ALMERÍA, 27 (EUROPA PRESS)
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado una pena de once años y cuatro meses de prisión para un hombre que presionó de forma insistente a la hija de su primo, cuando esta contaba con diez años de edad, para que a través de las redes sociales y vídeollamadas le facilitara imágenes sexuales de sí misma.
El alto tribunal andaluz rechaza el recurso de la defensa y confirma la pena de seis años de prisión por un delito de elaboración de material pornográfico infantil agravado porque la menor contaba con menos de 16 años así como por su parentesco con la menor, del que se valió para abusar de su confianza.
Igualmente, le impone cuatro años de cárcel por un delito de abuso sexual agravado por parentesco así como dos penas de prisión más, de ocho meses cada una, por un delito de acoso y otro de coacciones ante la fuerte presión que ejerció sobre la menor para que respondiera a sus exigencias.
La sentencia apunta que el acusado inició y mantuvo contacto a través de Instagram con la menor entre marzo y julio de 2020, de modo que propició con ella conversaciones de “temática y excitación sexual”, toda vez que le solicitaba “reiteradamente” fotografías de su cuerpo desnudo. El hombre también mantuvo videollamadas con la niña en las que le pedía que se tocara.
Debido a la “presión” e “insistencia” que el acusado ejercía sobre la menor y “aprovechando éste además que conocía un secreto suyo que podía contarle al padre” –referido a la tenencia de un animal– la niña terminó enviándole una foto de su zona íntima, lo que abrió la puerta a que el acusado le reclamara “más fotografías”.
Para “satisfacer su ánimo libidinoso”, el acusado le hizo a la menor hasta 30 vídeollamadas en la que le hacía peticiones obscenas a la menor, quien se sentía “agobiada”, dado que si no accedía a sus pretensiones, el acusado “le hacía llamadas y le mandaba mensajes incesantemente”.
La situación se acentuó especialmente durante los dos últimos meses a pesar de que la menor, ya “cansada” de la situación, le bloqueó en varias ocasiones en sus redes sociales. Pese a ello, el acusado seguía con su hostigamiento a través de mensajes SMS a fin de que lo “desbloqueara” con la promesa de que solo entonces la “dejaría en paz”.
El acusado incluso llegó a amenazar a la menor con difundir sus fotografías y vídeos entre otros familiares si no le desbloqueaba, lo que causó a la víctima “una alteración grave de su vida familiar y escolar”, así como un daño psicológico “compatible con un proceso de violencia sexual a través de internet”.
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