ALMERÍA, 19 (EUROPA PRESS)
Las hijas de dos de las víctimas han reconocido a la investigada por simular ser auxiliar de dependencia y drogar a personas mayores para robarles como la mujer que estaba en casa de sus padres antes de que fueran hospitalizados por ingesta de barbitúricos, aunque ninguno de los ancianos citados, todos de avanzada edad, ha podido señalarla sin reservas durante la rueda de reconocimiento practicada este lunes en sede judicial.
Cabe recordar que una de las seis víctimas conocidas hasta el momento sí reconoció “sin dudar ni un momento” a la investigada cuando la Policía Nacional le interrogó estando en el hospital y antes de fallecer, tal y como ha precisado en declaraciones a los periodistas su hijo, José Miguel Ortega, tras prestar declaración testifical ante la jueza que instruye la causa penal por cinco presuntos delitos de robo con abuso de confianza en concurso con cuatro delitos de lesiones y otro de homicidio, así como de tenencia ilícita de armas y de estafa.
La titular del Juzgado de Instrucción 5 de Almería ha practicado este lunes varias diligencias de investigación y, además de la rueda de reconocimiento, ha escuchado el testimonio de seis personas entre víctimas y el hijo del anciano fallecido.
El abogado de esta última acusación particular, Juan Marfil, ha valorado ante los medios la rueda de reconocimiento como “positiva”, y ha señalado que, si bien los afectados “son personas muy mayores, de 85 a 90 años, que han mostrado dudas razonables porque han perdido muchas facultades”, dos “personas jóvenes, que la vieron en distintos momentos en casa de sus padres” la han reconocido “sin ningún tipo de género de duda”.
“Es un dato importantísimo del que se pueden extraer claramente las consecuencias, la autoría, la participación, en este caso, de la investigada”, ha remarcado.
Marfil ha trasladado que son varias las líneas a indagar para esclarecer cómo conseguía acceder a las personas mayores y ha apuntado que existe una “dualidad” en la manera en la que actuaba para “ganarse su confianza”, ya que no en todas las ocasiones “usó la ropa con la marca de una empresa muy importante de asistencia domiciliaria para la que, según consta documentalmente, estuvo trabajando”.
El letrado ha precisado que esa “dualidad” se da para establecer cómo seleccionaba a sus potenciales víctimas. “Se ha visto por parte de los investigadores que lo hacía visualmente en la calle, siempre en el barrio de Santa Isabel, pero sí es verdad que tenía, a través de una entidad asistencia domiciliaria, datos muy concretos e iba directamente a viviendas en las que sabia que habían estado trabajando compañeras”.
Al hilo de esto, ha destacado que la investigación por parte de Policía Nacional “sigue abierta” y ha augurado que será una “instrucción larga”. “Hay seis víctimas reconocidas, pero se sospecha que podría haber muchas más porque la investigada lleva actuando tiempo”, ha afirmado, al tiempo que ha llamado la atención sobre la “cantidad ingente” de joyas que se le intervinieron en el registro domiciliario.
Marfil ha indicado que “llevaba muchísimo tiempo aprovechándose de personas mayores” y ha deslizado que podría haber constancia de “otra víctima vinculada presuntamente a este caso y que podría haber tenido un desenlace fatal, aunque eso ya será la investigación la que abra ese cauce”.
El abogado, que defiende los intereses de la familia del anciano fallecido, ha hecho hincapié, asimismo, en el historial delictivo de la investigada y ha cuestionado que con más de “una treintena de antecedentes relacionados con delitos económicos como robo, hurto, estafa o blanqueo de capitales”, trabajase en el sector de atención a la dependencia.
“Es momento de abordar una nueva legislación sobre estas entidades que dan servicio a desamparados y dan servicio a personas dependientes porque lo que no puede ocurrir es que una persona como esta preste en ellas su servicio sin que haya previamente fiscalización y un control mediante la solicitud de antecedentes penales”, ha concluido.
“MI PADRE ERA UNA PERSONA QUE ESTABA BIEN DE SALUD Y NO REQUERÍA AYUDA ESPECIAL”
Por su parte, José Miguel Ortega ha explicado que ha relatado ante la jueza instructora cómo discurrieron los hechos “en día que encontré a mi padre en su casa, desfallecido” y ha subrayado que era “una persona que estaba bien de salud, independiente, y que no requería de una ayuda especial”.
“Él hacía todas las gestiones de su vida, de su casa, de sus documentos, se hacía de comer y hacía sus compras. Estaba bien de salud y no aparentaba la edad que tenía”, ha remarcado.
Ha afirmado que la investigada habría accedido a él “con engaños, como en los otros casos” y ha precisado que “parece que se ofreció de cuidadora y como mi padre le dijo que no porque ya tenía una mujer que le ayudaba en casa y a su familia, le dijo que no estaba bien, que necesitaba ir al aseo”.
“Así es como entró en casa; luego pidió algo de beber y aprovechó ahí para echarle algo en la bebida. Actuaba igual en todos los casos; tenía una manera de proceder parecida por lo que he hablado con familiares y con victimas directas de ella”, ha concluido.
CASO “SOUFFLÉ”, SEGÚN LA DEFENSA
Para el letrado de la defensa, Francisco Ferre, sin embargo, la rueda de reconocimiento “no ha valido”. Ha afirmado en declaraciones a los medios que, por el momento, solo obra “el reconocimiento de una persona que tristemente fallece en el hospital” y ha asegurado que, de acuerdo a las testificales oídas en sede judicial, “no estaríamos ante robos, sino ante hurtos”.
“Es todo un soufflé y conforme vaya pasando el tiempo y vayan apareciendo pruebas, irá disminuyendo como un azucarillo”, ha indicado para añadir que habrá que “esperar a los informes forenses” del Instituto de Medicina Legal (IML) para “depurar responsabilidades”.
La investigada, quien se “había especializado en el hurto gerontológico”, ingresó en prisión tras una investigación que se inició en marzo de 2023 después de múltiples denuncias sobre una mujer que se hacía pasar por asistente domiciliaria y que, tras ganarse la confianza de distintos varones dependientes de avanzada edad, les había “confundido para hacerse con el dinero y los objetos de valor que encontraba en sus viviendas”.
A lo largo de los años, se habría producido una escalada en sus acciones, ya que empezó a incluir el uso de drogas en sus hurtos. Según precisó la Policía Nacional, en ocasiones, acompañada de una cómplice, llamaba a la puerta del domicilio de su víctima y aseguraba que conocía a algún vecino mientras que “buscaba excusas como pedir un vaso de agua o acudir al aseo” para registrar el domicilio buscando dinero u objetos de valor.
Con el paso del tiempo la detenida habría comenzado a actuar en solitario perfeccionando su modus operandi. Así, consiguió supuestamente el uniforme de una conocida empresa de ayuda a domicilio que usaba para ganarse la confianza de las víctimas y poder “merodear” por sus casas y “hacerse con cualquier cosa de valor que encontrara”.
Finalmente, según destacó la Policía Nacional, habría decidido incluir medicamentos en su proceder pese a que “no tenía conocimiento alguno sobre las sustancias que administraba o las dosis oportunas, poniendo en grave peligro la vida de los ancianos”.
Con la “excusa de compartir una bebida”, comenzó presuntamente a mezclar barbitúricos en las bebidas de sus víctimas para aturdirlas y poder registrar las casas con tranquilidad. La investigación reveló que los familiares o los trabajadores autorizados para su cuidado los encontraban después “inconscientes o moribundos”, por lo que todos “requirieron de atención e ingreso hospitalario”.
La investigación avanzó después de los exámenes toxicológicos revelasen la presencia de benzodiacepinas, medicación que ninguno tenía prescrita según la historia clínica de los pacientes.
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