HUELVA, 24 (EUROPA PRESS)
El Boletín Oficial del Estado (BOE) ha publicado este martes el anuncio del Servicio Provincial de Costas en Huelva de la aprobación definitiva del ‘Proyecto de Aportación de arena y mejora de los dispositivos de retención de la misma en la playa de Matalascañas’ (Almonte, Huelva), que cuenta con un presupuesto de 5,9 millones de euros y un periodo de ejecución de cuatro meses. Estos trabajos consistirán en la remodelación de nueve espigones y de aporte de 700.000 metros cúbicos de arena.
En un audio remitido a los medios de comunicación, la subdelegada del Gobierno en Huelva, María José Rico, ha señalado que el Gobierno de España “se comprometió a raíz de los temporales de 2018, dentro de esta estrategia de sostenibilidad y protección de la costa de regenerar toda la playa de Matalascañas”.
Así, ha indicado que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, dentro de los fondos de PRTR del gobierno de España, realiza “una apuesta decidida de más de seis millones de euros para aportación de arena y mejora de dispositivos de retención de la misma en la playa de Matalascañas”.
Al respecto, ha explicado que las obras consiste en “una aportación masiva de arena de más de 700.000 metros cúbicos aproximadamente” y “en una especie de regeneración de los espigones en peine que hay en la playa que como han sido hundidos, se van a recrecer en la mitad de ellos para hacerlo más accesible y para que puedan contener las corrientes”.
SITUACIÓN DE LA PLAYA
De este modo, según el proyecto, consultado por Europa Press, la playa de Matalascañas viene sufriendo desde hace tiempo “una regresión muy destacada, con desplazamiento de cantidades masivas de arena, quedando la playa emergida en pleamar con una superficie muy reducida y en algunos tramos inexistente”, por lo que la acción del oleaje “se ha cebado con el acantilado arenoso que se desarrolla inmediatamente a poniente de la urbanización de Matalascañas, erosionándolo de una forma continua y persistente”.
Ello viene provocando “un retroceso paulatino del frente del acantilado”, además de “situaciones peligrosas cuando la marea está alta y no existen espacios disponibles entre el acantilado y la orilla” y “la caída de algunas de las instalaciones existentes en la ladera del cantil ha provocado el que en la orilla se hayan depositado restos de las mismas, tales como escaleras, sacos terreros, escombros y otros elementos”.
Por ello, Costas considera que “la situación no puede proseguir de esa manera indefinidamente”, por lo que procede a valorar “la conveniencia de aportar artificialmente arena procedente de dragado en cantidades masivas, para asegurar la funcionalidad de la playa a corto plazo”, lo que “permitiría el conformar un perfil que garantice una superficie de playa emergida suficiente durante las próximas temporadas, mejorando los dispositivos de retención” y que “contribuyan con más eficiencia a la permanencia sobre la misma de la arena que se aporte, sin que a la vez se produzca una merma destacada en el transporte de sedimentos a lo largo de la costa”.
Por ello, la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar ha desarrollado esta estrategia para la Protección de la Costa en las zonas donde se han detectado “mayores problemas de erosión”, de hecho, en el proyecto se explica que se han estudiado hasta seis alternativas.
ACTUACIONES
Finalmente, Costas se ha decantado por la remodelación de nueve de los actuales espigones para “recuperar la antigua capacidad de retención de arena del sistema”. La remodelación consiste en “la elevación de las estructuras 1,50 metros sobre el nivel actual de la playa, de forma que la cota de coronación del espigón vaya descendiendo según nos alejamos del paseo marítimo, adaptándose a la cota decreciente del perfil de playa”.
De este modo, “con el objeto de aumentar la estabilidad de los espigones y reducir su impacto visual”, las piezas de escollera se colocarán concertadas, de forma que “queden trabadas unas con las otras, alternando en lo posible los de distinto tamaño dentro de su categoría para tratar de evitar la continuidad de juntas en cualquier plano”. Además, cada espigón remodelado llevará en su extremo una señal de advertencia para los bañistas, visible durante todas las fases de marea.
Por otro lado, la actuación también contempla el relleno de arena procedente de dragado, con un volumen de 700.000 metros cúbicos. Este material se repartirá a lo largo de 3.700 metros de playa, siendo el inicio del punto de vertido el espigón norte actual, situado al inicio del paseo marítimo.
No obstante, en el proyecto se señala que la playa está mucho más erosionada en su extremo sur”, por lo que, ya que “la arena tiende a desplazarse hacia el sur”, se establece “un perfil de relleno más elevado en la zona norte que en la sur”.
La aportación de arena procederá de bancos sumergidos de Punta Umbría y del Dique Juan Carlos I. No obstante, “dado que se siguen llevando a cabo investigaciones para la localización de zonas de préstamo de arena en el entorno del banco del Dique Juan Carlos I, es posible que se añadan más parcelas a los posibles puntos de extracción”.
De este modo, Costas señala que las obras previstas “no tendrán ningún impacto negativo sobre la playa de Doñana”, la cual “se encuentra en un proceso acumulativo que no ha sido afectado por ninguna de las actuaciones anteriores (espigones y paseo marítimo), ambas de mayor envergadura que la que ahora se propone”.
Asimismo, la entidad indica que la remodelación de los espigones “sí puede provocar una pequeña erosión en la propia playa de Matalascañas, hasta unos pocos de cientos de metros al sur del último espigón remodelado, una vez que el relleno aportado haya sido transportado completamente hacia el Sur”.
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