SANTANDER, 24 (EUROPA PRESS)
El hombre acusado de abusar de la prima de su mujer durante cuatro años, desde que esta tenía ocho y hasta que cumplió doce, ha negado los hechos: “Es completamente mentira”, ha dicho. Mientras que la menor, cuyo relato se ha visionado en sala, ha asegurado que “abusó” de ella “habitualmente”.
El juicio, que ha quedado visto para sentencia, se ha celebrado este viernes en la Audiencia Provincial de Cantabria tras haberse aplazado un mes porque la acusación particular, ejercida por la madre de la víctima, no pudo ser citada para testificar por haber cambiado de domicilio.
El acusado, que solo ha respondido a preguntas de su defensa y ha sido el último en declarar por petición de su abogada, ha negado haberse quedado “solos” en alguna ocasión la menor y él, así como los tocamientos de los que se le acusa. “Es completamente mentira que he estado años abusando de ella”, ha manifestado.
Sin embargo, según el testimonio de la menor, cuyo relato grabado en DVD se ha reproducido en la sala, el procesado aprovechaba cuando la pequeña acudía junto a su hermano al domicilio de su familia paterna, donde este vivía, para realizarle tocamientos en el pecho, la vagina y los glúteos en “repetidas” ocasiones.
La víctima ha relatado que el acusado aprovechaba situaciones en las que estaban “jugando” a hacer cosquillas o argumentando que iba a “enseñar algo” en el teléfono móvil para acercarse a ella.
Así, la “tiraba en la cama” o la “sentaba encima de su pene” y la realizaba dichos tocamientos, cuando el resto de la familia se encontraban en otras estancias o fuera de la casa. “Me decía que era muy guapa y que había crecido”, ha trasladado.
Según la menor, estos hechos se producían “habitualmente” cuando visitaba la casa de su tía, eran “casi iguales” y cuando sucedían se quedaba “pasmada”. Así, la menor ha dicho que se “apartaba”, se levantaba y se iba porque se sentía “muy incómoda” y se “asustaba”.
La situación duró de 2017 a finales de 2021, cuando se lo contó al novio de una amiga por instagram, en quien sentía que era “el único” en quien “podía confiar”, que ha ratificado hoy la conversación en el juicio y la animó a denunciarlo, porque creía que los demás no la “iban a creer”.
Fue entonces cuando la madre de la menor, que ha testificado hoy visiblemente emocionada, descubrió lo sucedido, tras registrar el teléfono a su hija y encontrarse con dicha conversación.
Según ha señalado, la niña solía ir los fines de semana a casa de su tía, pero llevaba tres o cuatro meses que “no quería ir” y la veía “triste”.
Así, tras descubrir las conversaciones, se puso en contacto con el Instituto Cántabro de Servicios Sociales (ICASS), que realizaba previamente un seguimiento a toda la familia, que le trasladó que la menor se lo acababa de comunicar a la orientadora del colegio, e interpuso la denuncia.
Precisamente, la orientadora ha testificado que la menor tenía “dificultades” para relacionarse, pasaba de “extrema confianza a desconfianza”, y ha destacado que estaba “desbordada” a nivel emocional, así como su situación de “inmadurez” y de “desprotección”.
Por parte de la defensa han testificado la mujer y los suegros del acusado, quienes han negado que la menor visitara su casa de forma habitual desde el fallecimiento de su padre y han señalado que el domicilio donde viven es una casa “muy pequeña” donde están “todos juntos siempre”, por lo que ven “imposible” que sucediera esto.
Asimismo, han subrayado que la relación de la madre de la víctima con su excuñada era “muy mala”, e incluso les llegó a amenazar con “hacer la vida imposible” a toda la familia por no querer hacerse cargo de su sobrino, que era “muy conflictivo”.
TESTIMONIO “CREÍBLE” Y “DAÑO SOCIAL”
En el juicio se ha presentado como prueba el informe que realizó la psicóloga que atendió a la menor tras denunciar los abusos, que señala que su testimonio es “creíble”, con un resultado de 16/19. Según indica, se trata de un relato “espontáneo”, con un contexto “coherente” y “profundo” en detalles.
Además, la psicóloga ha explicado que el estado emocional de la víctima está “descompensado” por el fallecimiento de su padre y los hechos denunciados, que se “añaden2 a su “vulnerabilidad”.
Del mismo modo, no ha descartado que aparezcan “secuelas” en un futuro cuando la víctima “comprenda lo que ha sucedido”; y ha puesto de manifiesto que el acusado era una persona “de referencia lúdica” para la menor.
Entre las pruebas de los peritos también se ha presentado un informe forense sobre las secuelas de la víctima, que subraya que el relato fue “libre” y la menor presenta una “vulnerabilidad de base” y “daños sociales achacados a estos hechos” por la “ruptura” de la relación de la menor con su familia paterna.
CONCLUSIONES Y PENAS
En la parte de conclusiones, la fiscal ha puesto en valor el testimonio “profuso” de la menor, cuya credibilidad ha quedado “constatada” por los peritos; así como la “contradicción” en los testimonios presentados por la defensa en relación a las visitas de la víctima a su casa.
Por esta razón, para el Ministerio público es “evidente” que estos hechos se han producido y “no existe ninguna duda” de que se trata de un delito continuado de abuso sexual a un menor.
De esta forma, ha mantenido la petición para el acusado de cinco años y medio de prisión, cinco años de libertad vigilada y una indemnización de 6.000 euros por los daños morales causados, aunque ha elevado de ocho a diez los años de inhabilitación para desempeño con menores.
En la misma línea, a juicio de la acusación particular los hechos están “acreditados”, el relato de la víctima fue “persistente” y tiene “cantidad de detalles”, y considera que el delito de abuso sexual tuvo lugar con prevalimiento.
Según ha destacado, la familia paterna eran “figuras de referencia” para la menor y el acusado conocía y se aprovechó de la vulnerabilidad de la víctima, que “no hacía nada porque no podía defenderse” ante la relación de “desigualdad” entre ambos y, además, “no tiene motivos para no decir la verdad”.
Así, ante la “gravedad” de los hechos, ha hecho definitivas sus peticiones de seis años de prisión, alejamiento y prohibición de comunicarse con la menor durante diez años, libertad vigilada de ocho años, inhabilitación para desempeño que conlleve contacto con menores durante diez años y una indemnización de 10.000 euros de responsabilidad civil.
Por su parte, la defensa ha vuelto a pedir la absolución del procesado porque en su opinión los hechos “no quedan acreditados”, al considerar que el testimonio de la víctima está “completamente inventado”, “no daba detalles” y su relato es “increíble”.
Ha subrayado que “no concuerdan” los periodos de las visitas a las que se refiere la menor, así como la “falta de transparencia y sinceridad” en su relato.
También ha puesto de manifiesto la “mala” relación de la madre de la víctima con su excuñada, por lo que cree que la denuncia está motivada porque “se deja de prestar ayuda económica y familiar”.
Asimismo, ha solicitado que se tenga en cuenta un pago de responsabilidad civil de 6.000 euros por parte del procesado como atenuante de reparación del daño.
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