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MÁLAGA, 20 (EUROPA PRESS)
Un hombre se enfrenta a una petición de 29 años de cárcel al ser acusado por intentar asesinar a su exnovia, en una agresión “brutal” en la que le habría asestado 27 puñaladas; y por supuestos malos tratos desde casi el comienzo de la relación con la víctima, que sufrió graves secuelas por este último ataque. En su derecho a la última palabra, el procesado ha pedido perdón y ha dicho: “No quise llegar a ese límite. Me arrepentí desde el minuto uno”.
El juicio ha quedado este jueves visto para sentencia en la Sección Octava de la Audiencia de Málaga, donde también se ha celebrado una vista en la que la Fiscalía y la acusación particular, en representación de la víctima han pedido que se prorrogue la prisión provisional por la gravedad de los hechos y por riesgo de fuga, además de garantizar el alejamiento de la víctima. La defensa se ha opuesto.
Los hechos sucedieron en mayo de 2021. El acusado y la víctima habían mantenido una relación durante dos años, pero habían roto en enero de dicho año. Ese día, él la llamó para que fuera a su casa en Benalmádena para devolverle un dinero y cuando llegó le dio 150 euros y le dijo “ahora te vas a enterar”, según relató la chica este pasado miércoles. Entonces, supuestamente comenzó a agredirla, primero con puñetazos y luego con dos cuchillos con los que le dio 27 puñaladas.
La joven sufrió graves lesiones, con heridas en órganos vitales y el hundimiento parcial del cráneo donde quedó una parte de un cuchillo. Esto hizo que la mujer estuviera al borde de la muerte, según los escritos de la acusación particular y de la Fiscalía, lo que solo se evitó por la asistencia sanitaria. También presenta importantes secuelas, como la extirpación de un riñón. Además, las acusaciones relatan varios episodios de maltrato anteriores.
Las acusaciones consideran que lo relatado por la víctima en su declaración de este pasado miércoles, corroborado por informes psicológicos y forenses, así como por testificales, como la de la madre o el compañero de piso de él, es compatible con los delitos de maltrato habitual, amenazas, dos delitos de malos tratos y asesinato en grado de tentativa. El fiscal pide 24 años de cárcel, mientras que la acusación particular eleva la petición a 29 años de prisión.
Ambas parten han coincidido en la “agresividad brutal” del acusado en su agresión y en la declaración “detallada”, “precisa” y “coherente” de la víctima, que “fue muy fuerte al declarar”, ha dicho la fiscal, quien considera, igual que la letrada de la acusación particular, Pilar Morales, que la intención del procesado era matar, como así se lo reconoció a un policía que lo custodiaba al que también dijo: “Mi vida arruinada por una puta”.
Han indicado que se trató de una acción premeditada porque no es fruto de un estímulo en el momento, ya que había comprado el cuchillo que “empleó hasta romperlo” y han asegurado que hay alevosía, al tiempo que rechazan el desestimiento alegado por la defensa, desde el momento en que son 27 puñaladas. La letrada entiende acreditado que fue una tentativa de asesinato acabada porque realiza todas las acciones necesarias para ello, con heridas en órganos vitales.
La fiscal ha hablado de “una escalada de violencia desde la verbal a la física como describe perfectamente la víctima” en su declaración desde casi el comienzo de la relación y ha apuntado que el hombre generó una “situación de control y dominación” sobre la de la que esta no podía salir. Además, ha señalado que, según los informes, el acusado es una persona “manipuladora”.
Ambas acusaciones también han coincidido en que el hombre ha cambiado de versiones durante toda la instrucción, con un reconocimiento “sesgado y minimizando los hechos”, ha apuntado la abogada. Asimismo, han indicado que el acusado no presenta alteración psíquica alguna y que las amenazas y malos tratos están corroborados por mensajes de texto y testigos, como el que era compañero de piso del acusado, que declaró que le reconoció que a veces se le había ido la mano con ella y que la insultaba.
Rechazan la existencia de las atenuantes de confesión, dilaciones indebidas y arrebato, al estimar en este último caso que el único estímulo del procesado es “una obsesión de control sobre la víctima que es el germen del maltrato”. Además, la abogada han reseñado que el acusado no hizo nada por salvarla e insta a que se apliquen las agravantes de parentesco y de violencia de género y la existencia de ensañamiento.
Por contra, el propio procesado, tras pedir perdón a la víctima y a la familia, ha dicho en su derecho a la última palabra que intentó “hacer todo lo posible para salvarla”. Su defensa, ejercida por el abogado Eduardo Zuleta, no ha cuestionado los hechos objetivos de las lesiones de la mujer, pero sí la intención de su cliente, apuntando que llamó a los servicios sanitarios y a la Policía pocos minutos después de lo ocurrido, momento en el que confesó los hechos y que lo hizo “para salvarle la vida”.
Así, entiende que realizó todos los actos propios del desestimiento, recogido en el Código Penal para los casos en los que “se haya evitado el resultado inicialmente buscado, es decir, que el desistimiento despliegue su eficacia”, como en su opinión es el caso. Por esto, considera que la horquilla es de seis a nueve años de prisión.
Asimismo, el letrado ha indicado que no se han concretado los dos delitos de maltrato por qué hechos concretos son y ha alegado que no se acredita que los mensajes fueran mandados desde el teléfono del acusado y que solo hay testimonios en este sentido de referencia y por parte de mujer, por lo que no supera lo necesario para eliminar la presunción de inocencia.
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