ALMERÍA, 16 (EUROPA PRESS)
La Fiscalía Provincial de Almería ha mantenido su petición de nueve años de prisión para I.F.B., el hombre acusado de provocar un accidente de tráfico mortal en Almería tras supuestamente saltarse varios semáforos en rojo a toda velocidad en la Rambla Federico García Lorca e impactar en la intersección con calle Poeta Paco Aquino contra otro vehículo en el que viajaba la fallecida junto con su familia para, posteriormente, huir a pie del lugar.
El Ministerio Público ha elevado a definitivas sus conclusiones tras la declaración de varios peritos durante el juicio se que celebra, por segunda vez, en el Juzgado de lo Penal número 5 de Almería después de que la Audiencia Provincial ordenara repetir la vista oral con un juez distinto al considerar que la anterior magistrada no tuvo una “actitud neutral” en la vista en la que resultó condenado.
Durante esta última sesión se ha tomado declaración al instructor del atestado del accidente, quien a preguntas de las partes ha señalado que el acusado llegó a saltarse varios discos en rojo y a alcanzar una velocidad de “entre 115 y 120 kilómetros” en el centro de la ciudad, con lo que la “velocidad mínima” que tomó antes del impacto habría sido, al menos, de 90 kilómetros por hora, de acuerdo con sus cálculos.
No obstante, y a diferencia de lo que figura en las actuaciones, el perito ha asegurado que, en el caso del coche de las víctimas, “todos los ocupantes llevaban el cinturón” si bien hasta el momento tan solo “se podía asegurar que el único cinturón que funcionaba” era el de la niña que resultó ilesa y que iba a bordo de una sillita de seguridad; una cuestión de relevancia a la hora de determinar posibles corresponsabilidades en el resultado del siniestro.
El declarante, quien ha asegurado que haber estudiado más el caso al saber que el juicio se iba a repetir, ha considerado que tanto los dos ocupantes delanteros como los dos adultos que iban en la parte trasera, entre ellos la mujer que salió del habitáculo debido a la fuerza del impacto y que viajaba en el asiento central, hacían uso del cinturón de seguridad, aunque no ha podido aportar detalles, conforme a su pericia, de cómo esos cinturones se desabrocharon tras el choque.
El testigo-perito ha apreciado dos momentos para describir lo ocurrido con el cinturón de la fallecida: un primer impacto lateral, en el que se habría desabrochado el cinturón, y un segundo impacto derivado de la rotación de los vehículos en el que “mientras se está recogiendo” el cinturón, este queda “bloqueado”; cuestión por la que, según ha apuntado, no estaba completamente retraído al ser examinado y asomaba en torno a un palmo, según las indicaciones hechas con sus manos.
“El propio movimiento de los cuerpos ha podido hacer que se suelte el cinturón”, ha conjeturado el agente, para quien los anclajes funcionaban “correctamente”. Así ha reconocido que ese mismo movimiento en el interior del habitáculo podría ser la causa de la abrasión que el cuerpo de la víctima presentaba sobre la parte izquierda del pecho y que el forense identificó como “compatible” con la marca del cinturón, si bien el elemento de seguridad partía del techo, de forma que la cinta atravesaba el cuerpo desde el hombro derecho hasta la cadera izquierda una vez anclado.
Preguntado sobre esta misma cuestión, el médico forense encargado de redactar el informe de la autopsia se ha ratificado en que la abrasión compatible con el uso del cinturón se situaba sobre la glándula mamaria izquierda pese a que este cruzaría el cuerpo en sentido contrario. “Puedo haberme confundido”, ha reconocido el forense, quien ha incidido que dicha herida podría obedecer a otro motivo, máxima al tener en cuenta que la víctima salió “eyectada del vehículo”.
El forense ha ratificado así que la lesión “mortal de necesidad” que presentaba la víctima principalmente en la cabeza se corresponde con un accidente “de mucha envergadura” ante la gravedad de las heridas que presentaba, que se asemejaban a otras propias de una “caída en altura”. Al respecto, el perito propuesto por la compañía aseguradora ha incidido en que hubiera sido “imposible” que dichas heridas se produjeran “de haber permanecido en el interior del habitáculo”.
El acusado, de unos 30 años y nacionalidad rumana, se enfrenta a una petición fiscal de nueve años de prisión así como a una multa de 24 meses a razón de 12 euros diarios y la prohibición de conducir vehículos a motor durante diez años, conforme a la acusación original de la Fiscalía.
El Ministerio Público atribuye al acusado los delitos de conducción temeraria, homicidio por imprudencia grave, lesiones graves y omisión del deber de socorro, ya que cabe recordar que tras el impacto, el sospechoso abandonó su todoterreno de alta gama y se marchó del lugar hasta que seis horas más tarde fue detenido.
Los hechos tuvieron lugar el 8 de enero de 2017 cuando sobre las 8,00 horas el conductor, que iba en un todoterreno de propiedad ajena, habría encarado desde el Parque de las Almadrabillas la citada Avenida a una velocidad “totalmente inadecuada” y “muy superior a la permitida para esa vía, con una conducción agresiva (con motor muy revolucionado) y altamente peligrosa para los demás usuarios de la vía”.
Así, bajo una conducción “temeraria”, el acusado habría rebasado “varios semáforos que se encontraban en rojo sin detenerse” y con “absoluta despreocupación del riesgo creado con tal conducta” hasta que llego a la intersección con la calle Poeta Paco Aquino, donde tras haberse saltado otro semáforo en rojo impactó con el vehículo en el que viajaba la víctima mortal, que en ese momento se incorporaba a la vía, de acuerdo con el escrito del Ministerio Público.
A consecuencia del impacto, la mujer que falleció y su marido, quienes viajaban en los asientos traseros, salieron despedidos del vehículo y quedaron tendidos en la calzada –él con lesiones graves–, mientras que su bebé, que por entonces tenía 15 meses y ocupaba la parte trasera del automóvil, resultó prácticamente ilesa. Asimismo, tanto el conductor como la copiloto resultaron heridos leves.
La Fiscalía detalla que después del impacto, que causó desperfectos en otros vehículos estacionados en la vía, y una vez el vehículo se detuvo, el acusado “se bajó del mismo, huyendo del lugar, dejando incluso el vehículo que conducía en la calzada y con total desinterés de las consecuencias de su acción”. Las “arduas investigaciones” de la Policía Nacional consiguieron seis horas después practicar su detención.
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