MÁLAGA, 18 (EUROPA PRESS)
El verano y el tiempo libre favorece el aumento de horas que los niños y adolescentes pasan con los dispositivos electrónicos y, sobre todo, de los juegos online. Así, expertos de Vithas Málaga dan unas pautas para detectar si tu hijo está desarrollando una adicción a los juegos online.
Marina Romero González, psiquiatra infantil y coordinadora de la Unidad de Salud Mental Infantil y de Neurodesarrollo de Vithas Málaga, ha señalado que “ya con el confinamiento, hemos experimentado un aumento de problemas de adicciones a las nuevas tecnologías de lo más jóvenes, lo cual puede contribuir negativamente a desconfigurar determinados procesos vinculados al desarrollo de la personalidad de los adolescentes más vulnerables, invirtiendo los aspectos relacionados con la sociabilidad, propios de este periodo etario, por el individualismo y el aislamiento”.
Según el Informe Juventud en España 2020, la conexión a Internet tiene un marcado perfil de edad: los individuos de entre 14 y 24 años dedican una gran parte de su tiempo –desde dos horas a más de tres horas– a la interacción online. Además, esta tendencia de los más jóvenes a estar más tiempo conectados no depende de los estudios, al contrario, cuanto menos nivel de estudios, más tiempo están online.
Además, el uso compulsivo de Internet ha aumentado en 2021 (23,5% frente al 20% en 2019) en ambos sexos y en todos los tramos de edad. Se advierte un mayor aumento de la prevalencia entre las chicas (28,8% en 2021 y 23,4% en 2019) que entre los chicos (18,4% en 2021 y 16,4% en 2019) y en edades más tempranas.
Por eso, para la psicóloga María Cóndor “es importante que dentro del entorno familiar se detecten determinados comportamientos de alarma que pueden avisar de un posible trastorno”.
Entre ellos se encuentran que el juego es su única preocupación y conversación posible. Cuando no está delante del ordenador, el adolescente sigue hablando sobre temas relacionados con los videojuegos. También Irritabilidad, más allá del ordenador o del móvil, todo le molesta y no muestra atención por cosas que antes sí que le interesaban.
Otro comportamiento es que no reconoce las horas que está jugando y miente sobre las mismas a sus padres o amigos, enfadándose si se le recrimina o si se le echa en cara. Además, es capaz de no dormir y no comer con tal de estar más tiempo delante de la pantalla. Nada es más importante que la partida y deja a un lado cualquier otra tarea que se le imponga.
Asimismo, asegura que va a jugar un rato antes de estudiar y pasa varias horas sin poder parar. Por otro lado, también las malas notas y desinterés en los estudios.
Otro comportamiento es la escasa vida social, y ante una discusión, un momento de crisis o de ansiedad, el niño solo está en el ordenador y vuelca en él toda su energía. Se refugia en el juego.
De igual modo, las alteraciones del sueño y de los hábitos alimenticios por estar demasiadas horas jugando, así como problemas de atención y concentración en tareas y actividades diarias.
Cóndor ha asegurado “hay que entender que jugar online no es algo malo. Lo malo está en la dosis de juego”. “En el momento que estar en el ordenador nos aísla, nos incapacita para disfrutar de otras actividades, nos hace empeorar nuestro rendimiento, nos hace estar con ansiedad y es usado como vía de escape incontrolable es cuando hay que intervenir”, ha concluido la psicóloga.
- Te recomendamos -