GRANADA, 25 (EUROPA PRESS)
Un equipo de investigación de la Universidad de Granada ha estudiado áreas de inseguridad y experiencias de victimización de estudiantes universitarios en espacios públicos de Granada y ha evidenciado que las mujeres han manifestado un mayor nivel de inseguridad que los hombres, especialmente por la noche.
Las principales zonas señaladas como inseguras incluyen dos calles de ocio nocturno: Elvira y Pedro Antonio de Alarcón. También una red de calles estrechas en el centro de la ciudad, bajo la Gran Vía, debido a la escasa iluminación y la falta de transeúntes; los parques Cristina Arteaga y Federico García Lorca, así como los alrededores de la estación de tren.
Según este estudio, ellas han sufrido más experiencias de victimización directa e indirecta y mayor exposición a la violencia sexual en los espacios públicos, no solo en Granada, sino a lo largo de sus vidas. Un 70 por ciento de las mujeres ha sufrido alguna vez acoso callejero mientras caminaba, frente al 20 por ciento de los hombres. Y un 42 por ciento han sido perseguidas por la calle, frente a un 14,5 por ciento de los hombres, destaca el equipo autor del estudio.
Este trabajo multidisciplinar lo firman la profesora del Departamento de Economía Aplicada Carmen Lizárraga, la investigadora del Departamento de Organización de Empresas I Isabel Castillo y el profesor del Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio Alejandro Luis Grindlay.
A partir de las experiencias únicas del estudiantado recopiladas por el equipo de investigación, se han identificado 413 lugares en Granada percibidos como inseguros, en 116 de los cuales se han producido experiencias de victimización directa (53%) y/o indirecta (47%). Las principales zonas señaladas como inseguras incluyen dos calles de ocio nocturno: Elvira y Pedro Antonio de Alarcón.
También una red de calles estrechas en el centro de la ciudad, bajo la Gran Vía, debido a la escasa iluminación y la falta de transeúntes; los parques Cristina Arteaga y Federico García Lorca, así como los alrededores de la estación de tren.
El estudio ha descrito los elementos sociales, ambientales y de victimización que conforman estas percepciones para cada lugar. “Si bien no se observan diferencias de género en la caracterización de los elementos que provocan que un lugar sea identificado como inseguro, sí se aprecian diferencias espaciales de género en el reconocimiento de la inseguridad”, explica la profesora Carmen Lizárraga.
Los hombres señalan menos ubicaciones inseguras. El artículo captura lo que las estadísticas de criminalidad no muestran, según destacan las autoras, Se producen notables diferencias de género en las experiencias de victimización. Los hombres relatan, principalmente, robos y hurtos. Las mujeres, por su parte, experimentan diversas formas de violencia sexual, siendo el acoso callejero el más prevalente, “normalizado en los espacios públicos y afectando desproporcionadamente a las mujeres”, indican las profesoras que firman este trabajo.
Es algo que no solo “sucede todo el tiempo, sino en todas partes, y se convierte en una parte de la violencia estructural sobre las mujeres”, explican las autoras, quienes recomiendan implementar principios de Diseño Ambiental para la Prevención del Crimen (CPTED) y reconocer los lugares de ocio nocturno como áreas de mayor riesgo.
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