HUESCA, 29 (EUROPA PRESS)
La diócesis de Huesca ha inaugurado este domingo 29 de diciembre, fiesta de la Sagrada Familia, el Jubileo 2025. Una apertura que tuvo lugar en los dos templos jubilares, la basílica de san Lorenzo y la catedral de Huesca, donde podrá obtenerse la Indulgencia Plenaria, han informado en una nota de prensa.
Entre ambos se desarrollaron los ritos expresivos de la apertura del Año Jubilar: la reunión; la procesión de peregrinación entre la basílica y la catedral y la entrada en esta última. En peregrinación entre la basílica y la catedral se portaron la cruz y la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza por parte de los jóvenes. En la catedral se celebró la Misa Estacional presidida por el administrador apostólico, monseñor Vicente Jiménez Zamora.
En su homilía, monseñor Vicente Jiménez Zamora ha señalado que este Jubileo, que nos llama a vivir la esperanza, “es un contraste con nuestro mundo, que está falto de esperanza. ¿Qué esperanza puede caber para los que sufren los horrores de la guerra o las calamidades del hambre y la pobreza? Igualmente en el mundo capitalista y consumista estamos faltos de esperanza y del sentido trascendente de la vida: los consumidores sólo tienen deseos y necesidades del presente que satisfacer”.
HOMILÍA
El papa Francisco convocó el Año Jubilar con la Bula Spes non confundit, La esperanza no defrauda (Rom 5, 5), donde hace una serie de llamamientos a la esperanza, citando personas, colectivos y lugares donde es más necesaria la esperanza. La bula recuerda que la base fundamental de la esperanza cristiana es la fe en Dios, en la vida eterna y en la resurrección de los muertos.
Monseñor Vicente Jiménez Zamora enumeró entre esos signos de esperanza la misericordia de Dios, la capacidad de Dios para perdonar y su amor incondicional hacia la humanidad para mantener viva la esperanza; la condonación de la deuda de los países pobres; la liberación de los presos; la acogida a los refugiados y emigrantes; la paz, la solidaridad y la fraternidad; la apertura a la vida humana ante la disminución de la natalidad y ante las cunas vacías, especialmente en los países ricos; el cuidado de los enfermos en los hospitales y en sus casas; el cuidado de los ancianos y de los abuelos, que en ocasiones padecen la soledad; los jóvenes, que son portadores de esperanza en el futuro; el cuidado de la creación; el diálogo y la oración.
El Año Jubilar es un momento oportuno para ganar la Indulgencia Plenaria. “Se nos invita a celebrar el sacramento de la Penitencia, que nos asegura que Dios misericordioso, por el ministerio de la Iglesia, perdona nuestros pecados y nos concede la paz”, ha añadido el administrador apostólico.
Monseñor Vicente Jiménez Zamora firmó con fecha del 4 de noviembre de 2024 el decreto sobre la concesión de la Indulgencia Plenaria durante el Jubileo. La Indulgencia Plenaria suprime plenamente la pena que se debe pagar por los pecados cometidos y confesados hasta ese momento.
Los fieles verdaderamente arrepentidos, excluyendo todo afecto de pecado y movidos por el espíritu de caridad, podrán ganar la Indulgencia plenaria, aplicable a las almas del Purgatorio en forma de sufragio, cumpliendo las tres condiciones acostumbradas: Confesión sacramental, Comunión eucarística y Oración por las Intercesiones del Santo Padre.
También podrán ganar la Indulgencia plenaria las monjas de clausura, los enfermos, los ancianos, los reclusos y las personas que por causas graves no puedan salir de casa si tienen verdadero arrepentimiento de los pecados; si cumplen las tres condiciones acostumbradas lo antes posible y si se unen espiritualmente a las celebraciones jubilares, ofreciendo al Señor sus sufrimientos y oraciones.
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