Inicio andalucía Advierten de que la contaminación lumínica “amenaza” observaciones astronómicas, ecosistemas y salud

Advierten de que la contaminación lumínica “amenaza” observaciones astronómicas, ecosistemas y salud

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GRANADA, 7 (EUROPA PRESS)

La divulgadora científica Alicia Pelegrina, de la Oficina de Calidad del Cielo del Instituto de Astrofísica de Andalucía, que ha escrito el último libro de la colección ‘¿Qué sabemos de?’ (CSIC-Catarata), sobre contaminación lumínica, ha indicado que este fenómeno “amenaza” las observaciones astronómicas, los ecosistemas y la salud.

Según ha informado el CSIC en una nota este miércoles, Pelegrina analiza en este volumen, y con base en las investigaciones sobre el tema, las causas de la contaminación lumínica y alerta sobre sus efectos. “Asociamos luz con riqueza, alegría y seguridad, pero la utilización inadecuada de la iluminación artificial se ha convertido en un grave problema ambiental”, ha aseverado la experta del CSIC, que es doctora en Ciencias Ambientales.

“Es un tipo de contaminación que no duele, no se oye, ni se huele. No la percibimos como un problema, pero el exceso de luz es responsable de la mortalidad masiva de algunas aves, desequilibra los ecosistemas, supone un elemento clave en la desaparición de los insectos y provoca alteraciones en nuestro organismo”, ha declarado la autora.

“Las partículas presentes en la atmósfera interaccionan con la luz y esta se dispersa en todas las direcciones. Es como si las partículas actuaran como una especie de fuente secundaria de luz”, ha explicado.

La comunidad científica dedicada a la astronomía viene advirtiendo de esta problemática desde hace tiempo. Pero además de ese brillo artificial del cielo nocturno que dificulta la investigación del cosmos, existen otras formas en las que se manifiesta la contaminación lumínica, como la intrusión, producida cuando el flujo luminoso sobrepasa el espacio que se quiere iluminar e inunda otras áreas.

Esto sucede cuando la luz de las farolas de la calle entra en un dormitorio, o en las zonas costeras, donde las grandes superficies de agua son alcanzadas por la iluminación artificial. Otra de las caras de este tipo de contaminación es el deslumbramiento.

El tipo de luz artificial del alumbrado de exteriores y su orientación son algunos de los factores explicados en el texto para calibrar los efectos nocivos de combatir la oscuridad. Según Pelegrina, “las lámparas menos contaminantes son las que emiten luz del espectro visible al ojo humano con mayores longitudes de onda”, es decir “anaranjada, que es la que menos se dispersa en la atmósfera, y las luminarias más respetuosas son aquellas que no emiten luz en el hemisferio superior. Así minimizan su impacto en el aumento del brillo del cielo nocturno”.


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