
Esta técnica se realiza simultáneamente con otras comunidades autónomas, facilita la búsqueda de órganos compatibles y reduce listas de espera
BILBAO, 13 (EUROPA PRESS)
Osakidetza ha realizado el pasado mes de febrero en Hospital Universitario de Cruces, el hospital de referencia para trasplantes renales de Euskadi, dos intervenciones de trasplante renal cruzado múltiple, y además, en ambas ocasiones, el órgano que iniciaba la cadena de trasplante ha procedido de una donación altruista, con lo que el Servicio Vasco de Salud ha participado ya en 36 trasplantes de este tipo desde 2013, según ha informado el Departamento vasco de Salud.
La Consejería ha indicado que esta compleja técnica, en la que participan simultáneamente donantes y receptores de distintas comunidades autónomas, facilita la búsqueda de órganos compatibles, por lo que cada vez se recurre más a ella aunque conlleve un gran despliegue de medios técnicos y humanos.
Osakidetza ha participado ya en 36 trasplantes de este tipo, desde que en el año 2013 se realizó la primera intervención de estas características.
Concretamente, el programa de trasplante renal cruzado se basa en el intercambio de donantes de riñón vivo entre dos o más parejas. Su objetivo es ofrecer a pacientes con insuficiencia renal crónica la posibilidad de recibir un injerto de donante vivo, pese a ser incompatibles con sus parejas y familiares, que suelen ser normalmente las que realizan la donación. Al intercambiar donantes, se conforman nuevas parejas de donante y receptor compatibles entre sí.
En esta ocasión, en un periodo de 15 días, Euskadi ha participado con otras dos comunidades autónomas en sendos trasplantes renales cruzados, y ambas intervenciones se han realizado con éxito.
Más allá de la técnica, según ha destacado Salud, la novedad en estos dos casos es que el inicio de la cadena se ha producido por parte donantes que no eran parejas o familiares del receptor, sino personas que de manera altruista han decidido donar un riñón.
La donación altruista es aquella en la que una persona de forma anónima proporciona un órgano, “sin obtener beneficio alguno, motivada únicamente por sentimientos humanitarios y de solidaridad”, ha subrayado Salud.
REDUCIR LAS LISTAS DE ESPERA
En los últimos años, los trasplantes cruzados han conseguido disminuir el número de personas en lista de espera ya que dan la posibilidad a parejas incompatibles de realizar trasplantes intercambiando los donantes con las otras parejas implicadas. Así, los trasplantes cruzados proporcionan una mayor compatibilidad entre el paciente y el donante, y además, el trasplante proviene de un donante vivo.
Pese a que el número de trasplantes cruzados a nivel estatal está en aumento, estos representan aproximadamente el 12% de los trasplantes renales que se realizan anualmente en el Estado.
INCIDENCIA DE ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA
En Euskadi el número de nuevos casos de pacientes con enfermedad renal crónica en 2023 se situó en 124 personas por millón de población (pmp), una de las comunidades autónomas con menor tasa de incidencia en el Estado – la media estatal es de 151 pmp – .
Por su parte, el número total de casos de pacientes con esta enfermedad en tratamiento de diálisis en 2023 es de en torno a 1.000 pacientes. En total, en Euskadi, son cerca de 3.000 las personas que precisan de tratamiento de diálisis o trasplante para reemplazar la función de sus riñones.
PERFIL DE LOS DONANTES
En Euskadi, si bien la tasa de donantes por millón de población es de 52,7 y destaca sobre la europea que ronda los 21 donantes pmp, la edad media de los donantes que superan los 60 años es del 78%.
Aunque el número de trasplantes de donante vivo ha crecido en los últimos años, el mayor porcentaje de los trasplantes que se realizan en la actualidad corresponde a trasplantes de fallecidos, donde la modalidad de Donación en Asistolia está cobrando protagonismo. En la actualidad, la Donación en Asistolia supone el 50% del total de donaciones de órganos y tejidos realizadas en nuestro entorno.
Se trata de un programa de donación, que contempla la posibilidad de incluir la donación en los cuidados al final de vida y en los casos de personas cuya muerte no se determine por criterios neurológicos. Pudiendo así, donar los órganos personas que fallecen por causa respiratoria, cardiaca o enfermedades neurodegenerativas.
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