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La octava edición de la Caminata ‘En la Flor del Almendro’ de Ayerbe (Huesca) contará con la participación de más de mil caminantes

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AYERBE (HUESCA), 3 (EUROPA PRESS)

La localidad oscense de Ayerbe se prepara para recibir en menos de tres semanas un aluvión de visitantes –1.600 son las plazas limitadas– atraídos por la belleza de los tonos rosáceos con las que las primeras floraciones de almendros decoran el paisaje prepirenaico, siempre accesible y que los próximos 22 y 23 de febrero puede recorrerse en buena compañía en la VIII edición de la Caminata en la Flor del Almendro, que este martes 4 de febrero se presenta en la Diputación de Huesca.

Un evento recreativo organizado por el Club Deportivo Palante –toda una declaración de intenciones– y el Ayuntamiento de Ayerbe que dispone tres caminatas circulares de diferentes distancias y desniveles positivos acumulados –24 kilómetros y 745 metros, 18 kilómetros y 340 metros, y 12 kilómetros y 160 metros– en dos jornadas enfocadas a disfrutar del deporte, la naturaleza, el patrimonio y la cultura de esa zona de la Comarca de la Hoya de Huesca.

En el camino, salpicado de flores de distintas variedades de almendros, la vista de los participantes podrá recrearse también en la belleza de los Mallos de Riglos y Agüero, el Pantano las Navas, los castillos de Loarre y Marcuello, la Sierra de Loarre, Puchilibro, Peña el Sol y Peña Rueba, Gratal y Guara además de muestras del patrimonio de la zona que pueden verse de cerca en cualquier momento del año como la Virgen de Casbas –conocida como la capilla sixtina del AltoAragón– y la Colegiata de Bolea.

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El éxito de la iniciativa se constata por la suma de sus ocho ediciones ya celebradas, que no son nueve por la pandemia, y por sus plazas limitadas, repartidas desde el año pasado en dos jornadas, a razón de 800 andarines por día, para atender con todo detalle a sus participantes.

Porque quienes se apuntan a esta prueba recreativa salen a disfrutar de la naturaleza, pero realmente no van a la aventura a la vista del cúmulo de atenciones que reciben. Desde el desayuno para coger fuerzas, los varios puntos de avituallamiento repartidos en el camino –kilómetro 6,5, en el Pantano de las navas; kilómetro 12, en Loarre; y también en el 18, en la Fuente de Sarsamarcuello–, y la barra libre y la comida popular como recompensas finales en el pabellón municipal Everest.

También el regalo en forma de camiseta conmemorativa que reciben los inscritos, el personal que reparte las acreditaciones, el que días antes peina el recorrido para verificar que no quedan zonas por reparar, el que señaliza el camino y el que se despliega por los diferentes circuitos, el que integra el coche escoba que anima a los más rezagados, y también quienes se afanan en cocinar y en preparar los bocadillos a las 4 de la madrugada y los avituallamientos -también para celiacos y veganos- cada uno de los dos días. Sin olvidar la coordinación del transporte en bus desde Huesca y Zaragoza, así como las actuaciones musicales para amenizar la jornada.

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Todo ese despliegue requiere de un cuerpo de voluntarios notable, como explica a Europa Press uno de sus organizadores, José Antonio Sarasa, integrante de la junta directiva del club deportivo que, con mucho esfuerzo, saca adelante tres caminatas temáticas al año, la mencionada del almendro, la ‘Caminata bajo las estrellas’ y la dedicada a la ‘Ruta de las Ermitas’.

“Contamos con más de cien voluntarios sin los que sería imposible organizar esta prueba que desde el año pasado repartimos en dos días porque en la sexta edición el domingo vinieron a caminar 1.300 personas y el Pabellón se nos quedó pequeño y dijimos, oye, vamos a hacerlo también el sábado y así atendemos mejor a la gente”.

Pero a la pregunta concreta de cuántos forman el núcleo de la organización, Sarasa responde lacónico: “Somos cuatro. Uno, dos, tres y cuatro. No hay más, pero es que la gente joven tampoco se involucra mucho en estas cosas”, reconoce.

Los mismos que no suman los dedos de una mano hacen cuentas sin parar para generar y sacar recursos de aquí y de allá: “El año pasado el presupuesto rondó los 45.000 euros, que cubrimos con los 25 euros de cuota de inscripción -21 para los socios-, la subvención de la Comarca de la Hoya de Huesca de algo más de 1.000 euros , la treintena de empresas de las que ponemos banderolas a lo largo del recorrido, los 2.000 o 3.000 euros que sacamos con la venta de la lotería, las rifas de jamones, de aceite y de vino. Todo eso nos ayuda a llegar. Y si falta algo, como ocurrió el año pasado en la Ruta de las ermitas, el Ayuntamiento nos ayuda”, explica Sarasa.

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El empuje para impulsar estas actividades se nutre de la misma ilusión que hace varias décadas llevó a Sarasa y a sus compañeros a fundar el Club Juventud de Ayerbe, organizador de diferentes pruebas deportivas: “De esto hace ya muchos años porque yo era muy joven, pero empezamos a organizar una media maratón en Ayerbe que llegó a ser muy famosa y en la que participaban corredores como Celedonio García -histórico corredor de las carreras pedestres de pollos- y muchos keniatas hasta que las carreras se pusieron de moda en todas partes y nosotros no teníamos dinero para dar fijos de salida. También organizamos con Biescas y Escartín una competición con pruebas de piragüismo, parapente y carreras a pie y en bicicleta”, recuerda.

Los tiempos mozos pasaron y Sarasa, ya jubilado, se ha centrado en estas caminatas en las que la gente de mediana edad es mayoría: “Vienen muchos entre los 50 y 70 años, serán entre un 60% y un 70% del total, y también un grupo notable de entre 20 y 50 años y algún grupillo de más jóvenes, pero en general es gente que le gusta disfrutar de la naturaleza sin ningún afán más allá de eso, de salir al campo y disfrutar de las vistas, de la comida y bebida y de la compañía”, comenta.


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