ZARAGOZA, 8 (EUROPA PRESS)
Fernando I ya reina en los territorios de la Corona de Aragón tras una ceremonia solemne que ha mostrado la liturgia del poder civil y de la Iglesia de la Baja Edad Media y ha permitido exhibir la majestuosidad de la catedral de la Seo de Zaragoza, donde se han reunido más de 400 invitados para presenciar un acto de divulgación histórica que también ha podido ser seguido desde el exterior del templo a través de una gran pantalla.
Organizada por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, con la colaboración de Turismo de Aragón, Cortes de Aragón, Ayuntamiento de Zaragoza, Arzobispado de Zaragoza, Caja Rural y la Universidad de Zaragoza, la ceremonia de coronación de Fernando I, conducida por el recreacionista Darío Español, ha acercado la relevancia de la historia de Aragón en la Baja Edad Media con un rigor científico que se ha trasladado tanto a la liturgia como a las vestimentas y el desempeño de quienes han participado en una recreación que ha sido seguida en el templo en medio de un respetuoso silencio pleno de atención.
Fernando de Trastámara ha llegado a caballo a la Plaza de la Seo custodiado por un cortejo formado por más de 180 caballeros tras completar un recorrido que ha partido del Palacio de la Aljafería y ha discurrido por la calle de los Diputados, Plaza de Europa, Predicadores, Manifestación, Espoz y Mina, Don Jaime I y la Plaza de la Seo.
Unos metros por delante del elegido marchaba a pie un caballero, que sobre un cojinete rojo portaba la corona. En medio de una gran expectación, se han sucedido los vítores y los toques de cuerno anunciadores de la buena nueva, que han sido secundados por el público concentrado en gran número a ambos lados de la comitiva.
Frente al templo, las autoridades eclesiásticas han recibido al nuevo monarca, que ha besado una gran cruz dorada arrodillado ante el obispo de Huesca, Domingo Ram, sustituto del arzobispo de Zaragoza, Grande de Heredia, asesinado por orden de Jaime de Urgell, adversario del propio Fernando de Trastámara.
Tras meses de trabajo silencioso de historiadores, arqueólogos, recreacionistas, divulgadores y demás expertos, la capital aragonesa ha acogido una representación fidedigna carente de artificios de uno de los momentos clave de la historia de Aragón, el que permitió superar el conflicto a la muerte sin descendencia de Martín el Humano mediante la coronación de un rey elegido en el acuerdo del Compromiso de Caspe.
En ese sentido, la Coronación de los Reyes de Aragón pretende crear un proyecto turístico y cultural de alto nivel que permita divulgar y explicar al gran público cómo se coronaban los monarcas aragoneses en la Baja Edad Media y su importancia en la historia de España, del Mediterráneo y de Europa. Así, desde este pasado viernes y hasta este domingo, se ha trasladado al gran público cómo era en realidad la vida en los territorios de la Corona de Aragón durante el periodo bajomedieval con el propósito de reforzar la identidad aragonesa y española.
UNA CEREMONIA PROFUSA EN DETALLES Y SÍMBOLOS
Los cánticos del coro han dado inicio a la liturgia, que se ha representado con tanta solemnidad como sobriedad el protocolo de la época. La reina Leonor de Alburquerque se ha ubicado frente al altar en la parte derecha, ayudada por sus damas de compañía para colocar sus amplios ropajes. Después ha llegado Fernando de Antequera, flanqueado por los infantes Alfonso V y Juan II, que lucían en su vestimenta los distintivos de los diferentes territorios de la Corona.
El recreacionista Darío Español, uno de los responsables de la Coronación, se ha transformado en heraldo de la ceremonia para sumergir de verdad a los asistentes en las claves del ritual con un discurso didáctico que ha permitido salvar el gran salto atrás en el tiempo.
Con los ojos inquietos del presente, el público ha asistido a la laboriosa y paciente –pero, en realidad, acelerada para la ocasión– tarea de despojar al monarca de sus ropajes y vestirlo con las prendas regias, llenas de llamativos bordados, en un acto simbólico tutelado por la Iglesia, en el que los reyes recibían el ‘regnum’ y el ‘imperium’. Con humildad y sometimiento, Fernando I se ha tumbado bocabajo frente al altar antes de procederse a la bendición del orbe, la corona y la espada, símbolos imprescindibles para la coronación.
Español ha desgranado las claves de los diferentes personajes protagonistas en la ceremonia: por qué la oficiaba el obispo de Huesca, qué hacía allí el metropolitano de Tarragona, qué significado tenían los símbolos de las capas de los hijos de Fernando y Leonor y qué importancia tenía la imposición de las espuelas y la espada y el gesto del espaldarazo como símbolos de la condición otorgada de caballero.
La ceremonia ha proseguido con la aceptación por Fernando I de la triple tarea de “defender el reino, proteger a los débiles e impartir justicia” antes de ser ungido con diferentes óleos como símbolo sacralizador. Posteriormente ha llegado el momento más espectacular en el que Fernando ha alzado al cielo la corona y se la ha colocado sobre su cabeza. Junto a la corona, los otros elementos, el cetro –símbolo del poder, la espada–representación de la impartición de la justicia–, y el orbe, una pequeña esfera, símbolo del poder sobre la tierra.
El nuevo monarca ha sido saludado por los asistentes, que le han dedicado varios vítores en medio de una cerrada ovación.
TORNEO Y JUSTAS EN HONOR AL NUEVO REY ESTE DOMINGO El ambiente festivo por la coronación del nuevo monarca de la Corona se traslada este domingo al campamento instalado en el parque del Palacio de la Aljafería, donde a partir de las 10.00 horas los más de 200 recreacionistas volverán a mostrar al público zaragozano las claves de cómo era la sociedad aragonesa de la Baja Edad Media.
Los arqueros demostrando su puntería sobre las dianas y sobre las piezas de caza, las tejedoras y su arte con la aguja, los comerciantes en sus puestos de venta de pieles de animal contra los rigores del invierno, el muestrario de armas para entrar en combate y los duelos a espada de caballeros pertrechados de pesadas armaduras, cuanto más aquilatadas de mayor prestancia.
Un espectáculo que este sábado ha atraído a un buen número de zaragozanos y visitantes de todas las edades y que prosigue este domingo con la preparación de las tropas y caballeros de cara al torneo y justas en honor al nuevo rey, que comenzará a las 12.30. Será media hora después de la llegada del cortejo real al palacio de la Aljafería, donde se llevará a cabo a modo de aperitivo una demostración de arquería del siglo XV.
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