La consejera de Desarrollo Rural ha inaugurado hoy en Avilés una jornada sobre las mujeres en el sector agroalimentario asturiano
La consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, María Jesús Álvarez, ha afirmado hoy que el trabajo y la iniciativa de las mujeres es fundamental en la transformación económica del mundo rural y ha valorado la labor femenina en el sector agroalimentario asturiano. Son muchas las mujeres que trabajan en el sector agroalimentario, tanto liderando pequeñas y medianas empresas dedicadas a la transformación de productos primarios, como presidiendo o participando en consejos reguladores, y todas son ejemplo de buenas prácticas industriales, empresariales y comerciales, ha subrayado. Álvarez, que hoy ha inaugurado en Avilés la jornada Mujeres en el sector agroalimentario asturiano ¿cooperamos?, ha indicado que hay muchos ejemplos de iniciativas femeninas que han posibilitado una gran transformación en la zona rural. En este sentido, ha recordado que los primeros hoteles rurales del Principado, que pretendían diversificar la economía agraria y ganadera, fueron impulsados por mujeres. Además, ha señalado que son muchas las que solicitan diferentes ayudas públicas a la consejería para desarrollar su trabajo, entre las que ha citado el tique rural, que ha beneficiado hasta ahora a un 70% de mujeres. También ha destacado la importancia del sector agroalimentario en el conjunto de la economía asturiana. Se trata de un sector clave para el desarrollo rural que multiplica el valor de las producciones primarias, probablemente el de mayor potencial de expansión económica, y conforma un escenario dinámico cuya actividad es muy superior a su visibilidad, ha agregado. Entre las fortalezas de la industria agroalimentaria regional, Álvarez ha citado la gran calidad de la producción primaria, tanto en su variante ecológica como convencional, la buena imagen en el mercado, la diversificación de las producciones y el trabajo de empresas emblemáticas y bien posicionadas en el contexto global. También se ha referido a algunas debilidades del sector, como la atomización, la pequeña escala de muchas empresas o la dificultad para acceder a mercados internacionales. El reto ya no es tanto la producción como la capacidad de transformar e incorporar valor añadido a las producciones, ha advertido. A su juicio, el futuro del sector está vinculado al impulso de la transformación, algo que requiere visión, pero también un nuevo tipo de profesional agroalimentario, más empresario y con mayor perspectiva. Asimismo, ha insistido en la necesidad de modernizar, innovar y plantear nuevas formas de proyectar las producciones.
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