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El fiscal mantiene los 14 y 4 años a los conductores del accidente mortal de Castelar (Cantabria)

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SANTANDER, 9 (EUROPA PRESS)

El fiscal de la causa por el accidente de Castelar, en el que en febrero de 2023 murió un joven motorista, ha elevado este jueves a definitivas sus conclusiones provisionales, manteniendo así su petición de condena para los dos conductores implicados: catorce años de prisión para B.B., el autor material de la colisión con el ciclomotor, al que considera responsable de un homicidio y tres delitos más contra la seguridad vial; y cuatro años de cárcel para el segundo automovilista involucrado, A.B., por conducción temeraria con manifiesto desprecio por la vida y otros dos ilícitos.

La familia de la víctima, que tenía 19 años y que ejerce la acusación particular, también ha ratificado en la cuarta sesión del juicio su escrito inicial, reafirmándose en que ambos son responsables: el primero de forma directa y el segundo como coautor y cooperador necesario del siniestro. Considera que los dos cometieron un homicidio en concurso con un delito de conducción con manifiesto desprecio a la vida de los demás, por los que respectivamente reclama trece años y ocho meses de prisión y doce años y cinco meses.

De su lado, la defensa del principal encausado –que conducía un Audi negro que entró en la calle de Santander donde se produjo el choque a 136 kilómetros por hora e impactó con la moto a 97 km/h, según expertos de la Guardia Civil– ha modificado sus conclusiones en la vista oral, que se celebra con jurado popular en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria. El abogado de B.B. entiende que cometió un homicidio pero por imprudencia grave, por el que interesa tres años de cárcel y cinco de prohibición del derecho a conducir.

Y el representante legal de A.B. –que manejaba un Golf rojo que entró en Castelar a 114 km/h y realizó una frenada de emergencia– ha elevado a definitivo su escrito inicial, aunque ha introducido como conclusión alternativa que su patrocinado es responsable de un delito de conducción temeraria por el que debe ser condenado a seis meses de prisión y retirada del carné de conducir durante año y medio.

Así lo han expuesto en la sesión de este jueves, en la que se ha practicado la prueba pericial con la comparecencia del equipo de la Benemérita que reconstruyó el accidente, los encargados de las muestras y pruebas de alcohol y drogas al fallecido y a los investigados, y los forenses que hicieron la autopsia.

En la recta final del juicio, que seguirá este viernes con los informes finales y concluirá el lunes con la entrega del objeto del veredicto al tribunal, el fiscal ha introducido algunos matices en su escrito, en el que determina que B.B. cometió delitos de homicidio y contra la seguridad vial -conducción temeraria con manifiesto desprecio por la vida, a velocidad superior en 60 km/h en vía urbana y bajo la influencia de drogas, con la agravante de la reincidencia, al haber sido condenado antes por delitos de tráfico-.

Por eso, además de la pena de cárcel, también pide diez años de privación del derecho a conducir vehículos a motor y que indemnice a la familia del fallecido con 301.400 euros. Y para A.B. -a quien igualmente imputa la conducción superior en 60 km/h en vía urbana y bajo la influencia de las drogas (dio positivo en cannabis, por consumo repetido o crónico, y él dijo ser consumidor habitual)– reclama asimismo diez años sin conducir.

La acusación particular, que ha modificado su conclusión inicial para incrementar la indemnización anterior reclamada a los dos conductores (343.000) en 23.2888 más por discapacidades físicas y psíquicas de los familiares más allegados, también pide 3.240 euros de multa y ocho años sin conducir a cada procesado, considerando que en el primero concurre la agravante de reincidencia.

VELOCIDADES

En esta jornada del juicio han comparecido los dos peritos del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil, uno de ellos capitán de este grupo especializado, que han explicado, detallado y aclarado diferentes aspectos del informe que realizaron tras desplazarse días después al lugar del accidente, que tuvo lugar sobre las diez de la noche del 3 de febrero de 2023. La inspección, junto a agentes de la Policía Local de Santander, la llevaron a cabo el día 21 de ese mes, y también acudieron al depósito municipal donde se encontraban los vehículos involucrados.

Su estudio se basa en grabaciones de cámaras de seguridad de varios puntos del trayecto previo al siniestro que realizaron los dos coches implicados –del túnel del Centro Botín, Paseo de Pereda y dos establecimientos hosteleros de Castelar, que se han exhibido en la vista y que reflejan una velocidad “bastante superior” a la del resto de turismos–, mediciones, cálculos y herramientas y programas informáticos, como un simulador virtual de accidentes.

Con todo ello, llegaron a diferentes conclusiones, como que en el túnel de Botín –de 226 metros de largo y velocidad limitada a 40 km/h– la media del Audi de B.B. osciló entre los 121 y 128 km/h, y la del Golf de A.B. entre 112 y 125 km/h. En ese tramo, ambos se cambiaron de carril pese a estar prohibido por haber línea continúa.

Después, en el Paseo de Pereda, por donde se puede ir a 50 km/h como máximo, el Golf mantuvo una velocidad “más o menos sostenida”, a unos 77 km/h; en tanto que el Audi experimentó una “acelaración muy clara” por el carril de la izquierda además. Por eso, al ir aumentando, los expertos realizaron dos cálculos para este coche: 84 km/h en el primer tramo de la vía y 111 km/h en el segundo.

Así, sobrepasó al otro coche por la izquierda y, en esa maniobra de adelantamiento, llegó a invadir parcialmente el carril en sentido contrario. Al final de esa calle hay un ceda al paso, pero “a esas velocidades no se puede realizar”, han apuntado.

Después, el Audi entró a 136 km/h en Castelar, donde perdió el control, se subió a la mediana y su conductor realizó sucesivos giros de volante para intentar corregir la trayectoria, pero el vehículo era “totalmente ingobernable”. Así, acabó realizando un giro de 360 grados hasta colisionar, en mitad de esa rotación y de manera frontal-angular con la motocicleta, que en ese momento iba a 44 km/h y fue desplazadda 65 metros.

El Audi recorrió 106 metros desde que empezó a salirse de la vía -por una “velocidad excesiva- y subirse a la mediana y hasta el punto de la colisión. En esa zona, los peritos encontraron dos huellas, una de derrape lateral, y que son típicas de la pérdida de control.

Por su parte, cuando se produjo el choque, el Golf -que iba por detrás del Audi- realizó una frenada de emergencia y cuando empezó a hacerla iba a una velocidad de 114 km/h.

Los expertos de la ERAT han indicado que la reconstrucción del accidente de Castelar se ha hecho “con precisión milimétrica. Más real no puede ser”, han defendido a preguntas de las partes y de los jurados sobre el grado de fiabilidad de su informe.

LA MUERTE TUVO QUE SER MUY RÁPIDA

Los dos forenses del Instituto de Medicinal Legal de Cantabria que realizaron la autopsia al motorista concluyeron en su informe que la causa del fallecimiento fue un shock traumático y hemorrágico a consecuencia del accidente, y consideraron que “la muerte tuvo que ser muy rápida”, en el mismo instante del choque o muy poco después, dada las lesiones que presentaba.

Algunas las pudieron comprobar a simple vista, como una fractura abierta de fémur, e intuyeron también antes de la inspección interna que podía presentar fractura de en la base de cráneo debido a que, tras sufrir el impacto y salir despedido, pudo caer sobre la calzada de cabeza o al menos no de pie.

Con la autopsia, comprobaron que tenía dos grandes fracturas en el cráneo e importantes lesiones además en el encéfalo y en su tronco, con las que “tampoco tuvo oportunidad de supervivencia”. El informe de toxicología descartó la ingesta de alcohol y drogas.


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