Recepción al Club Balonmano Mavi NT La Calzada, campeón de la 39º Copa de la Reina
¡Con la mano no se vale! Era lo primero que aprendías, y supongo que sigues aprendiendo, cuando empezabas a jugar al fútbol, a patear con torpeza una pelota para colarla entre una portería improvisada sobre la acera con dos piedras, unos libros o unos jerséis ovillados. ¡Con la mano no se vale!, te decían en cuanto te desesperabas por no controlar bien el balón con los pies y recurrías a cogerla. Esa era la regla de oro para entrar en el mundo del balompié, que a eso se reducía el universo del deporte hace unas cuantas décadas. Por cierto, balompié fue una palabra que propuso en 1908 un periodista famoso, Mariano de Cavia, para evitar el anglicismo fútbol (football). A la vista está que no tuvo mucho éxito. En cambio, sí triunfó el término balonmano, no su equivalente inglés. El balonmano era, vuelvo a remontarme unas décadas atrás, el contrapuesto al fútbol. No sólo se denominaba en español y se podía coger con la mano sino que era de los pocos deportes en los que había una presencia femenina notable. Se entendía —mejor dicho, se malentendía— que el fútbol resultaba demasiado fuerte para las mujeres. Como sentenciaba un anuncio de coñac, era cosa de hombres. Demos un salto en el tiempo, acerquémonos al presente. Hace un mes —día arriba, día abajo—, un grupo de muchachas celebraba en las calles de Gijón la victoria en la Copa de la Reina, un triunfo logrado en Málaga frente a uno de los equipos con mayor palmarés del balonmano español, el Bera Bera vasco. Las llaman “las maviguerreras”. En las fotos de esa celebración se las ve alegres, orgullosas, fuertes, haciendo equipo de fiesta por el paseo del muro de San Lorenzo. Sois vosotras, las que hoy merecéis la enhorabuena pública, el reconocimiento del Gobierno de Asturias a vuestra trayectoria. Supongo, dicho sea de paso, que quienes sostenían la “blandura” del balonmano —y utilizo la palabra blandura entre comillas— nunca practicaron ese deporte. Nunca intervinieron en uno de esos partidos, siete contra siete, repletos de empujones, cargas y saltos, donde la fortaleza y la potencia son requisitos constantes. Pero dejémonos de aquellas chaladuras propias de una sociedad distinta, afortunadamente periclitada. Vosotras sabéis de primera mano el esfuerzo que exige un partido de balonmano, así que paro con las batallitas. También sabéis que desde hace unos años a la selección femenina de balonmano se las conoce por el apodo de “las guerreras”. Conocéis también por qué: por sus logros en Europa, por sus éxitos olímpicos y, sobre todo, por el ímpetu, por la ilusión y ganas que transmiten cuando se enfrentan en la cancha. No sólo se han hecho conocidas; también se han hecho admirables, ejemplares para quienes aman y sienten el deporte. Pues lo mismo sucede con vosotras, con Mavi Nuevas Tecnologías La Calzada o Balonmano La Calzada, la denominación que prefiráis. Desde la fusión entre el Club Balonmano Riscar y la Asociación Deportiva Balonmano La Calzada, allá por 1995, desde vuestro ascenso a la División de Honor en 2016 y hasta esta reciente Copa de la Reina, os habéis convertido en una referencia obligada para el deporte asturiano. Por todo eso, yo tengo que reiterar la enhorabuena y, además, esto es importante, daros las gracias. Habéis alcanzado una importante meta deportiva, pero también habéis dado un trofeo a La Calzada, a Gijón y a Asturias entera. Un trofeo que no tiene placa, ni base de mármol, ni destellos de metal bruñido; un trofeo que tiene que ver con el orgullo compartido por vuestro éxito. Gracias a vuestro presidente, Miguel Álvarez Baños; a vuestro entrenador, Diego Lafuente; y en especial a vuestra capitana, Marizza Faría, que tras el triunfo ha tenido que pasar el duro trance de la pérdida de su madre la pasada semana en Paraguay y a quien acompañamos en su dolor. Estoy convencido, además, de que ese trofeo no será el único. El deporte femenino seguirá trayendo muy buenas noticias a esa vitrina del orgullo colectivo, como corresponde a esta Asturias moderna, que ha hecho de la defensa de la igualdad en todos los ámbitos una de sus principales señas de identidad. Vosotras, con vuestros éxitos, habéis avanzado un paso más en ese objetivo. Muchas gracias.
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