SEVILLA, 12 (EUROPA PRESS)
El párroco de la iglesia de San Jacinto, Javier Rodríguez, ha pedido comprensión tras la concentración celebrada este pasado jueves por la tarde contra la tala del ficus centenario que se encuentra dentro del recinto de la citada parroquia, para lo cual la misma ha solicitado y conseguido licencia, por el “riesgo que entraña el árbol” para las personas y “por los problemas” que genera en la estructura del templo dominico.
El párroco, en declaraciones a Europa Press, ha explicado que la solicitud de la tala de este árbol no es una “decisión personal”, sino sustentada en hasta “cinco estudios” que la iglesia ha “encargado y costeado” para comprobar la “viabilidad del ficus”, un ejemplar emblemático por su porte e historia. Así, según el párroco, todos los estudios corroboraron la “necesidad de talar” el citado árbol.
Estos estudios a los que alude fueron trasladados a la Comisión de Patrimonio Histórico de Sevilla, para que comprobara cómo está afectando el ficus tanto al bien de interés cultural (BIC) que constituye la Iglesia de San Jacinto, “como a los viandantes” en materia de riesgos de desprendimiento de ramas.
Rodríguez ha recordado, en ese sentido, que en marzo del pasado año, una rama de este árbol se desprendió sobre la calle, extremo saldado con seis personas afectadas, de 23, 24, 52, 58, 66 y 80 años, tres de ellas hospitalizadas. De las consecuencias de este accidente, ha afirmado, se tuvo que “hacer cargo” la parroquia, como “responsable” del árbol.
LOS COSTES
Tras este accidente el Ayuntamiento realizó una poda que, según Rodríguez, costó “13.000 euros a la parroquia”, tras haber costeado ya una “primera poda en 2018, por valor de 4.000 euros”. El párroco ha manifestado así que él es el “primero que quiere que el árbol se quede”, pero ha insistido en que su “presencia pone en peligro a la iglesia, las aceras y a los viandantes, por el tamaño de las ramas que pueden caer y por la naturaleza de las ramas del ficus, que están en constante expansión”.
Así, Rodríguez ha expresado que comprende a los manifestantes contrarios al apeo del emblemático ficus. “Ojalá se pudiera arreglar”, ha dicho, asegurando no obstante que es “inevitable” la tala del ficus por los motivos ya expuestos.
EL “ALCANCE” DE LAS MEDIDAS
A tal efecto, recordemos que la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, adscrita a la Consejería de Cultura, apostó por que fueran “especialistas” los que fijasen “el alcance” de las medidas a aplicar a este árbol, es decir, quienes las definiesen. Finalmente, y previa petición del apeo por parte de la parroquia dueña del ficus por estar en sus terrenos, la Gerencia de Urbanismo concedió la licencia de apeo o tala.
La Gerencia analizó, en su momento, tanto la solicitud de tala como el informe sobre la afección del árbol en la parroquia, así como el informe de Parques y Jardines en respuesta a la solicitud hecha por la propia administración local sobre la “viabilidad” de mantener el ejemplar. Sobre este último punto, el informe municipal señalaba que “siempre y cuando se tomen medidas de conservación, no sería necesario el apeo”, toda vez que esas medidas de conservación recaen en el titular o propietario del BIC, que es la propia parroquia.
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