Considera la medida como “un sinsentido” y pide “cordura y templanza” ante “todo este revuelo; ojalá se quede en una anécdota”
LOGROÑO, 14 (EUROPA PRESS)
El director general del Consejo Regulador de la DOCa Rioja, José Luis Lapuente, espera que el vino “quede fuera” de la amenaza del presidente Trump acerca de imponer aranceles del 200 por ciento a las bebidas alcohólicas de la UE y asegura que “si finalmente se materializa”, el esfuerzo de la DOCa Rioja se centrará “en intentar colocar el volumen en otros mercados”.
Lapuente ha hecho estas declaraciones a los medios minutos antes de asistir a la jornada ‘Identidad de Pura Cepa’ de ARAG-ASAJA. Preguntado por la repercusión de dicha amenaza para los vinos de Rioja, asegura que sería “importante” por lo que espera que “se quede en eso, en una amenaza, y que no sea una realidad”.
“En realidad lo que todos deseamos es que el vino quede fuera de esta ecuación”, ha indicado.
Para conseguirlo -prosigue- “hay muchos esfuerzos que se están haciendo en esa dirección, de cara al Ministerio de Economía y Hacienda, de cara al Ministerio de Agricultura, con la Embajada estadounidense…”.
Así -ha adelantado- “hoy mismo se está escribiendo al comisario por diferentes organizaciones para evitar que, incluso en listas preliminares que está elaborando la Unión Europea, aparezca el vino y, por tanto, que quede fuera de cualquier tipo de recargo”.
“Si esta amenaza se produjera sería una estocada tremenda”, ha insistido. “Triplicar el precio de un producto, pues obviamente es abocarlo a salir de los lineales. Lo que pasa es que el análisis requiere más profundidad. Es decir, cuando uno piensa en esto, hay que evaluar también el efecto que tiene en vinos locales, fundamentalmente vinos californianos, y el propio impacto en el negocio, en la hostelería estadounidense”.
IMPACTO
Como indica Lapuente, “el vino tiene nombre y apellidos, no es un genérico que se pueda sustituir por otra cosa, sino que está demandado por consumidores que, además, son fieles a Rioja”.
“Si al final hablamos de un sector que se basa en una estructura salarial, que cobra de las propinas y al final el consumo se retrae, la industria estadounidense está diciendo que se perderán puestos de trabajo que, en definitiva, habrá un daño también más allá de la escalada de precios que no se pueden asumir por la bodega ni por la distribución y que van a terminar repercutiendo en el consumidor”, ha reflexionado.
“Con lo cual, es un ‘sinsentido’ la escalada. Sabes dónde empieza pero no sabes dónde termina y lo que debemos esperar es que al final esto se quede en una anécdota y que, en definitiva, se mantenga un mercado que para nosotros es importante”.
Sobre el mercado estadounidense -explica- “no deja de ser un mercado estratégico y un mercado rentable, un mercado que hemos peleado con inversiones durante mucho tiempo y que tenemos que preservar. Sí que es cierto que hay una alta comercialización pero y uno de los mercados mejor posicionados… esta situación no termina beneficiando a nadie”.
“CORDURA Y TEMPLANZA”
Por todo ello “pido primero cordura” y después “templanza”. Si la amenaza se materializa “nuestro esfuerzo se centrará en intentar colocar el producto en otros sitios. Se están dando situaciones curiosas, particularmente en Canadá, Ontario, Quebec, están tomando medidas y represalias contra los vinos estadounidenses, “y esto está generando oportunidades también”.
“Ahora en el revuelo no se ve muy bien cómo va a quedar el puzzle, pero lo que es evidente es que habría que buscar una colocación para ese volumen”.
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