SANTANDER, 11 (EUROPA PRESS)
El fisioterapeuta acusado de agredir sexualmente a una paciente a la que trataba de la rodilla ha negado los hechos, mientras que la víctima se ha ratificado en su denuncia, asegurando que se quedó “paralizada y en shock”.
Así lo han trasladado en el juicio celebrado este jueves en la Audiencia Provincial de Cantabria, en el que el acusado, que ha ejercido su derecho a la última palabra emocionado, ha asegurado que él no ha “hecho nada”, la fisioterapia es su “vida”, siempre ha trabajado de ello, ha tratado “con todo tipo de personas” y nunca ha tenido “un problema con nadie”; mientras que la joven ha afirmado que la practicó sexo oral y la introdujo sus dedos en la vagina “con violencia”.
Para la Fiscalía, el hombre cometió un delito de agresión sexual, con “abuso de superioridad”, merecedor de siete años de prisión y seis de inhabilitación como fisioterapeuta; frente a la defensa, que pide su absolución.
El acusado, que se ha declarado no culpable, ha señalado que lleva un año preguntándose “por qué” puso esta denuncia la paciente, a la que conoce desde hace 15 o 20 años y cuyo hermano es su dentista.
Según ha explicado, se trata de una joven deportista que acudió a su consulta por un dolor en la rodilla y a la que, a lo largo de tres sesiones, realizó evaluaciones en distintas partes del cuerpo como tobillos, rodilla, cadera, abdominales y espalda, para identificar el origen del mismo y descartar lesiones más graves.
Así, ha reconocido que realizó diversas exploraciones y tratamientos a la paciente, como palpación en los abductores, el pubis y la ingle; y electrodos y ultrasonidos en la rodilla; pero ha negado que la tocara la zona de los genitales y la introdujera los dedos en la vagina.
Sin embargo, la denunciante ha aseverado que a lo largo de estas tres sesiones el fisioterapeuta, con quien se había tratado previamente la espalda y en quien “confiaba”, la hizo preguntas “que no veían al caso” como si experimentaba dolor al tener relaciones sexuales.
Además, la mandaba hacer ejercicios para fortalecer el suelo pélvico, consistentes en ejercicios en los que tenía que subir y bajar la pelvis, al tiempo que la empujaba la zona con el puño y la preguntaba si sentía “dolor o placer”.
Fue en la tercera sesión cuando, según la víctima, el hombre la mandó quedarse en ropa interior, la empezó a “estimular” la zona, la besó en la cara y los pechos; y le practicó sexo oral, introduciendo sus dedos en la vagina “con violencia”.
“Yo me quedé paralizada”, ha trasladado la denunciante, que ha apuntado que mientras duraron estos hechos, “una media hora”, tenía los ojos “cerrados”, “no podía hablar” y estaba “en shock”; hasta que en un momento le pidió que parara.
Acto seguido se incorporó para vestirse, el hombre la dijo “qué calentón”, se fue del local “desubicada” y “perdida”, y posteriormente contó lo sucedido a dos amigas vía whatsapp, quienes la instaron a que acudiera a Urgencias y denunciara, lo que hizo de madrugada acompañada de sus padres.
“Yo lo que quiero es que no le vuelva a pasar a nadie más”, ha trasladado la víctima, que ha indicado que horas después de lo sucedido “sangró”. Además, ha apuntado que tuvo que recibir tratamiento psicológico y sufrió estrés postraumático. “Había muchas cosas que en el día a día me costaban hacer”, ha dicho.
En el juicio también han testificado los médicos forenses que atendieron a la víctima, que han indicado que en el momento de la exploración la denunciante, que padece un trastorno bipolar pero estaba “estabilizado”, relataba lo sucedido con “tranquilidad” aunque con “cierta ansiedad”; y en el informe no se evidencian lesiones, si bien “no es imprescindible”.
Asimismo, ha acudido como testigo la amiga de la víctima a la que contó lo sucedido “muy nerviosa” tras salir del local, quien la recomendó denunciar lo sucedido.
PENAS
La Fiscalía cree que hubo “tocamientos con acceso carnal” como refiere la denunciante, que se quedó “bloqueada”, pero no se iniciaron “con ningún consentimiento previo” ni hay actos concluyentes que permitan pensar al procesado que la joven deseaba una relación “de este tipo”.
Para la Fiscalía, el hombre cometió un delito de agresión sexual, con “abuso de superioridad”, merecedor de siete años de prisión, cinco de libertad vigilada, seis de inhabilitación como fisioterapeuta y quince años más de inhabilitación para desempeño con menores.
Además, en concepto de responsabilidad civil, solicita que el acusado indemnice a la mujer en 15.000 euros por el daño moral causado, a lo que hoy ha pedido que se sumen los costes que tuvo que abonar la víctima para recibir terapia psicológica privada tras lo sucedido.
Por su parte, la defensa, que ha hecho un llamamiento a la presunción de inocencia del acusado, pide su absolución, destacando que el parte de Urgencia no evidencia ninguna lesión ni hay muestras biológicas.
Asimismo, considera que el testimonio de la víctima es “vago, impreciso y no ha sido coherente” en las distintas fases que se la ha tomado declaración, por lo que cree que el relato de los hechos “poco creíble”.
En este punto, ve “inverosímil” que la paciente “no sepa distinguir qué es una agresión” y se vaya del lugar “tranquilamente”. En su opinión, la denunciante pudo estar “influenciada” por su estado mental o sus amigas.
El juicio ha quedado visto para sentencia.
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