SEVILLA, 19 (EUROPA PRESS)
Expertos en Servicio de Aparato Digestivo de los hospitales Quirónsalud Sagrado Corazón e Infanta Luisa de Sevilla dan visibilidad a la Enfermedad Inflamatoria Instestinal (EII) en el día mundial de la afección. Una enfermedad cada vez más frecuente –enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa– y que engloba un conjunto de trastornos inflamatorios crónicos que afectan principalmente al intestino y, a veces, a otros órganos como la piel, los ojos, el hígado o las articulaciones.
Según la Confederación de Asociaciones de Crohn y Colitis Ulcerosa (ACCU), más de 350.000 personas sufren estas enfermedades en España y suponen para estos pacientes una importante pérdida de calidad de vida, según informa el centro hospitalario en una nota de prensa.
Claudio Trigo, especialista en Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, apunta que, a pesar de que no se conocen causas exactas para la aparición de estas enfermedades, la hipótesis más aceptada contempla a la interacción entre varios factores genéticos, ambientales y biológicos. “Los factores individuales y ambientales terminan incidiendo en la microbiota intestinal, produciendo una alteración de la misma y una activación incontrolada del sistema inmunitario frente a ella”, recalca el doctor.
Según el especialista del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa Manuel Medina, experto en Neurogastroenterología, la microbiota intestinal tiene un papel fundamental en la activación de dicho sistema inmunológico, del mismo modo que “un porcentaje no despreciable de pacientes afectos de estos trastornos” padezcan síntomas en el estado de ánimo, en primer lugar por el malestar de dicha enfermedad inflamatoria, pero también por la presencia de esa disbiosis, “que es la que causa gran disconfort y pérdida de la calidad de vida, sumiendo a estos pacientes en distimias o alteraciones del estado de ánimo, de lo que hay una amplia evidencia científica que lo avala”.
La conexión del cerebro-intestino es anatómica y hormonal y alteraciones a este nivel también están presentes en pacientes afectos de enfermedad inflamatoria intestinal, por lo que independientemente de que esta entidad cursa en brotes de inflamación, en muchos casos lo que da mala calidad de vida a estos pacientes son alteraciones del eje cerebro-intestino, a nivel de la membrana intestinal y microbiota, que hacen que pasen sustancias bacterianas al torrente sanguíneo capaces de producir cambios en el estado de ánimo en las personas.
En este sentido, el doctor Manuel Medina señala que el uso de fármacos neuromoduladores en este tipo de pacientes, como antidepresivos o ansiolíticos, pueden ayudar a modificar la producción hormonal que regula, aparte del estado de ánimo, la función digestiva. En cuanto a los síntomas, pueden ser muy variados, a veces incluso leves, que pueden retrasar el diagnóstico. Los más habituales son la diarrea, el dolor abdominal y la emisión de sangre en las heces o la pérdida de peso.
Cuando se da en niños, se puede manifestar con retraso en el crecimiento y de la maduración sexual. La enfermedad incide sobre todo en gente joven con una merma muy importante en la calidad de vida, a menudo con síntomas incapacitantes. La existencia en la familia de pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal constituye un factor de riesgo importante para su desarrollo –con cifras de hasta un 20% de riesgo de desarrollo de la enfermedad si los dos progenitores la presentan–, por lo que la realización de estas pruebas diagnósticas cuando existe algún antecedente familiar cobra un especial interés en presencia de síntomas compatibles.
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