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La teledetección demuestra la creciente frecuencia de eventos extremos, como las olas de calor

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SANTANDER, 11 (EUROPA PRESS)

Los sistemas de teledetección, que permiten la monitorización y observación del medio ambiente terrestre y marino, han constatado una mayor frecuencia de eventos extremos, como las olas de calor.

De este modo, por ejemplo, se ha observado una anomalía de temperatura muy grande en el Atlántico Norte, con un impacto directo en la meteorología de este verano, así como un decaimiento forestal generalizado en el hemisferio boreal, que amplifica los efectos de las plagas y de enfermedades.

Así lo han indicado este martes Cristina González Haro, del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC), y Ricardo Díaz-Delgado, investigador Estación Biológica de Doñana-CSIC, en una rueda de prensa con motivo de su participación en el curso ‘Técnicas de Teledetección aplicadas al cambio climático’, que se imparte en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) organizado por el CSIC.

Díaz-Delgado ha apuntado a la mayor frecuencia de eventos extremos, como las olas de calor, que no solo tienen efectos en la salud humana, sino también en los ecosistemas y en su biodiversidad.

Al hilo se ha referido al caso del decaimiento forestal generalizado que tiene lugar en el hemisferio boreal, “que amplifica los efectos, por ejemplo, de las plagas y de enfermedades”. “Las masas forestales se vienen abajo ante una situación nueva de temperaturas mucho más elevadas de lo normal”, ha indicado.

También los incendios, que aumentan no solo su frecuencia, sino también su intensidad, con ejemplos recientes de los denominados mega incendios, incendios de quinta generación e incluso de sexta.

Por su parte, González se ha referido a las anomalías de temperatura que se están produciendo este año, sobre todo en el Atlántico Norte, donde ha destacado la importancia de los satélites, que llevan 40 años monitorizando la temperatura superficial del océano, lo que permite empezar a hacer investigación a escala climática, ya que para poder investigar el impacto del cambio climático son necesarios unos 30 años de observaciones.

La información procedente de la teledetección también permite predecir “hasta cierto punto” el riesgo de que ocurran estos eventos y, por lo tanto, tomar medidas, ha señalado Díaz-Delgado.

Pero la teledetección, además de para la monitorización del medio ambiente, también tiene utilidad en seguridad, por ejemplo, para el control de vertidos.

Díaz-Delgado ha subrayado que permiten “muchísimas aplicaciones” que ya tienen repercusión incluso a escala pública, y se ha referido al caso concreto de los incendios, donde posibilitan saber la extensión y caracterizar la intensidad del fuego.

“Gracias a que los sistemas de teledetección están monitorizando en continuo las mismas zonas del planeta tenemos una información sistemática” que, por ejemplo, permite hacer un seguimiento de la recuperación de la vegetación, o de un hecho que se ha puesto de manifiesto en gran parte de Europa en los últimos años, como es el decaimiento forestal generado como consecuencia de eventos extremos de sequía, “que es cada día más habitual como consecuencia también del cambio climático”.

También se pueden conocer los cambios de usos del suelo y los que contribuyen al incremento de gases de efecto invernadero.

Y ayudan ante catástrofes, como la del volcán de La Palma, donde gracias a los satélites se pudo prever hacia dónde se abrirían las diferentes bocas, se constató el incremento de temperatura en el océano y la incorporación de gases en el ecosistema.

Otras catástrofes como inundaciones también se siguen con información procedente de teledetección utilizando por ejemplo las microondas.

De este modo, la teledetección proporciona información “que no se podría obtener de ninguna otra forma”. “La escala en la que trabajan los satélites, que además nos permite ir desde muy detalle hasta áreas muy extensas, incluso a escala global, nos permite construir modelos basados en esa información que no tendríamos disponible de ninguna otra forma, y esta información es súper valiosa”, ha valorado el investigador.

Finalmente, ambos ponentes han destacado la teledetección como ejemplo de transferencia de conocimiento, por la continua trasmisión entre organismos públicos y privados, en formación de spin-off de empresas de base tecnológica que traducen el conocimiento en economía y en valor para la sociedad.


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