SAN SEBASTIÁN, 19 (EUROPA PRESS)
El monitor de surf de la localidad guipuzcoana de Hondarribia juzgado por abusos a 11 menores ha negado todos los hechos y únicamente ha reconocido haber mantenido un “comportamiento sexual” en dos ocasiones con uno de ellos, cuando tenía “16 o 17 años”, del que estaba “enamorado” y ha asegurado que fue algo “consentido” y “mutuo”.
En la octava jornada del juicio que por estos hechos se desarrolla en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Gipuzkoa han declarado como peritos tres psicólogas, una de ellas que trató a tres de los denunciantes, y las otras dos que estuvieron con los chavales cuando prestaron declaración, un agente de la Unidad de Policía Científica de la Ertzaintza que revisó el contenido de una cámara digital y tres de vídeo intervenidas al acusado en el que no se encontró ninguna imagen de contenido pornográfico.
A continuación ha tenido lugar, durante más de dos horas, el interrogatorio al acusado que únicamente ha respondido a las preguntas del fiscal y de su letrada. El monitor de surf, que se encuentra en prisión desde su detención en agosto de 2021, ha negado todos los hechos que se le imputan y únicamente ha reconocido haber tenido “comportamiento sexual” con uno de los perjudicados, cuando éste tenía “16 o 17 años”, con el que mantenía una relación “de mucho cariño” que “puede rozar el enamoramiento”.
Según ha relatado, “surgió” y se dieron “besos” y hubo masturbación y fue algo “mutuo”. El acusado ha reconocido que ese comportamiento “no era apropiado” y ha indicado que, por ello, en 2018 se distanció de él y lo pasó “mal por lo que estaba sintiendo”. “Me sentía triste”, ha señalado refiriéndose a esa situación, para añadir que “sentía algo más que una amistad”, pero “no sabía lo que sentía él”.
Además, ha asegurado que “nunca” ha “presionado, ni obligado, ni manipulado a nadie para hacer nada”. En este sentido, ha apuntado que a veces algunos de los perjudicados dormían con él en los campamentos de surf que organizaba, cuando “no había espacio suficiente para dormir separados” porque iban al camping “más económico”, pero “ahora echando la vista atrás” ve “más conveniente” haberlo hecho solo “siendo monitor”. En todo caso, ha reiterado que “nunca” les ha “obligado, ni forzado” a dormir con él.
La defensa le ha mostrado la transcripción de varias de sus conversaciones con los denunciantes con los que ha señalado mantenía una relación “muy fuerte”.
Así respecto a uno de ellos ha señalado que hacían “planes juntos”, como si fueran “dos personas de la misma edad”, como, por ejemplo, “ir a comer una hamburguesa después de la clase de surf”. También ha indicado que a veces los chavales le contaban cosas que él no trasladaba a sus progenitores y viceversa, algo que, “visto con el tiempo y perspectiva”, no le parece apropiado.
También ha negado que se enfadara con los alumnos cuando se echaban novia o les chantajeaba con que se iba a ir de Hondarribia, algo que ha señalado “a veces decía porque me aburría un poco del pueblo”. El acusado también se ha referido a la relación de “amistad y encariñamiento” que mantenía con sus alumnos, a los que tenía “como hermanos pequeños”, a los que trataba como a sus “sobrinos” y de los que ahora cree que, “errónamente”, estaba “muy encima”.
“Soy una persona cariñosa y muy sensible” ha señalado, al tiempo que ha recordado que perdió a su padre con 18 años y “igual por eso he necesitado más apego”. Al respecto, ha indicado que los chavales cuando le veían por la calle se acercaban a darle “abrazos”, algo que cree hacían “porque querían también” y “a gusto”.
Por otro lado, ha negado todos los hechos denunciados que, a su juicio, son “una invención o un escarmiento” de dos de los perjudicados, que son hermanos, y sus amigos porque contó al grupo “temas muy serios” de ellos. En este sentido, ha señalado que desde 2015 ha tenido “más de 300 alumnos y alumnas” y que todos los denunciantes “se conocían”.
Respecto al testimonio de las psicólogas que atendieron a los denunciantes sobre las consecuencias de los abusos ha opinado que son “interpretaciones”.
Asimismo, ha negado que consumiera drogas en las clases de surf, campamentos o delante de los menores. “Yo era fumador y ni siquiera fumaba tabaco en presencia de ellos”, ha asegurado. Preguntado por el hallazgo en un portátil intervenido en el domicilio de su madre, en el que residía, con unos 4.200 archivos fotográficos pedófilos, ha señalado que ese ordenador estaba “reacondicionado” y ha negado haber descargado o visualizado tal material.
“Puede que lo usara otra persona”, ha indicado, cuando le han preguntado por el hecho de que estuviera configurado con su usuario. También ha negado que cuando estaba en las clases realizara tocamientos a los alumnos, ni que les comprara cosas para manipularles.
Así ha señalado que, a veces, les daba “camisetas y pegatinas” que hacía de sus servicios como monitor porque “era como publicidad” o material que le regalaba un amigo.
“Conoczco a dos proveedores de material de surf en Hondarribia e Irun que me hacían ofertas y a veces compraba mi material y lo que necesitaran” los alumnos, ha señalado. Sobre las visitas de los menores a su domicilio, ha señalado que, a su juicio, “iban de manera libre”, para ver vídeos de surf y porque “tenían curiosidad por pinchar” discos, que él empezó a hacer en bares y discotecas en 2018. Sobre otro de los chavales también ha señalado que había “una especie de enamoramiento” y que él “estaba siempre con ganas de ir a todas las clases” y estar con él.
“Se quedaba pegado a mi en los campamentos”, ha recordado, para añadir que se sintió “dolido” cuando “empezó a distanciarse”. Por otra parte, ha asegurado que ha seguido manteniendo relación con uno de los denunciantes, que estando ya en prisión fue a verle.
Por su parte, la psicóloga que trató a tres de los menores ha manifestado que uno de ellos sufrió “mucho daño psicológico”, con “sentimientos de culpa, indignación y rabia”, porque al no acceder a satisfacer los deseos del acusado “fue expuesto a vejaciones y humillaciones con respecto a su padre delante de los compañeros de surf”. Del mismo modo, otro “dejó de ser el favorito” del acusado, a ser objeto de su “burla y manipulación constante”.
“El monitor se mofaba y burlaba de ellos delante de los amigos, de los compañeros del surf, cuando no obtenía lo que quería”, ha incidido.
“MIEDO IMPRESIONANTE”
Además, ha reconocido que han vivido “una tortura” y que experimentaron un “miedo impresionante” a lo que pudiera pasar, ya que, por ejemplo, a uno de ellos un día “le encerró con llave en la furgoneta”.
Por otra parte, ha señalado que el acusado daba cariño y regalos a los chavales para “conseguir lo que quería” de ellos e incluso “bromeaba con que les iba a secuestrar” y les decía “todo lo que hacía por ellos” y que eran “sus favoritos”. “Si salían con cichas dejaban de ser especiales para él”, ha apuntado.
También se ha referido al caso de dos hermanos, uno de los cuales, el mayor, “dejó muy pronto de ser el favorito” por no dejarse hacer” y echarse novia, y al que “utilizó contra el pequeño”. “Lo pagó muy caro”, ha señalado. Respecto al menor ha indicado que ha estado “fatal” y este proceso judicial “ha activado todo muchísimo”.
“No hablaba, estaba metido en sí mismo”, ha recordado, para añadir que se sentía “absolutamente culpable, avergonzado y sucio” por no haber podido hacer nada para impedir los abusos sexuales por parte del acusado. “Sabían que o accedían a lo que quería o se enfadaba” y así pasaba “de estar con todo el amor del mundo a la indiferencia absoluta”, ha indicado. Este jueves se presentarán los informes finales y se prevé que el viernes el juicio quede visto para sentencia.
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