MADRID, 6 (EUROPA PRESS)
Lituania se ha retirado oficialmente este jueves de la convención internacional sobre municiones de racimo, una iniciativa aprobada el pasado mes de julio por el Parlamento y que permite a Vilna comprar, almacenar y utilizar este tipo de armamento en medio del temor que despierta una hipotética ofensiva de Rusia.
Las características de este tipo de bombas, que se dividen en submuniciones una vez lanzadas, hacen que tengan un impacto indiscriminado en la zona donde se arrojan, al tiempo que las convierten en una amenaza a largo plazo para los civiles.
Es principalmente por este motivo que surgió la convención que prohibía el uso de municiones de racimo, si bien desde Lituania argumentaron que Rusia sí hace uso de este tipo de armamento y que es necesario contar con todo los medios posibles para disuadir una potencial ofensiva rusa.
El Gobierno de Lituania se ha comprometido a minimizar el posible impacto negativo de estas armas tanto como sea posible, y han aprobado una norma que ordena recoletar las municiones sin detonar lo más rápido posible para evitar consecuencias devastadoras para los civiles, según recoge la radiotelevisión pública LRT.
La ministra de Defensa lituana, Dovile Sakaliene, ha asegurado que, a pesar de los esfuerzos para permitir el uso y manejo de municiones de racimo, el Gobierno está adquiriendo también otras armas que “son de un tipo ligeramente diferente pero que realizarían esencialmente la misma función”.
Para Sakaliene, lo importante de este paso adelante por parte de su país no es tanto el hecho de poder adquirir municiones de racimo, sino el mensaje que se manda a Rusia a nivel estratégico y de disuasión, y que recalca que Vilna está dispuesta a “utilizar absolutamente todo” para defenderse.
Las autoridades de Lituania también estarían valorando la posibilidad de retirarse de la convención de Ottawa, que prohíbe el uso de minas antipersona y, de hecho, la ministra Sakaliene se ha reunido con homólogos aliados para convencerles de dar este paso para lanzar un mensaje a Rusia.
Lituania comparte cerca de 230 kilómetros de frontera con el exclave ruso de Kaliningrado. Otros 680 kilómetros le separan de Bielorrusia, el principal aliado de Rusia en un contexto en que Moscú se ha ido quedando aislado como respuesta internacional a la invasión de Ucrania, iniciada en febrero de 2022.
De hecho, la guerra en Ucrania ha provocado que todos los países del Báltico –que comparten frontera en mayor o menor medida con Rusia– hayan reforzado sus políticas de defensa y seguridad ante posibles amenazas provenientes de Moscú.
La mayoría de los países de la región tampoco se han adherido a la Convención sobre Municiones de Racimo, que entró en vigor en 2010 y ha sido ratificada por más de un centenar de Estados, aunque otros como Rusia, Estados Unidos o los bálticos se mantienen al margen.
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