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CSIF-A solicita que el Observatorio de Agresiones a Sanitarios sea más que solo un registro de estadísticas y se convierta en una herramienta “efectiva”

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SEVILLA, 25 (EUROPA PRESS)

CSIF ha reclamado que el nuevo Observatorio de Agresiones a Profesionales del Sistema Sanitario Público Andaluz, constituido este lunes, ofrezca información concreta de la gestión de los centros sanitarios en el momento que se produce la agresión al trabajador o trabajadora.

La vicepresidenta del sector de Sanidad de CSIF-A, Carmen Jiménez, considera muy positiva la creación de esta nueva entidad presentada este lunes por parte de la Consejería de Salud y Consumo, pero ha reclamado que “debe convertirse en un instrumento útil para acabar con la lacra social que sufre nuestra sanidad andaluza y no en un mero mecanismo para la recopilación de datos y estadísticas que no se traduzca en medidas correctoras”.

Jiménez ha explicado que los únicos datos que hasta el momento se conocen públicamente de las agresiones a profesionales del SAS proceden de los balances anuales del Plan de Prevención y Atención frente a Agresiones a Profesionales. Estas evaluaciones de las que informa periódicamente la Administración no contienen datos sobre el porcentaje de plantilla efectiva, cobertura de bajas laborales y permisos reglamentarios, de las cargas de trabajo de los profesionales y de la demanda asistencial del centro en el momento de la agresión.

A juicio de la responsable sindical “es imprescindible disponer de estos detalles sobre la gestión del centro cuando se produce la agresión al trabajador para poder evaluar estas variables, para en consecuencia, poder añadir otras medidas correctoras al respecto”.

Además, avisa de que lamentablemente, muchas agresiones que se producen todos los días no se comunican y por ello no se reflejan en la estadística, según ha explicado Jiménez, quien detalla que esto último se produce habitualmente por miedo a represalias del usuario o sus familiares en centros pequeños y consultorios, y otras, porque los propios profesionales de la sanidad están normalizando estas conductas inaceptables, asumiéndolas como algo más, en el día a día de su trabajo.


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