La escritora norteamericana recibe la investidura honoris causa de la UIMP “con espíritu de humildad intelectual”
SANTANDER, 7 (EUROPA PRESS)
La escritora norteamericana Siri Hustvedt ha defendido la necesidad “apremiante” de la universidad como “refugio” del aprendizaje sin censuras, donde todos los puntos de vista son “bienvenidos”, pero donde ninguno limite la libertad de expresión.
En este sentido, Husvtvedt ha considerado que la universidad debería ser un “lugar de trasfondo y de profundidad”, un refugio ante las clasificaciones categóricas “que se convierten en jaulas”.
Y ha reclamado “la libertad de pensar más allá de las fronteras geográficas y disciplinarias” porque “no existe un único camino hacia la verdad sobre absolutamente nada”.
Sobre estas ideas ha versado parte del discurso que ha pronunciado con motivo de su ingreso en el Claustro de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) como doctora honoris causa, en reconocimiento de una obra comprometida y de rigor científico. Un “honor” que ha aceptado “con espíritu de humildad intelectual y la firme creencia en la libertad ilimitada de cada persona para aprender”.
Durante su intervención en el acto, que ha contado con la presencia de la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, Hustvedt, de padres noruegos y Premio Princesa de Asturias de las Letras 2019 por toda una obra sustentada en el feminismo, arte y ciencia, ha asegurado que “la certeza dogmática es enemiga de la verdad” pues el conocimiento, que es dinámico, prospera gracias a la duda y a la disposición de cuestionar los propios fundamentos.
“Las universidades no son islas, son la cuna de investigaciones científicas que tienen usos comerciales y gubernamentales, el mundo del arte y la cultura pop aprovechan continuamente pensamientos y palabras que se originaron en el mundo académico y por lo tanto la libertad de aprender depende a menudo de realidades sociales que limitan el pensamiento como trasfondo inquietante de lo que se acepta y lo que no”, ha señalado.
También ha alertado de que, dentro de la universidad, hablar libremente de las ideas “puede requerir un traductor” porque la especialización se ha vuelto “tan profunda que incluso las personas que trabajan en el mismo campo pueden encontrarse con grandes dificultades”. Además, los científicos y académicos se dedican principalmente a debatir entre ellos y “no van más allá de sus propias disciplinas”.
Mientras tanto, actualmente hay “demasiada información” –“la información no es conocimiento”, ha apostillado– y los datos se producen a un ritmo tan rápido que su significado “no está claro”.
Al respecto, Hustvedt rechaza la idea de que las máquinas dominarán el mundo y le preocupa lo contrario: la simplificación y selección de datos introducidas por el hombre. “Es este el impulso humano de simplificar mediante categorías fijas y la necesidad de controlar a otras personas, a los procesos naturales, y la arrogancia de la predicción, lo que pone en peligro el libre pensamiento, no las máquinas en sí”, ha sostenido.
Para la esposa de Paul Auster, ninguna disciplina por sí sola puede explicar la complejidad del ser humano. “El sueño de la interdisciplinaridad o la transdisciplinaridad se basa en la humildad, en creer que alguien que trabaja en otro edificio de tu universidad puede ser la persona que necesitas para resolver un problema complejo. Significa resistir la falsa jerarquía que valora un medicamento por encima de una idea filosófica; que trata la poesía o las novelas con una forma de conocimiento inferior a la química”.
“La democracia de las ideas es ruidosa, rebelde y polémica, pero sobrevivirá solo en un diálogo sólido que reconozca a los demás como socios iguales; significa aprender los idiomas de disciplinas ajenas”, ha señalado.
“No existe un único camino hacia la verdad sobre absolutamente nada. Nuestras verdades se van descubriendo poco a poco a través de modelos o teorías que nunca revelan todo, solo parte de las cosas”, ha afirmado, y en el mundo actual postpandemia, agitado por guerras, catástrofes climáticas y movimientos autoritarios, “necesitamos más que nunca la libertad de pensar más allá de las fronteras geográficas y disciplinarias”.
“Independientemente de lo brillantes que sean, las ideas regidas por categorías inflexibles no van a solucionar nada. La creatividad no surgirá de un único campo ni de única forma de ver el mundo: provendrá del reconocimiento de la complejidad, de la ambigüedad y de una serie de categorías alternativas. Vendrá del trasfondo, de la profundidad, de la imaginación, de la curiosidad, de la pasión ética y de la humildad intelectual frente al otro”, ha asegurado.
“Ayer aprendí algo nuevo. El poeta español José Hierro llamó a esta universidad una isla de libertad. Y me siento muy orgullosa de formar parte de este legado”, ha concluido.
UNA ESCRITORA “CASI ÚNICA”
La laudatio de Hustvedt ha corrido a cargo de la catedrática de Literatura Norteamericana en la Universidad Complutense de Madrid, Isabel Durán, que ha repasado su trayectoria y ha destacado los rasgos “muy característicos y eruditos” de la escritora, que le hacen “casi única”.
Sus libros “respiran interculturalidad pero también ‘nuevayorkismo’, una observación “inteligente, cercanamente distante de sus complejos personajes; un feminismo muy personal que nunca cae en clichés; y un interesante protagonismo de temas relacionados con la historia, el arte, la literatura, la neurociencia y el psicoanálisis”.
“Por su pensamiento crítico, su compromiso ético, su talento novelístico y ensayístico, su capacidad para inventar géneros híbridos y abarcar y divulgar el pensamiento científico, por su habilidad para combinar la literatura con la psicología, la filosofía y la ciencia, por la extraordinaria relevancia que sus textos tienen en el canon literario internacional, es todo un privilegio y un lujo para la UIMP que Hustvedt ingrese hoy en su claustro de doctores”, ha destacado.
En este sentido, el rector, Carlos Andradas, ha destacado que la investidura de Siri Hustvedt como doctora honoris causa ha “realzado” la ceremonia de clausura de los cursos, que se ha celebrado a continuación.
Y es que la también ‘honoris causa’ por las universidades de Oslo, la Stendhal-Grenoble y la de Gutenberg-Mainz es “un símbolo de la apuesta por la excelencia” de la Menéndez Pelayo. “Su incorporación al claustro hace brillar a la institución”, ha valorado.
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