SANTANDER, 24 (EUROPA PRESS)
La familia de Miguel Ortiz, el soldado cántabro desaparecido en Ucrania, reclama al Ejército de ese país, que hace ahora justo dos años fue invadido por Rusia, y al Ministerio de Asuntos Exteriores de España que “se hagan cargo”, lo busquen y “le traigan a casa”.
“Saben perfectamente dónde ha caído. Que hagan lo que tengan que hacer, que busquen la forma de hacerlo, para recuperar el cuerpo, esté donde esté”.
Así lo ha señalado, en declaraciones a Europa Press, Beatriz Ortiz, hermana del militar, de 43 años, natural de Anero (Ribamontán al Monte) y residente en Meruelo, del que no saben nada desde hace más de tres meses.
Dan “casi por descartado” que haya sido tomado como rehén y prácticamente han perdido toda esperanza de que esté vivo, dado el tiempo transcurrido y porque, en ese caso, se habría puesto en contacto con ellos.
El Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de España confirmó el pasado 14 de febrero que un soldado cántabro voluntario en la guerra de Ucrania estaba “desaparecido”.
Miguel, casado y con dos hijos, de 14 y 19 años, se comunicó por última vez con su familia el 22 de noviembre de 2023. Envió un vídeo en el que contaba que le habían mandado a una misión “de rescate”, de militares que habían desaparecido y, al parecer, estaban heridos.
Desde entonces, no han vuelto a saber nada de él, ni tampoco sus compañeros de armas. Días después, uno de estos últimos contactó con los familiares para comunicarles que Miguel había “caído”, tras resultar herido grave después de un ataque ruso con drones en el frente de Andriivka, en la provincia de Donetsk.
Y esa misma noche, según el relato de Beatriz Ortiz, la Embajada llamó a su cuñada y mujer del militar para comunicarle que el cántabro estaba “desaparecido en combate”, “en acción de guerra”.
A este respecto, la familia precisa que tienen el vídeo que les mandó Miguel, en el que les indicaba que no iban a combatir, sino a una acción de rescate.
En cualquier caso, si “ha caído, por desgracia, porque ha ido a una guerra” -admite su hermana-, que las administraciones y autoridades “se hagan cargo” de él, más cuando -apunta- existe un documento de la Legión Internacional según el cual el ejército ucraniano reconoce que “combatía con ellos y ha caído”.
Así, los allegados del cántabro quieren que se esclarezca si el cuerpo de este militar, que el próximo septiembre iba a cumplir 44 años, está en el campo donde cayó o en una morgue. A este último respecto apuntan que tienen pruebas de ADN, una muestra de su hermana y otra de su padre, solicitadas ambas en enero por protocolo.
FUE PORQUE ES MILITAR
Beatriz Ortiz ha explicado a esta agencia que Miguel había trabajado en la 64 compañía Regimiento de Cazadores de Montaña del Ejército español, en los cuarteles de Munguía (Vizcaya) y Jaca (Huesca).
Tras participar en diferentes misiones, combatiendo en Afganistan o Malí, decidió alistares en la Legión Internacional para luchar en Ucrania, país al que fue el pasado octubre desde Lérida (donde realizó un curso previo) y que lleva dos años en guerra con Rusia.
Su hermana ha negado que se desplazara hasta allí por dinero -le pagaban 500 euros y en Cantabria tenía un “buen” trabajo y un sueldo “bastante bueno”-.
Frente a eso, Beatriz asegura que fue “porque es militar”, y “experimentado” además. “Lo llevan en su ley: Si les llaman a combate, van”, explica. “El ha ido porque es militar, no ha ido por nada más”, zanja.
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