
ALMERÍA, 5 (EUROPA PRESS)
Un padre y su hijo han sido condenados por la Audiencia Provincial de Almería tras haber apuñalado a un hombre que se identificó ante ellos como Guardia Civil y con el que habían tenido una disputa semanas antes de los hechos debido a un asunto de tráfico.
El tribunal ha condenado por los delitos de homicidio en tentativa y tenencia ilícita de armas a tres años y siete meses de prisión al hijo mientras que al padre le impone tres años y dos meses de prisión por la tenencia de armas y un delito de lesiones agravadas, de modo que tuvo en cuenta la reparación de daño para aminorar la pena así como la “escasa entidad” de las lesiones sufridas por la víctima. La Fiscalía solicitaba para cada uno once años de prisión.
En su sentencia, consultada por Europa Press, la Sección Segunda estima que si bien el padre empleó la navaja que portaba con el objetivo de “lesionar” a la víctima y no para matarla; una intencionalidad que no vio en la acción de su hijo quien empuñó un navaja distinta, más grande, cuando emprendió un ataque contra el perjudicado.
En este sentido, y pese a que la puñalada que el padre dio a la víctima afectó a una zona de “riesgo vital”, el informe médico forense reveló que las lesiones que padeció no comportaron un “riesgo inmediato para su vida”, toda vez que los médicos del 061 que lo atendieron atestiguaron que el herido se encontraba “estable” cuando lo atendieron.
De otro lado, sí apreciaron un ánimo homicida en la actitud del hijo, quien amenazó previamente al acusado con “rajarlo” toda vez que arremetió en varias ocasiones con la navaja que portaba contra él sin que, en su caso, llegara a alcanzarle.
El tribunal da por probado que ambos acusados se encontraron con la víctima el día 21 de septiembre de 2021, en las proximidades de la Avenida del Mediterráneo, cuando circulaba en su vehículo particular en compañía de su hija, menor de edad. El perjudicado les recriminó que estaban obstaculizando la vía con su coche, a lo que los procesados “con ánimo de atemorizarle”, le gritaron “te vamos a rajar”, “ya te veremos”, “eres un mierda”, por lo que abandonó el lugar de los hechos con cierto “desasosiego”.
Apenas un mes y medio después, sobre las 14,00 horas del 4 de noviembre de 2021, los acusados se toparon con el perjudicado al que reconocieron tras manifestar “ahí está el mierda del otro día”, de modo que la víctima, al escucharlos, se identificó ante ellos como agente de la Guardia Civil y les pidió que se detuvieran.
Pese a sus advertencias, ambos acusados, defendidos por la letrada Mónica Moya, se “abalanzaron” sobre él y le dieron varios puñetazos, de modo que el hijo sacó de su cintura un objeto contundente envuelto en un pañuelo blanco con el que golpeó a la víctima en el pecho, brazos y hombro izquierdo, consiguiendo la victima sujetarle para poner fin a la agresión.
De forma paralela, el padre clavó a la víctima una navaja de 8,5 centímetros de hoja el costado izquierdo, aunque para el tribunal no ha quedado constatado que el acusado tuviera “ánimo de matar” a su víctima, quien consiguió zafarse de los agresores aunque fue perseguido por el más joven de ellos mientras esgrimía otra navaja de 19 centímetros de hoja que “trató de clavársela reiteradamente en la zona abdominal” sin conseguirlo ante la esquiva de la víctima.
El perjudicado, que llamó a la Policía, vio que ambos acusados se dirigían de nuevo hacia él “con idéntico ánimo atentatorio” mientras portaban un palo de grandes dimensiones que habían sacado del maletero del coche y le lanzaban “varios ladrillos” que había en el suelo. No obstante, al escuchar las sirenas, ambos se alejaron de la víctima si bien, finalmente, fueron arrestados.
Los agentes de la Policía Nacional pudieron recuperar las armas empleadas en el ataque, una de las cuales había sido arrojada bajo un vehículo mientras que la segunda se había entregado a la esposa y madre de los acusados, quien la había ocultado en su escote antes de que llegar la policía a petición de su hijo
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