GRANADA, 7 (EUROPA PRESS)
Un nuevo estudio científico revela el comportamiento de los carnívoros en Venta Micena 4, un yacimiento paleontológico situado en Orce (Granada) rico en fauna extinta a partir de la cual se ha podido reconstruir el hábitat y el comportamiento de los animales que vivieron en este entorno hace 1,6 millones de años. Mamuts, hipopótamos, rinocerontes, ciervos, caballos, hienas, tigres de dientes de sable, ancestros de lobos y licaones vuelven así a ser protagonistas tras más de un millón y medio de años de silencio.
Un artículo científico publicado en la revista Quaternary Science Reviews pone de manifiesto que en el yacimiento orcense de Venta Micena se dieron diferentes escenarios, que han podido caracterizarse gracias a este trabajo interdisciplinar liderado por investigadores de la Universidad de Granada (UGR) y la Universidad Complutense de Madrid.
Para llevar a cabo este trabajo los expertos analizado todos los huesos, cuernos, astas, dientes y fragmentos de caparazón de tortuga que se han excavado en Venta Micena 4 desde el año 2005, según expone Carmen Luzón, estudiante de doctorado de la UGR y una de las principales autoras de este trabajo.
“Se ha examinado exhaustivamente todo ese material en busca de señales con las que reconstruir la historia; han sido casi 5.000 elementos, concretamente 4.898″, añade la investigadora. A lo largo de las diferentes campañas de excavación nos dimos cuenta de que había elementos que estaban ausentes o escasamente representados en Venta Micena 4”, relata Juan Manuel Jiménez Arenas, profesor del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR y director del ProyectORCE y de las excavaciones en dicho yacimiento durante los años 2014-2015 y 2017-2019.
“En el yacimiento de Venta Micena 3, interpretado como un cubil de hienas, abundan los coprolitos de la gran hiena de cara corta del Pleistoceno. En Venta Micena 4, que se encuentra a menos de 300 metros, no. En Venta Micena 3 se hallaron muchas evidencias de crías de este imponente carnívoro y en Venta Micena 4 no encontramos ninguna. Por tanto, comenzamos a plantear la posibilidad de que estuviésemos frente a dos escenarios diferentes”, refiere Jiménez Arenas.
Venta Micena 4 no parecía, pues, un cubil de hienas. Todo el material que sale de la excavación pasa por el exhaustivo escrutinio del equipo de especialistas en tafonomía, quienes estudian todas y cada una de las huellas que presentan las evidencias arqueológicas.
“Las marcas que se dejaron sobre los huesos son una fuente de información precisa y preciosa”, confiesa José Yravedra, profesor titular del departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de la Universidad Complutense de Madrid, y responsable del área de tafonomía en el ProyectORCE.
“Y su análisis ha confirmado lo previamente planteado, Venta Micena 4 es distinto. Aquí no tenemos la abundancia de roturas por mordeduras de hienas que sí hay en Venta Micena 3. Sólo unos pocos ejemplos. Por otra parte, aparecen costillares enteros y patas completas. Esto no es lo que deberíamos encontrar en un cubil de hienas”, confirma Yravedra.
LUGAR DE VIDA Y DE MUERTE
Todas las interpretaciones que se han hecho de Venta Micena 4 apuntan en una dirección: una fuente de agua dulce cercana al yacimiento se convirtió en foco de atracción para la fauna.
Hay indicadores, como la proporción de restos encontrados de cada especie y los perfiles de mortalidad en función de la edad, que demuestran que algunos de los animales que murieron aquí hace 1,6 millones de años lo hicieron de forma natural.
Además, algunos herbívoros fueron atacados por grandes carnívoros, como tigres de dientes de sable, osos y los ancestros de licaones y lobos actuales, y consumidos allí mismo. “Y una pequeña cantidad también por las hienas gigantes de cara corta”, concluye Luzón.
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