CAMPO (HUESCA), 15 (EUROPA PRESS)
El Museo de Juegos Tradicionales de Campo, ubicado en un edificio de planta típicamente pirenaica en el núcleo urbano de este municipio, ofrece un recorrido por el ocio que caracterizaba tanto la vida cotidiana como las ocasiones especiales de las pasadas generaciones de oscenses.
La colección, única en España, recoge juegos significativos de la provincia de Huesca y hace hincapié en los procesos sociales y culturales que se producen en torno al tiempo libre. Se detiene a analizar los juegos, según la edad y el sexo, así como las condiciones que determinaban el acceso al ocio de los distintos sectores de la sociedad.
La responsable del museo, Judith Lacoma, ha subrayado que “el museo se decidió hacer porque en el pueblo hay un juego de mujeres que es tradicional, las birllas. Y de esta manera se podía dar a conocer el juego, así como enseñar juegos tradicionales de otros lugares”.
Además, como ha matizado Lacoma, al ser “una de las pocas opciones a nivel cultural que hay” se ha convertido no solo en un recuerdo de lo que ha sido la vida social de los vecinos durante décadas sino en un centro de divulgación y visitas muy importante para la localidad.
LA COLECCIÓN
La exposición permanente está dividida en cuatro salas diferentes. La primera está dedicada a los juegos infantiles, que muestra cómo los niños y niñas construían sus muñecos a partir de objetos desechados o que encontraban en el entorno. También ejemplifica cómo la diversión se separaba a edades tempranas según el sexo.
La segunda se centra en los juegos femeninos. En concreto, en las birllas, que es un tipo de juego de bolos tradicional de la zona exclusivo para mujeres. En esta sección se presentan también juegos procedentes de otras comunidades autónomas e incluso de Francia.
El juego de las birllas, que se sigue practicando en la actualidad, está compuesto por nueve piezas de madera de haya y otra esférica de madera maciza. Se colocan en filas de tres formando un cuadrado y se juega en dos equipos de dos a cinco mujeres.
Una de las curiosidades es que la temporada para jugar va desde el día después al Domingo de Resurrección hasta pasadas las fiestas de agosto. Antiguamente se jugaba solo las tardes de los domingos y festivos, pero ahora las mujeres se reúnen todas las tardes.
La tercera sala exhibe los juegos de los hombres, que, como ha informado la responsable del museo, “es la más amplia debido a cómo era la sociedad antes”. Incluye numerosos y variados divertimentos, desde los tejos, la rana, los bolos o las llaves hasta otros que solo se practicaban en fiestas, como las carreras, las luchas o los lanzamientos.
Por último, “la cuarta es una exposición sorprendente”, ha indicado Lacoma, porque “se trata de una colección de hueveras, para comer el huevo pasado por agua”.
OTROS SERVICIOS
El museo cuenta con la particularidad de que se puede interactuar con los juguetes para jugar con los distintos elementos de la colección y así aprender sobre su funcionamiento.
Anteriormente contaba con una biblioteca, pero ya no se dispone de este servicio porque “era de una persona particular y no ha querido dejar dicha documentación en el museo, por lo que ya no hay acceso a ella”, ha declarado Lacoma.
“Como pasó en todas las partes, la pandemia ha tenido un efecto negativo sobre el museo”, ha manifestado la responsable, “al principio se tuvo que cerrar debido a que estaban restringidos los viajes y cuando se pudo viajar había restricciones en cuanto a aforo. Además de que la gente tenía un poquito más de miedo por tratarse de un espacio cerrado”. Este verano las visitas al museo ya han retomado la normalidad, sin limitaciones de aforo.
Se puede visitar de martes a domingo por las mañanas, en el horario de 11.00 a 14.00 horas y es necesario realizar cita previa en el siguiente enlace: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSdqxP-Ip7WnTwOOLNftTpQi9XI6UryvjsEEYrTl_m7OWWmVrw/viewform
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