SEVILLA, 5 (EUROPA PRESS)
El retablo mayor de la parroquia del Sagrario, anexa a la Catedral de Sevilla, luce ya todo su esplendor una vez han culminado los trabajos de conservación y restauración, que han supuesto el “broche final” a la intervención llevada a cabo durante varios años en en este templo, y lo hace coincidiendo, además, con el cuarto centenario del nacimiento de Pedro Roldán, uno de los artífices de esta magnífica obra que se halla, curiosamente, en la parroquia donde se bautizó el insigne escultor.
“Es el sueño de cualquier párroco. Viendo este retablo, uno se emociona por su calidad. El creyente y el que no lo sea entra en este lugar y si no le invita a la oración por la fe, lo hace al recogimiento por la contemplación de la belleza”. Así lo ha expresado el párroco del Sagrario, Manuel Cotrino, durante la presentación del resultado de la intervención –sufrada por el templo y con un plazo de ejecución de seis meses– que este jueves ha tenido lugar en el interior del mismo, junto al citado retablo.
Por su parte, el delegado diocesano de Patrimonio Cultural, Antonio Rodríguez Babío, ha agradecido al párroco “toda su implicación y el esfuerzo que se ha hecho; no solo económico”, así como la labor del equipo de restauración y, en especial, a los coordinadores del proyecto –Antonio Gamero y Agustín Martín–, que han logrado no sólo recuperar una obra sino que “pueda seguir dando este retablo un mensaje evangelizador, que nos muestra a Cristo muerto en los brazos de su madre”.
Es una obra que, casualmente, no se hizo para este sitio, sino para el convento de la Casa Grande de San Francisco. En cuanto al proyecto en sí, ha consistido en una intervención integral, “partiendo desde una limpieza general superficial, de todas las maderas que se han tenido que tratar, y consolidación”. “Aquí vemos el relieve central, que es una pieza de un porte y una envergadura bastante grande, en el que se han tenido que desmontar prácticamente todas las esculturas y tratar todas esas grietas y limpiar todos los dorados”, ha afirmado Agustín Martín.
El actual retablo mayor (1665-1669) es obra de Francisco Dionisio de Ribas, que realizó su estructura, Pedro Roldán, como autor de las tallas y Valdés Leal, que se ocupó de su policromía. “Estamos hablando de tres grandes autores del barroco, que seguimos redescubriendo y estudiando su técnica para seguir disfrutando y compartiendo con los demás, como estamos haciendo hoy de esta obra”, ha destacado el coordinador del proyecto.
En lo que respecta a los trabajos de restauración, “una de las cosas más complejas, quizás, ha sido lo relativo al soporte, puesto que dicho relieve central se ha tenido que desmontar pieza a pieza porque las maderas no estaban bien ancladas”, ha abundado su compañero Antonio Gamero. En este sentido, la Catedral decidió exponer durante unos días a fieles y público en general el Cristo Yacente, junto al presbiterio, para que se pudiera “redescubrir” esta imponente talla de Roldán.
DETALLES DE LA INTERVENCIÓN
La intervención comenzó con la eliminación de polvo y depósitos superficiales como el hollín, desde la parte superior y descendiendo por plantas, así como por elementos ornamentales. Seguidamente, se inició la consolidación de la capa polícroma, estabilizando y conservando de esta manera todos los restos originales que se conservan en el retablo.
Otro apartado importante ha sido la actuación sobre el soporte, comenzando por la estabilización y sellado de las grietas, junto a la limpieza de todas las maderas vistas, en particular en las cornisas.
El relieve central de la Piedad tuvo que ser desmontado casi en su totalidad por problemas de estabilidad de las piezas de las esculturas y la degradación de las telas encoladas que cubrían los huecos entre las mismas. Gracias a este desmontaje se ha podido acceder al reverso de las obras y ver el proceso de ejecución, aprovechando la ocasión para sanear y estabilizar las patologías que presentaban por el anverso.
“Estamos seguros de que al contemplar el retablo en toda su belleza servirá no sólo para acercar a los fieles a Dios sino también para deleiarnos con esta obra de primer nivel y para transmitirla a las generaciones venideras en las condiciones que merece”, tal como han enfatizado tanto el párroco como el delegado diocesano.
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