SEVILLA, 15 (EUROPA PRESS)
La Consejería de Cultura ha contratado unos trabajos de movimientos de tierra y colocación de material geotextil en el entorno de la tumba de Postumio del conjunto arqueológico de Carmona (Sevilla), donde descansa una necrópolis romana cuyo origen se remonta al siglo I de nuestra era. La tumba de Postumio es, de hecho, uno de los principales enclaves de este espectacular recinto funerario.
Esta tumba, datada a mediados del siglo I de la era actual y promovida por Quinto Postumio para él y sus familiares, está situada en la zona de la necrópolis correspondiente al Campo de los Olivos.
El sepulcro está caracterizado por un gran patio excavado en el suelo, al cual se accede mediante una escalera adosada al flanco occidental del recinto.
VESTIGIOS DE LOS FRESCOS
Desde el patio, dotado de un altar en una de sus esquinas y de un quemadero o “ustrinum”, se abre una cámara funeraria que contiene en su interior siete nichos y un enterramiento de inhumación, conservando aún esta estancia restos de los hermosos frescos que habrían decorado sus paredes y techo. Se trata de pinturas obra del artista C. Silvanus, extremo conocido al haber dejado el mismo su firma en una de las esquinas, lo cual es extraordinario en el mundo romano.
La necrópolis romana de Carmona fue abierta al público en 1885 de la mano de Juan Fernández López y el célebre arqueólogo e historiador George Edward Bonsor como copropietarios del enclave, conformado entonces por más de un centenar de tumbas de época romana y un museo instalado en torno a las mismas.
TODA UNA GRAN NECRÓPOLIS
Empero, en el último tramo del siglo XX, en la necrópolis romana de Carmona ya habían sido excavados aproximadamente unos 230 complejos funerarios, algunos de ellos con decoraciones parietales pintadas con motivos fúnebres, destacando la tipología de los mausoleos debido a su singularidad arquitectónica.
Pesa además la investigación científica desarrollada en la necrópolis entre octubre y diciembre de 2020 por el Instituto de Geofísica de Andalucía de la Universidad de Granada (UGR), bajo la dirección del arqueólogo Alejandro Jiménez.
Fruto del mencionado estudio geofísico mediante georradar, prospecciones magnéticas y técnicas de tomografía eléctrica en 12.700 metros cuadrados del conjunto arqueológico divididos entre tres sectores, –los de la finca Huerto Casquizo, de la antigua vía a Hispalis y del entorno del Mausoleo Circular del Campo de los Olivos–, fueron detectadas más de 240 estructuras en el subsuelo susceptibles de corresponder a enterramientos.
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