JAÉN, 20 (EUROPA PRESS)
El anejo de Mogón, perteneciente al municipio jiennense de Villacarrillo, volverá a celebrar este sábado el entierro de su alcalde pedáneo, una tradición que comenzó en 1989 y que ya se ha convertido en todo un atractivo turístico.
Año tras año, el peculiar entierro ha venido atrayendo a visitantes de toda la provincia de Jaén, y ya incluso de fuera, para participar este el peculiar cortejo fúnebre que recorre el paseo de esta pequeña población situada al pie de la Sierra de Las Villas, justo en el valle que conforman los ríos Guadalquivir y Aguascebas.
Este popular evento supone el preludio de lo que serán la feria y fiestas patronales de Mogón, que se celebrarán en agosto y que contribuyen a que durante el verano este anejo que durante el resto del año ronda los 900 habitantes, duplique su población y se superen los 2.000 habitantes.
Este año por su condición de alcalde pedáneo volverá a representar el papel de difunto, Daniel Santos, un joven de 31 años, que se estrenó en el papel en 2019, aunque anteriormente, durante ocho años, también vivió la tradición como miembro de la banda de música que acompaña al cortejo fúnebre.
Santos ha indicado a Europa Press que en esta ocasión no hay novedades respecto a otros años, pero sí muchas ganas de disfrutarlo porque se trata de una tradición “muy chula”, que año tras año gana seguidores y quien lo vive, repite.
Con la tranquilidad de ser ya todo un experto en hacer de finado durante unas horas, Dani Santos ha indicado que lo sigue afrontando con “muchas ganas”. El difunto más vivo de la provincia ha reconocido que no se considera una persona supersticiosa y que lo ve como “algo normal”, aunque ha reconocido que la primera vez que lo hizo lo que más impresión le dio fue ver el féretro, aunque luego, una vez dentro se le pasó
“Una vez que te metes y cierras los ojos, ya te da igual, como ya no ves nada, ya lo próximo que veas es cuando vas al río”, señala este joven alcalde que sí reconoce que al empezar el día sí siente los nervios “de que te vas a meter en una caja, pero bueno, luego, una vez que estás dentro y eso, no es tanto como parece”.
Vestido de riguroso traje oscuro, Santos ocupará el ataúd que a partir de las 22,00 horas recorrerá Mogón parándose en cada bar hasta acabar en el Aguascebas donde literalmente será arrojado al agua con el único fin de resucitarlo. Eso sí, “antes de tirarme al agua, me quitaré la chaqueta y los zapatos”, ha dicho Daniel, que repetirá el mismo traje que tiene para la ocasión y que a este paso le servirá en ocasiones venideras.
El cortejo partirá desde el Centro Municipal acompañado por todo el séquito y bajo los sones de la banda de tambores y cornetas de Mogón. Un grupo de unos diez amigos del concejal serán los encargados de transportar a hombros el ataúd y de hacer parada obligatoria en cada uno de los siete establecimientos hosteleros del Paseo de Mogón.
En total, entre una hora u hora y media es lo que dura el recorrido en el que Daniel Santos deberá tomarse la correspondiente consumición en cada una de las paradas antes de llegar al Aguascebas donde recibirá el remojón necesario para resucitarlo.
Esta tradición vino de la mano de Francisco Chivani en 1989. Desde entonces, y con algunos lapsus de tiempo en que no se ha llevado a cabo, se ha ido más o menos manteniendo y ahora con más ahínco si cabe tras comprobar la enorme repercusión que tiene en este pequeño anejo.
Con esta particular tradición se pretende simbolizar el descanso que se quiere dar al alcalde o alcaldesa –aunque todavía ninguna mujer haya ejercido como protagonista de este curioso honor– antes de la llegada de la feria y fiestas patronales.
Lo mejor, según coinciden los que han ejercido de protagonistas en este curioso entierro, es llegar al río y ser lanzado al agua para recuperarse del paseo y ya salir resucitado y con fuerzas renovadas con las que afrontar las fiestas patronales.
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