de lesiones leves sobre la menor, así como de otro delito leve de lesiones sobre un agente de la Policía Nacional y de un delito de atentado a agentes de la autoridad, por los que le impone un total de seis años de privación de libertad, multas por importe de 360 euros libertad vigilada durante cinco años e inhabilitación por idéntico periodo para cualquier actividad relacionada con menores.
En concepto de responsabilidad civil, la condenada habrá de indemnizar a la menor con 3.050 euros y con multas que globalmente suman 1.800 euros a los dos agentes que resultaron lesionados durante la intervención policial, según la información del Gabinete de Prensa del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.
La sentencia condena igualmente a un varón, también por corrupción de menores, a un año de cárcel y dos de inhabilitación. En este caso, ha quedado probado que el condenado trató de tener sexo con la menor pese a saber que contaba tan solo con 16 años.
Los hechos se remontan al 6 de marzo de 2022 cuando policías nacionales que se encontraban realizando funciones propias de su cargo, debidamente uniformados y en vehículo oficial, fueron comisionados por la Sala 091 para acudir al piso dónde se escuchaban muchos gritos.
Una vez en el lugar, se entrevistaron con la titular del domicilio, la ahora condenada, así como la víctima, de 16 años, que presentaba un fuerte cuadro de ansiedad. La misma se encontraba emancipada por concesión conjunta de sus progenitores, dado que su madre tenía proyectado regresar a su país–la Republica Dominicana–y ella no podía quedarse con su padre, por lo cual había iniciado gestiones, a través de su progenitora, para mudarse al domicilio de la acusada, donde llevaba conviviendo desde hacía tres semanas.
Personada en el lugar una ambulancia del 112, la menor comentó a la médico que había sido agredida por su casera porque ésta quería que se prostituyera, habiéndola obligado a ejercer la prostitución. Comunicó igualmente a los actuantes que había otra menor, hija de la acusada, oculta bajo una cama en otra habitación.
Con la finalidad de comprobar tal extremo, los policías trataron de acceder al dormitorio, donde hallaron a una menor debajo de la cama, momento en el que la condenada se lanzó de forma inopinada hacia la ventana con intención de precipitarse, siendo sujetada por los actuantes. La mujer se mostró más agresiva, tratando de zafarse de ellos, momento en el que propinó un fuerte mordisco en la mano al subinspector y un golpe en la nariz a otro policía, a la par que golpeaba indistintamente a todos los demás, logrando finalmente ser inmovilizada y detenida.
La menor, que contaba en la fecha de los hechos con 16 años, llevaba tres semanas conviviendo en el domicilio con la detenida, la cual a su llegada, aprovechando tal situación y la confianza generada por su acogimiento en el domicilio, por imposibilidad de asistencia de sus progenitores, le empezó a hablar de la prostitución con la finalidad de convencerla para que la ejerciera.
Le decía que era una buena manera de ganar dinero, que era joven y que gustaba mucho a los hombres mayores, al tiempo que le manifestó que ella conocía a hombres con los que podría concertar encuentros y ganar un buen dinero, incluso que la propia acusada lo había hecho desde joven y había ganado dinero para mantener a la familia.
Una vez convencida, la acusada concertó un servicio sexual con un varón, que no ha podido ser identificado, el cual, a mediados del mes de febrero de ese año, recogió a la menor en un vehículo debajo del domicilio de la acusada y la llevó hasta las inmediaciones del Estadio de Fútbol de Valladolid, donde existe un descampado en el cual se ubica el mercadillo.
Una vez en el lugar, el citado varón mantuvo relaciones sexuales con ella en los asientos traseros, vía vaginal y con utilización de preservativo, y una vez finalizadas le dio 150 euros, los cuales ya habían sido negociados con la acusada. La cantidad se la entregó la menor a su casera a cambio de un patinete eléctrico que tenía ésta, si bien no podía utilizarlo sin su permiso.
Días después, la condenada, con el pretexto de que la menor fuese al domicilio de un conocido suyo a recoger un jarabe, la envió el día 5 de marzo de 2022 a otro piso, donde vive un varón que también ha sido condenado y con el cual la primera previamente había concertado otro encuentro sexual a cambio de la entrega de 15 euros y una bolsa de comida, extremo que la menor desconocía.
Así, una vez que la víctima llegó al domicilio, el condenado, pese a que la menor le dijo que tenía 16 años, se ofreció a darle 15 euro y una bolsa de comida a cambio de que se acostara con él, si bien ella no aceptó finalmente la propuesta y le replicó que sólo había acudido a por un jarabe. Ante de abandonar el inmueble, la víctima pudo comprobar que el condenado tenía preparados los 15 euro encima del mueble de la tele y la bolsa de comida.
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