JAÉN, 13 (EUROPA PRESS)
La Sección Tercera de la Audiencia de Jaén ha juzgado a un hombre de 36 años acusado de agredir sexualmente a la sobrina de su pareja sentimental, una niña de seis años.
Los hechos se remontan al 25 de diciembre de 2023 cuando el acusado, tras la comida de navidad con la familia de su pareja decidió acostarse la siesta con la menor, sin que en aquel momento ninguna de las personas adultas que se encontraban en la sala pusieran pega alguna.
Fueron las dos hijas de la pareja sentimental del acusado, que han reconocido en el juicio que no les gustaba el acusado, las que en compañía con la hermana de la menor decidieron subir a la habitación para ver lo que pasaba porque tenían “sospechas”.
Cuando entraron sin llamar a la habitación han declarado que encontraron al acusado abrazado a la menor y tapados y que él hizo el gesto de subirse los pantalones. A partir de aquí vino la denuncia interpuesta por la madre de la menor.
No obstante, la niña en ningún momento reconoció o contó que hubiera pasado algo y en su declaración como prueba preconstituida solo indicó que el acusado y ella estaban jugando a “piedra, papel y tijera”.
Por su parte, el acusado ha negado que durante los cinco minutos que estuvo con la menor, antes de que se presentaran las tres chicas en la habitación, hubiera pasado algo. “Me tenían manía porque estaban en contra de que yo tuviera una relación con su madre”, ha dicho el acusado, que ha incidido en que todo ha sido “una invención” de las hijas de su ya expareja para desacreditarlo.
“Yo estaba vestido y la niña también, solo me quité los zapatos para meterme en la cama”, ha dicho el acusado ante el tribunal durante un juicio que ya ha quedado visto para sentencia.
Por su parte, el médico forense encargado de la exploración de la menor tras la interposición de la denuncia ha declarado que la niña “no presentaba signos de violencia genital ni extragenital”.
El Ministerio Fiscal ha calificado los hechos como un presunto delito de agresión sexual por el que reclama que se le impongan al acusado tres años de prisión y que indemnice a la menor con 1.000 euros por los daños morales.
A todo ello se ha sumado la acusación particular, mientras que la defensa ha abogado por la absolución por considerar que “no hay ningún tipo de prueba”, más allá de las “sospechas” de las primas y hermana de la menor que hubiera podido pasar algo en “los cinco minutos” que tardaron en subir a la habitación.
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