PONTEVEDRA, 6 (EUROPA PRESS)
La sección cuarta de la Audiencia de Pontevedra ha dejado visto para sentencia el juicio contra un joven de la ciudad del Lérez acusado de agredir a otro que tuvo que ser ingresado en la unidad de cuidados intensivos (UCI) del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo y que arrastra importantes secuelas de aquel golpe, entre otras la sordera total de un oído.
Los hechos sucedieron a las cinco de la madrugada del 22 de julio de 2022 en el centro urbano de Pontevedra. El acusado, que “había salido de fiesta” y había consumido “bastante” alcohol y también cocaína, iba en pandilla junto a cinco amigos cuando se cruzaron con el agredido que caminaba solo.
Durante la vista oral, el agresor ha relatado que “solo” le pegó “un puñetazo” en la mejilla y que tenía la intención de “apartarlo” de él porque “se había cagado” en sus “muertos”. Además, ha dicho que, acto seguido, abandonó el lugar “sin darle importancia” a lo ocurrido ya que “en ningún momento” dijo tener intención de causar tanto daño.
Como consecuencia de ese puñetazo, que hoy el acusado describió como “leve” pero al que se refirió en su primera declaración como un “cañonazo”, la víctima cayó al suelo e impactó con la cabeza en la acera, lo que le hizo perder la consciencia.
El hombre tuvo que ser ingresado en la UCI con el cráneo fracturado. Tuvieron que practicarle una craniectomía descompresiva e implantarle un sensor de presión intracraneal, con posterior craneoplastia.
A la víctima le han quedado una serie de secuelas, como la sordera completa del oído derecho, algo especialmente significativo ya que su profesión es técnico de sonido. Además presenta un daño anatómico y un perjuicio estético. Todo ello supone una “pérdida de calidad de vida”, tal y como él mismo explicó al tribunal durante el juicio por videoconferencia.
El agredido, de 22 años de edad, aseguró no recordar lo ocurrido aquella noche. Admitió que también había consumido alcohol pero rechazó que hubiese faltado al acusado en los términos en los que éste apuntó. “Nunca diría semejante cosa. Ni en broma”, afirmó con rotundidad.
El testigo principal de este caso es un hombre que pasaba por el lugar en el momento en que ocurrieron los hechos. Según relató, al cruzarse al acusado y a sus amigos les escuchó decir: “mira donde vamos a encontrar a esta maricona”. Entonces vio como golpeaban a un joven y como este “cayó redondo, de espaldas” por lo que acudió corriendo a auxiliar al agredido que sangraba por detrás de la cabeza.
Este hombre afirmó que al recriminarles a estos chicos su acción, le increparon “ten cuidado que tú eres el siguiente”. Además, ha asegurado que el acusado y su pandilla “estaban montando gresca” y que otro joven le contó que ya habían querido pegar a otra persona con anterioridad.
Otras dos chicas que fueron testigos del suceso añadieron que después de la agresión los jóvenes se marcharon “riéndose”.
La Policía Nacional no tuvo problemas en identificar a los implicados en esta agresión porque fueron grabados por las cámaras de seguridad de la zona y les reconocieron inmediatamente de otras intervenciones anteriores en la calle por consumo de estupefacientes o participación en riñas.
También hay otra grabación en el portal de la casa de uno de los chicos en la que salen todos ellos “recreando” la agresión que se acababa de producir minutos antes.
La acusación particular, que defiende los intereses del perjudicado, ha pedido que se deduzca el testimonio de los amigos del acusado porque “han venido a mentir descaradamente”.
Estos jóvenes, que durante la instrucción de esta causa llegaron a ser considerados coautores e la agresión, han sostenido este jueves ante el tribunal que el agredido iba “borracho”, que caminaba “haciendo eses” con una botella de vino en la mano, que les amenazó y les insultó. Aunque ninguno de ellos pudo recordar cuáles fueron esas supuestas amenazas o con qué palabras se dirigió el agredido a ellos.
Otro de los testigos era un amigo del acusado que vivía en la zona y que, aunque dijo estar durmiendo en ese momento, aseguró que desde su habitación en el segundo piso oyó como alguien dijo en la calle “me cago en tus muertos”.
PETICIONES DE CONDENA
La fiscal y la acusación particular solicitan una condena de nueve años y medio de prisión para el acusado como autor de un delito de lesiones e instan también una medida de alejamiento y de prohibición de comunicación durante doce años.
El Ministerio público también reclama el pago de 151.000 euros en indemnizaciones a la víctima y de más de veinte mil euros al Sergas por la asistencia sanitaria.
En defensa del acusado su abogada ha esgrimido que su cliente sufre trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y que es consumidor habitual de droga. Además, alega dilaciones indebidas y sostiene que concurre la circunstancia atenuante de confesión.
Esta letrada recalca que el agredido estaba ebrio por lo que el golpe que sufrió contra el suelo pudo haber sido causado por la borrachera. Por ello, reclama la presunción de inocencia para su defendido para el que ha pedido la libre absolución o, de manera subsidiaria, que se considere que fue un delito de lesiones imprudentes.
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