CIUDAD REAL, 25 (EUROPA PRESS)
El Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro clausuraba el pasado domingo su XLVI edición tras 25 intensas jornadas dedicadas al teatro, la danza, el circo, la música, la literatura, la gastronomía, las artes plásticas y otras expresiones artísticas. Una edición que nacía de la voluntad de ofrecer una mirada renovada, participativa, diversa, accesible y con una marcada presencia de la creación femenina.
La etapa que se ha abierto en 2023 bajo la dirección artística de Irene Pardo ha apostado por convertir cada rincón de la ciudad de Almagro en el escenario de una celebración que ha hecho del Siglo de Oro un punto de partida en el que han confluido poéticas, voces y estéticas diversas, un espacio en el que ha convivido lo clásico y lo contemporáneo y que se ha expandido hacia otras narrativas, según ha informado la organización en nota de prensa.
La organización del Festival, cuya dirección encabeza Irene Pardo, ha agradecido “la implicación activa de todas las administraciones que forman parte del Patronato para articular un proyecto común que pone en valor la cultura y la creación desde diferentes aportaciones y sensibilidades”.
Además, Pardo también ha querido trasladar su agradecimiento “a unos públicos sensibles que han llenado tanto los recintos escénicos como los distintos espacios donde han tenido lugar las rutas, jornadas, talleres y el resto de propuestas que han compuesto la edición de este año y que han propiciado que cada espectadora y cada espectador pudieran trazar su propio recorrido e itinerario por el Festival”.
SALAS LLENAS EN MÁS DE LA MITAD DE LAS FUNCIONES
Un total de 55.799 asistentes ha avalado con su presencia las actividades diseñadas este año por el Festival, datos que consolidan el interés y la proyección de la cita escénica castellanomanchega y su capacidad para concitar la atención de audiencias cada vez más heterogéneas. Las 102 funciones programadas este año han recibido a 31.043 personas, de las cuales, 25.575 corresponden a espectáculos de pago y 5.468 a espectadores que asistieron a las funciones gratuitas celebradas tanto en sala como en calle.
El 52% de las funciones programadas ha alcanzado más de un 90% de ocupación y esta asistencia de espectadores ha permitido aumentar los ingresos directos obtenidos por la venta de localidades en un 8%, con una recaudación total que asciende a 492.511,75 euros y un porcentaje de ocupación del 75,5%.
A estas cifras se suman las 17.261 personas que disfrutaron de las exposiciones y los 1.923 asistentes a los tres actos de homenaje, los ensayos generales de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y las cinco presentaciones celebradas en el Corral de Comedias y la Casa Palacio Juan Jedler, así como las acciones formativas, talleres y jornadas organizadas en colaboración con la Academia de las Artes Escénicas de España, la Universidad de Castilla-La Mancha, el Grupo Gitce, el Instituto Almagro de Teatro Clásico y el Sector de Enseñanza de UGT Servicios Públicos y los 650 profesionales de las compañías programadas en el Festival.
De forma complementaria, asistieron 1.231 personas a las iniciativas realizadas en el Museo Nacional del Teatro, 2.611 respaldaron las actividades enmarcadas en Almagro 360º y 1.080 participaron en otros actos, como las ruedas de prensa con los medios de comunicación, los encuentros en el Ateneo y con el Club de Lectura o las degustaciones ofrecidas por Calatrava Sabor, en colaboración con el Parador de Turismo de Almagro y Aguas Numen, lo que arroja un total de 55.799 asistentes.
PRESENCIA FEMENINA
De otro lado, la presencia femenina ha sido uno de los ejes vertebradores del Festival, con una mirada transversal que ha atravesado el conjunto de la programación.
‘Valor, agravio y mujer’, la primera obra escrita por una autora clásica que la CNTC lleva a escena, se ha subido a las tablas del Adolfo Marsillach con dirección de Beatriz Argüello y edición de Juana Escabias, nombres a los que se suman los de Sara Cano, con su espectáculo de danza ‘Al son’; Elena Cánovas, que ha regresado al Corral de Comedias al frente de Teatro Yeses con su nuevo espectáculo, ‘Hijas de la comedia’; Sofía Ugena, quien, junto a José Luis Luque, se ha puesto al frente de ‘Profundo gozo’, pieza compuesta a partir de la poesía de san Juan de la Cruz; y Laila Ripoll, que arroja una nueva y colorista mirada sobre ‘Mañanas de abril y mayo’, de Calderón.
UNA PROGRAMACIÓN MULTIDISCIPLINAR
En su XLVI edición, el Festival ha ofrecido 102 funciones a cargo de 43 compañías que han firmado 44 espectáculos distintos. Las producciones en escena –13 de ellas en calidad de estreno– llevaban el sello de compañías de Francia, Países Bajos, Perú, Reino Unido y España.
El Festival ha apostado nuevamente por el equilibrio entre las autorías femeninas y masculinas y por una presencia similar de directoras de escena (21) y directores (29), así como por un impulso a las representaciones de autoras del Siglo de Oro, que se elevan hasta 18 frente a 13 de género masculino. La proporción de dramaturgos contemporáneos arroja una balanza equilibrada entre hombres y mujeres, con 18 y 16, de forma respectiva.
Teatro, danza, espectáculos de calle, conciertos, propuestas de circo, exposiciones, acciones formativas, laboratorios de creación e investigación pero, también, presentaciones de libros, rutas, visitas teatralizadas o talleres gastronómicos, entre otras iniciativas, han vertebrado una programación que ha ofertado un amplio abanico de actividades gratuitas, con 19 funciones de entrada libre.
Además, la oferta escénica manchega ha estado muy presente con siete compañías de la región –Elfo Teatro, Umbra Teatro, Il Parnasso Musicale, la Orquesta Filarmónica de La Mancha (Ofman), la Orquesta Sinfónica de Castilla-La Mancha, Las Teatralizadas del Corral y Teatro de Malta– que han sumado un total de diez pases.
HOMENAJE
Finalmente, rendir homenaje y celebrar la trayectoria de figuras destacadas de las artes escénicas es otra de las señas de identidad que distingue la filosofía e historia del Festival de Almagro.
Este año, el Premio Corral de Comedias ha recaído sobre la intérprete Blanca Portillo, un nombre fundamental de la escena española por una carrera que ha germinado en los escenarios, al calor de unos públicos que, año tras año, han podido acreditar la progresiva madurez de una actriz que se desenvuelve con igual maestría tanto en lo clásico como en lo contemporáneo, siempre abierta a nuevos retos escénicos y comprometida con la defensa del teatro como motor de cambio social.
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