La Facultad de Bellas Artes, AVALEM, la Real Academia Sant Carles y el Ayuntamiento han propuesto a las personas que han integrado el jurado.
Después de una larga deliberación, el jurado encargado de otorgar el premio Senyera de Artes Visuales 2018, que desde 1957 concede el Ayuntamiento de València, ha escogido como ganadora la obra ‘*Collectaneenkästen’, de la artista Nuria Rodríguez. Se trata de una pintura de gran formato que la artista articula como parte de una serie con dos lienzos de 200 x 190 centímetros y dos cajas con láminas pintadas, propias de los antiguos gabinetes de maravillas, con otras imágenes.
El premio, dotado con 12.000 euros, se lo lleva la obra escogida por un jurado formado por Luis Armand, a propuesta de la Facultad de Bellas Artes; María Vidagañ Murgui, a propuesta de AVALEM (Asociación Valenciana de Educadores de Museos); Román de la Calle, a propuesta de la Real Academia de Sant Carles, y Sandra Moros y José Luis Clemente, a propuesta del Ayuntamiento de València.
La reunión del jurado se celebró el pasado día 5 de diciembre en el Museo de Historia de València, con la presentación in situ de las obras finalistas: ‘Flexia IV’, de Toño Barreiro; ‘Antigesto, rizomas, n.º24’, de Sergio Barrera; ‘Albarium VII’, de Manuel Blázquez Palacios; ‘Brand New Ruins’, de Keke Vilabelda; ‘Data Biography’, de Clara Boj y Diego Díaz; ‘El grito_acto de comunicación N.º2’, de Pablo Bellot; ‘Items of importance sorrounding Destruction’, de Ana Ciscar; ‘S/T , de José Saborit Artero, y la que finalmente ha sido la ganadora, ‘Collectaneenkästen’, de Nuria Rodríguez, que, como es habitual, pasará a formar parte de las colecciones municipales.
En palabras de la autora, ‘Collectaneenkästen’, o cajas para el cosmos, «es el procedimiento de archivo que utilizó Alexander von Humboldt durante décadas para reconstruir una historia de la contemplación física del mundo como una historia del conocimiento de la naturaleza tomada en su conjunto y a partir de esta idea principal».
La propuesta utiliza el concepto de colección, la acción de coleccionar, como un mecanismo que nos define como especie y que nos permite reflexionar sobre los dispositivos que hemos diseñado para contener toda la memoria involuntaria o toda la memoria consciente. Decía Alain Resnais que «el hombre necesita reavivar innumerables recuerdos porque tiene una memoria volátil y, por eso, ha generado todo un inventario simbólico e instrumental para mapear los interrogantes que la condición humana provoca. La fascinación por estos ‘mecanismos inventados’, a propósito de cómo es posible fijar, recordar o dar sentido a nuestra identidad, se propone como una de las variables que el proyecto ‘Collectaneenkästen’ interroga para tratar de abandonar nuestro disfraz de Sísifo errante».
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