OVIEDO, 20 (EUROPA PRESS)
La premio Princesa de las Artes, la actriz norteamericana Meryl Streep, ha afirmado que el trabajo de un actor consiste en “invadir” vidas ajenas y, así, a través de la empatía, “hacer que cada vida sea accesible y sentida por el público”.
Durante su discurso en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias, celebrada este viernes en el Teatro Campoamor de Oviedo, la galardona tres veces con el Óscar ha mostrado su alegría por recibir el Princesa de las Artes entre “tan destacados homenajeados”. En ese sentido, ha ironizado con que recibe el galardón porque le han “tomado” por alguna de las “personas extraordinarias” que ha interpretado.
Así, ha señalado que el premio supone un reconocimiento al arte de actuar, “el trabajo de mi vida”, cuya esencia “sigue siendo un misterio incluso para mí”. La actriz, que ha estaba 21 veces nominada a los premios de la academia de Hollywood, ha indicado que la conexión con un personaje se produce a través de la “empatía”, algo que ha definido como “el corazón palpitante del don del actor”.
Esa empatía, ha asegurado, permite conectar al actor con el personaje y a este con el público. En ese sentido, aunque ha resaltado que puede generarse más conexión con la vida de personas parecidas a nosotros, también existe un interés “por los extraños” y “seguir las historias de personas ajenas a nuestra tribu como si fueran nuestras”.
Del mismo modo, ha afirmado que una regla que se enseña a los actores en las escuelas de arte dramático es no juzgar al personaje, una labor que corresponde al público. “Juzgar te hace quedar fuera de sus vivencias”, ha indicado, para añadir que cuando las personas se van haciendo adultas aprenden a reprimir sus sentimientos y suplantarlos en base a sus intereses o ideología hasta “sospechar y desconfiar de los motivos de los demás”. “Así llegamos a este triste momento de la historia”, ha afirmado.
Street ha recordado la obra de Lorca para destacar que actuar “es prestarles a los muertos una voz que los vivos pueden oír”, algo que ha calificado como “un privilegio” y el “deber” de un actor. Por otro lado, ha señalado que la “empatía” supone “la misteriosa capacidad de sentarnos juntos, extraños en un teatro o cine a oscuras, y experimentar los sentimientos de personas que no se parecen a nosotros ni suenan como nosotros”.
“La empatía puede ser una forma radical de acercamiento y diplomacia, igualmente crucial en otros ámbitos de actividad. En este nuestro mundo cada vez más hostil y volátil, espero que podamos hacer nuestra otra regla que se enseña a todos los actores: lo importante es escuchar”, ha sentenciado.
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