La primera bioincubadora de Extremadura entrará en funcionamiento a principios de 2019, según ha avanzado este miércoles la consejera de Economía e Infraestructuras, Olga García, durante la visita que ha realizado a las instalaciones ubicadas en Cáceres.
La consejera ha manifestado que la bioncubadora representa una ‘oportunidad única’ para el desarrollo de empresas biotecnológicas y del sector de las Tecnologías de la Salud, ya que se trata de un centro de referencia puntero y muy especializado.
“El centro está adaptado a la gestación de empresas de base tecnológica, que estarán en estas instalaciones hasta que desarrollen sus productos y servicios y puedan salir al mercado. Hemos construido un espacio idóneo para ellas, unas instalaciones pensadas para ofrecer un apoyo integral, para hacer las cosas más fáciles, eficaces y profesionales para los investigadores y emprendedores”, ha explicado García.
Así, las empresas relacionadas con este sector podrán desarrollar sus actividades de I+D y de producción de bienes y servicios relacionados con la Estrategia de Especialización Inteligente de Extremadura RIS3, tales como la biotecnología, bioquímica, biología molecular y bioingeniería, para el desarrollo de proyectos empresariales relacionados con la investigación biomédica, preclínica o biotecnológica y biosanitaria.
La previsión es incubar entre seis y diez proyectos en los próximos cuatro años, con un periodo medio de gestación de dos años para “asegurar su viabilidad y que puedan salir al mercado con garantías de éxito”.
Asimismo, ha señalado que esta nueva dotación es la primera de otras que vendrán posteriormente, como la bioincubadora de alta tecnologías de bioeconomía y economía circular, que se construirá en Mérida.
Un espacio de 1.200 cuadrados inteligentes
La infraestructura abarca una superficie de 1.200 metros cuadrados sobre una parcela de 4.300 metros, segregada de la destinada al futuro hospital, y colindante con el Centro de Cirugía de Mínima Invasión. Está especialmente diseñada y destinada a la implantación de empresas dedicadas a la investigación, innovación y desarrollo. La investigación académica, la clínica y la I+D+i empresarial compartirán áreas y dotaciones.
Contiene seis laboratorios para incubar las empresas de base tecnológica, dos laboratorios comunes de investigación, seis almacenes técnicos, cuatro oficinas-nido, una sala de reuniones, tres talleres-bio y una zona de administración y gerencia.
Además, la Bioincubadora facilitará la búsqueda de financiación para las nuevas empresas, la tramitación y gestión de subvenciones de proyectos I+D+i, el acceso al mercado, la internacionalización de las empresas incubadas, los recursos de comunicación para la difusión de los proyectos empresariales, una Oficina de Transferencia Tecnológica, y un equipo de gestión especializado en compra y gestión de infraestructuras científicas y prestación de servicios de laboratorio.
Extremadura AVANTE dentro de la Sociedad Gestora de la Ciudad de la Salud y la Innovación, ha invertido en su construcción 1,18 millones de euros y está siendo equipada tecnológicamente por la Secretaría General de Ciencia, Tecnología e Innovación, a través de los fondos FEDER.
Por otra parte, la Bioincubadora incorporará un nuevo modelo de gestión público-privado, en el que los fondos públicos serán aportados por la Junta de Extremadura, entidades estatales o la Unión Europea. Pero también se pretende crear un fondo privado que ayude a captar y a seleccionar los proyectos, de modo que su posible viabilidad ya venga avalada por ese capital riesgo.
En este sentido la consejera de Economía e Infraestructuras ha subrayado que la puesta en marcha de empresas de biotecnología es bastante costosa, oscila entre 500.000 y 700.000 euros, a los que habría que sumar los gastos de la gestión de la Bioincubadora durante los primeros cuatro años.
De este modo, se realizará un concurso público para la participación en el fondo de las entidades privadas. Los proyectos financiados pasarán por un triple sistema de evaluación: primero, la valoración pública de su interés regional/nacional por parte de la Junta de Extremadura; segundo, la viabilidad de cada proyecto mediante un análisis privado a través de consultores independientes, y tercero, la aprobación del proyecto que debe realizar la incubadora en un proceso público-privado.
Los proyectos aprobados serán incubados durante dos años, y pasado ese periodo se establecerá un proceso de captación de fondos privados para el desarrollo de las empresas con éxito en función de la valoración de las mismas.
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