SEVILLA, 17 (EUROPA PRESS)
El Consejo de Gobierno ha tomado conocimiento este martes de la memoria final de evaluación del Programa de tratamiento a familias con menores en situación de riesgo o desprotección, cuyos resultados aportan evidencias científicas de su efectividad. En esta línea, las conclusiones del estudio resaltan, además, la necesidad de revisar y actualizar el manual de intervención de los Equipos de Tratamiento Familiar (ETF), al objeto de incorporar buenas prácticas basadas en la evidencia del propio programa.
Para ello, ya se tramita el contrato para esta actualización, que contará con financiación europea.
Enmarcado en las actuaciones de protección a la infancia desarrolladas por la Junta, este programa de intervención tiene como principal finalidad preservar los derechos de los menores y promover el desarrollo integral, evitando la separación de la familia y normalizando la situación. De hecho, la intervención de los Equipos de Tratamiento Familiar evita en más del 80% de los casos la separación de los menores de sus familias.
Es la primera vez que se evalúa la eficacia y eficiencia de este programa, el cual lleva más de 20 años. Así, esta memoria recoge la unanimidad por parte de los profesionales a la hora de contar con un manual actualizado que sistematice y homogenice las actuaciones dentro del marco del Programa de Tratamiento Familiar al objeto de servir de guía y como recurso a nivel metodológico para su aplicación.
Por tanto, con la actualización del manual se busca desarrollar los contenidos del índice y que fueron definidos y consensuados por el grupo de trabajo creado durante la evaluación de eficacia y eficiencia del Programa e incluir cuantos instrumentos, herramientas y documentos, que avalados por la evidencia científica, sean necesarios para llevar a cabo la intervención más adecuada por parte de los Equipos de Tratamiento Familiar (ETF).
En el conjunto de Andalucía la implementación de este programa implica el trabajo de 146 Equipos de Tratamiento Familiar (ETF), de carácter multidisciplinar (formados por psicólogos, educadores sociales y trabajadores sociales) que, durante sus intervenciones, de una duración media de 15 meses, logran obtener cambios positivos en las familias. Además, el estudio ratifica la importancia de que los equipos sean multidisciplinares para conseguir una intervención lo más eficaz y especializada posible.
Así, y aprovechando la amplia trayectoria de este programa preventivo, la Fundación de Investigación de la Universidad de Sevilla ha llevado a cabo este estudio desde el año 2019 a 2022, en colaboración con las universidades de Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla, coordinados por la Dirección General de Infancia, Adolescencia y Juventud de la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad.
En su realización han participado 479 profesionales de todas las provincias andaluzas, 147 equipos de tratamiento familiar y 545 personas como tutoras principales a cargo de hijos e hijas menores de edad de familias atendidas por estos equipos. Se trata, por tanto, de un programa complejo tanto por su envergadura como por sus implicaciones en el ámbito de la intervención con familias en situación de riesgo psicosocial, y se ha buscado incorporar evidencias científicas de la efectividad del programa.
Además, esta memoria recoge que las familias participantes en el programa experimentan cambios positivos tras la intervención, aunque las mejoras observadas no son significativas en todas las dimensiones analizadas, ni todas las familias se benefician en el mismo grado.
No obstante, según la Junta, las mejoras más significativas se observaron en la disminución de la gravedad del riesgo de acuerdo con el instrumento para la valoración de la gravedad de las situaciones de riesgo, desprotección y desamparo de la infancia y adolescente en Andalucía (Valórame) y en la calidad del contexto familiar.
El estudio consta de una introducción, que se recoge la fundamentación teórica sobre la visión actual de la intervención familiar y la necesidad de incorporar buenas prácticas basadas en la evidencia; un apartado de metodología, en el que se describen el diseño de la investigación y las principales cuestiones metodológicas; un tercer apartado de resultados obtenidos, en relación a los diferentes objetivos planteados, y un apartado de conclusiones que deben tenerse para ejecutar la revisión del manual del programa.
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