La selección de piezas procede del Museo Nacional de Antropología y se podrá visitar hasta febrero
SANTANDER, 15 (EUROPA PRESS)
El Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, acoge desde este martes la exposición temporal ‘Imágenes poderosas. El arte rupestre indio desde sus primeros tiempos hasta épocas recientes’, que estará abierta hasta febrero de 2023.
La muestra, comisariada por la investigadora Meenakshi Dubey Pathak, recorre algunos de los enclaves con arte rupestre de la India a través de paneles y una selección de piezas del Museo Nacional de Antropología de Madrid.
Las piezas reflejan la continuidad en el tiempo de las tradiciones indias con una selección de animales presentes tanto en el arte rupestre como en objetos. Entre ellas, se muestra una figura del siglo XVIII que representa a Nandi, el toro que monta Shiva y su fiel compañero.
India alberga un arte rupestre enormemente variado, tanto en sus características temáticas y técnicas, como en su cronología. Se trata de un arte hasta ahora poco conocido por encontrarse en las profundidades de la selva, lo que ha permitido que su contexto se mantenga intacto y sus tradiciones ancestrales vivas.
Los temas representados en este arte rupestre constituyen una gran fuente de información para entender cómo las personas que lo crearon se relacionaron con su entorno. Asimismo, son un reflejo de los cambios históricos acontecidos a lo largo del tiempo, así como de sus creencias y prácticas.
ARTE RUPESTRE PINTADO Y ARTE RUPESTRE GRABADO
La India central es la zona más rica en muestras de arte rupestre pintado. La mayoría de los yacimientos se encuentran situados en abrigos ubicados en cordilleras que destacan el paisaje y las colinas de Bhimbetka, con sus grandes masas rocosas, son un ejemplo de este tipo de localizaciones.
Se trata de uno de los núcleos más ricos del mundo en arte rupestre, y por ello entró a formar parte de la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2003.
A diferencia del arte rupestre europeo, entre sus abrigos se representan escenas de gran realismo con seres humanos y animales salvajes, una temática que en este caso pertenece al Mesolítico. De este mismo período se encuentran otras representaciones que sí son comunes a las europeas como manos y signos.
Durante el Neolítico se comenzaron a representar actividades domésticas y agrícolas.
Por su parte, con la llegada de los imperios, desde la Edad del Hierro y hasta el periodo histórico medieval, el arte rupestre refleja una época turbulenta a través de personajes pertrechados con armas que representan guerreros. Buen ejemplo de ello es el abrigo de Churna, donde aparecen guerreros con tocados y armas que luchan contra un león vestido y con cuernos.
El arte rupestre grabado domina en Ladakh, ubicada en la región del Himalaya. Son miles los petroglifos que se encuentran a lo largo de valles y riberas de los ríos realizados en grandes rocas oscuras, planas y lisas. Los grabados más antiguos, de unos cinco mil años de antigüedad, representan escenas de caza de íbices, venados y yaks.
Hace unos dos mil años comienzan a aparecer innumerables figuras de chortens (un templo o estupa), testimonio de la llegada y difusión del budismo. Junto a estos motivos seguirán apareciendo los íbices, una especie de cabra salvaje bendecida por el Gran Buda y símbolo de estatus y fertilidad.
UNA TRADICIÓN VIVA
India es uno de los pocos lugares del mundo donde el arte rupestre sigue visitándose para celebrar ceremonias tradicionales.
Los abrigos rocosos son santuarios en los que se refleja la importancia y poder de diversos animales, especies vegetales, astros o signos que acompañan a las personas en los grandes acontecimientos de la vida y que todavía hoy siguen siendo protagonistas de cultos y celebraciones. Las vacas y toros son un ejemplo de esta tradición viva.
Durante el Mesolítico y Neolítico se representaron en abrigos como el de Jora, donde aparece un enorme toro con puntos pintados en rojo y multitud de representaciones superpuestas.
El culto a vacas y toros continúa hoy en día con el festival Diwali en el que el ganado se pinta con manos y otros símbolos. Mientras, las mujeres acuden a los abrigos para pintar godhanis y depositar ofrendas.
TRABAJO EN RED
Por cuarto año consecutivo, el Museo de Altamira acerca a Cantabria el arte rupestre de otras partes del mundo gracias a la financiación del Ministerio de Cultura y Deporte y la colaboración de la red internacional ‘Rock Art Network’, el grupo de trabajo creado por el Getty Conservation Institute y la Bradshaw Foundation.
El ciclo de exposiciones, comisariadas por miembros de esta red, ya ha mostrado el arte rupestre de Ukhahlamba-Drakensberg, África; de la Quebrada de Humahuaca, Argentina; y del Bajo Pecos, entre México y Estado Unidos.
En esta ocasión, la comisaria de la muestra es Meenakshi Dubey Pathak. Con una maestría en bellas artes y una tesis doctoral en torno al arte rupestre, ha obtenido numerosos premios a sus proyectos de investigación, llegando a ser galardonada como Caballero de la Orden Nacional de las Artes y las Letras por el Ministerio de Cultura y Comunicación de Francia en 2014. Ha dedicado gran parte de su vida al descubrimiento, investigación, protección y difusión del arte rupestre.
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