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Este domingo, la Bienal revivirá la época dorada del flamenco con el estreno del nuevo trabajo de Israel Fernández

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TOLEDO/SEVILLA, 20 (EUROPA PRESS)

El toledano Israel Fernández (Corral de Almaguer, 1989) está de estreno y vestido para la ocasión. Este viernes, 20 de septiembre, sale a la luz ‘Por amor al cante’, su último disco, en el que ha dado rienda suelta a los cantes más antiguos que tenía interiorizados desde pequeño, y que interpreta con dominio. La puesta de largo de este nuevo trabajo será en la Bienal de Sevilla, concretamente con una cita el próximo domingo, 22 de febrero en el Teatro Alameda, con entradas agotadas.

En este viaje a la época dorada del cante jondo, Fernández dice sentirse como un “arqueólogo del flamenco”, pues ha rescatado a un tocaor con “lealtad”, Antonio ‘El Relojero’, quien, según defiende, está “en peligro de extinción”.

Su garganta y sus cuerdas han encajado en una perfecta simbiosis. Aunque no comparten épocas, están ligados por la forma en la que sienten el flamenco, hasta el punto de entenderse “con una mirada”, tal y como ha relatado a Europa Press.

Sobre su últimmo trabajo, Fernández ha destacado que con el cante y la música “estoy dispuesto a hacer feliz, a sacar una sonrisa al público, a mi familia, a mis amigos”. Así, ha destacado que “hacer feliz a alguien es el mayor regalo que puedo hacer, de ahí el título”.

Preguntado por su “vuelta” a los cantes antiguos en este trabajo, e artista ha aseverado que “realmente no es volver, porque nunca me fui. Cuando uno se sabe el camino, va y viene cuando quiere. Yo soy un cantador que intento aportar lo que siento en el momento. Grabo sin ninguna pretensión”. Así, ha detallado que el disco incluye seis temas con seis palos, recalcando que “me gustaría que se escucharan sobre todo las letras, el mensaje. La música es como una conversación contigo mismo”.

Sobre cómo surgió este disco con Antonio ‘El Relojero’, ha explicado que, “aunque dependemos de nuestros hechos y de nuestras acciones, hay algo que se nos va de las manos, que es la vida misma, que es al final quien te lleva. Con Antonio pasó esto. Lo conocí en un concurso, al que yo no quería ir, cuando estaba trabajando con Sara Baras, en el Teatro Apolo. Fui porque me gusta la afición y allí le conocí. Ha sido una bendición encontrarlo, porque he aprendido muchas cosas de él. Aparte, es muy parecido a mí, me entiendo con él perfectamente. Yo le decía el palo por el que iba a cantar, y ya está. Él sabe lo que tiene que tocar, yo sé lo que tengo que cantar. Nos une la manera de sentir. Ahí surge la magia”.

En este punto, ha destacado que ‘El Relojero’ es un guitarrista que no se ha dedicado profesionalmente a ello “está en peligro de extinción”. “Esa forma de sentir y ese toque se está perdiendo por falta de afición a esos discos de pizarra, incluso de cilindro, que son del 1890 al 1950. Suena a Miguel Borrull, a Sabicas”, ha apostillado.

El disco ha sido grabado en peñas flamencas, algo sobre lo que Isral Fernández ha puesto de relieve que son lugares “formados por socios con mucha afición, que contratan incluso a los artistas, y lo escuchan por amor al cante. No es igual cantar en un teatro, que en una peña, por donde han pasado los mejores artistas. Además, ‘El Relojero’ tiene todo el concepto de esa época, donde la gente siente esa pasión por flamenco”.

“Hicimos como siete o ocho peñas, pero no hemos preparado nada. Aunque seamos de distinta época, la forma de sentir es la misma. Musicalmente, nos entendemos con la mirada. Después nos hemos quedado con lo que más nos ha gustado de lo que hemos grabado en directo”, ha resaltado.

Además, el cantaor ha señalado que con este trabajo pretende llegar al público “que nunca ha escuchado los cantes antiguos, para que no se pierdan y disfruten de ellos. Para no ser un egoísta flamenco. Un disco así, en este tiempo, es un atrevimiento, porque son temas que se grabaron en 1940, en 1950 y que yo he escuchado desde chiquitito. Sin ‘El Relojero’ hubiera sido muy difícil hacerlo, porque no hay muchos guitarristas de esos, con tanta lealtad”.

A este respecto, ha señalado la “responsabilidad” que supone interpretar a los autores de estos cantes, algo que “combate” con “respeto, amor y devoción”.


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