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MADRID, 3 (EUROPA PRESS)
El valor total de las transacciones de capital riesgo aumentó un 4% en 2024 frente al año anterior, aunque el número de operaciones se redujo un 7%, según el 16º Informe anual sobre Capital Riesgo de Bain & Company que ha publicado este lunes.
“Nuestro análisis del mercado español arroja que se produjo un cambio en el panorama de capital riesgo en nuestro país, con la disminución de las operaciones en los sectores de Servicios y Energía, mientras que los de Tecnología, Educación y Productos de consumo impulsaron el crecimiento en 2024”, señala la socia de la consultora, Cira Cuberes.
En cuanto a las salidas de inversión, los datos recoge que se redujeron después de 2021 en España, pero ahora ya han recuperado los niveles prepandemia. Además, las Ofertas Públicas Iniciales (OPI), respaldadas por private equity, siguieron “ausentes” en medio de la incertidumbre del mercado en 2024, pero la firma ve “señales preliminares de mayor interés por este canal” en 2025.
La evolución en España se enmarca dentro de una reactivación del capital riesgo a escala mundial, con un repunte de las operaciones. Tanto las inversiones como las desinversiones de private equity se recuperaron el año pasado, con “claros signos” de impulso, lo que ha permitido dar un giro a los “fuertes descensos” de los dos años anteriores.
El apetito “reprimido” de los gestores y administradores activos de un fondo de inversión por cerrar operaciones y poner a trabajar el capital acumulado (‘dry poder’), junto con la mejora del entorno económico a medida que los bancos centrales reducían los tipos de interés oficiales, impulsó un aumento interanual del 37% en el valor de las inversiones en adquisiciones, hasta alcanzar 602.000 millones de dólares (576.000 millones de euros) en 2024 (excluidas las operaciones complementarias).
Paralelamente, las desinversiones también repuntaron en 2024, mostrando un incremento del 34% interanual hasta alcanzar los 468.000 millones de dólares (447.000 millones de euros), mientras que el número de desinversiones creció un 22%, hasta situarse en 1.470.
Esto indica un “tímido, pero bienvenido deshielo en la profunda congelación de este nicho, que ha paralizado las distribuciones de capital a los socios comanditarios” (LP, por la siglas de Limited Partner), es decir, los inversores que aportan capital a un fondo de inversión, pero no participan en la gestión diaria ni en las decisiones de inversión del fondo, así como la liquidez del sector de private equity en general, dejando a los gestores con una cartera de 29.000 empresas sin vender.
Cuberes cree que 2024 ha sido un año de “cambio de tendencia”. Que este ímpetu se consolide dependerá de cómo se desarrollen las políticas. “Creemos que los vientos en contra que han frenado la actividad desde mediados de 2022 deberían seguir disipándose. El sector está ansioso por realizar operaciones, los gestores están encontrando formas creativas de aumentar la liquidez, deberían entrar más dólares procedentes de fondos soberanos y patrimonios privados y las rentabilidades siguen siendo elevadas”, explica.
Sin embargo, avisa de que el apetito por las operaciones “sigue siendo moderado” por la incertidumbre que mantiene en vilo a los mercados. “Los inversores buscan claridad para disipar los nubarrones políticos sobre la economía, el comercio, la regulación y la geopolítica”, apostilla.
El informe de Bain también subraya que los costes del sector para generar rendimientos superiores a los del mercado están aumentando “considerablemente”, incluso cuando las comisiones cobradas a los inversores están sometidas a una mayor presión.
CRECIMIENTO EN TODAS LAS REGIONES
Según Bain, la relajación de los tipos de interés y la mejora de las perspectivas macroeconómicas fueron los principales factores que impulsaron el repunte de las operaciones y de su valor en todas las regiones y para la mayoría de los tamaños de operaciones, si bien este crecimiento estuvo liderado por Europa, con un aumento del 54% sobre un incremento del 9% en el número de operaciones, mientras que en Norteamérica el valor de las operaciones creció un 34% sobre un aumento equivalente del 9% en el número de operaciones.
El sector tecnológico siguió siendo la principal elección del private equity, representando el 33% de las adquisiciones en términos de valor y el 26% por volumen, con una “fuerte actividad” también en la intersección de la tecnología y la atención sanitaria. El valor de las operaciones en el sector de los servicios financieros se disparó un 92% interanual, mientras que las operaciones en el sector industrial aumentaron un 81%.
DESINVERSIONES
La consultora sostiene que el aumento de las desinversiones registrado el año pasado proporcionó “más señales de vitalidad” para los fondos de private equity, así como un cierto alivio al sector ante el “acuciante reto” de vender suficientes empresas para mantener satisfechos a los socios comanditarios y dar retornos de liquidez a sus inversores. El aumento del 34% en las desinversiones globales se produjo cuando el recuento de desinversiones se disparó un 22%, hasta las 1.470 en 2024, con una fuerte actividad tanto en Norteamérica como en Europa, y, en general, plana en Asia-Pacífico.
A pesar de la mejora en las desinversiones en 2024, tanto el valor como el número de ellas se mantuvieron “muy por debajo” de sus promedios de cinco años, y tanto los gestores como los socios ven el entorno de desinversiones como el “mayor impedimento” para obtener fuertes retornos, concluye el informe.
“Incluso con el aumento de la actividad de desinversiones del año pasado, las distribuciones como proporción del valor neto de los activos de private equity se hundieron al 11%, la tasa más baja en una década y por debajo de un promedio del 29% de 2014 a 2017”, explica.
CAPTACIÓN DE FONDOS
El análisis de Bain señala la “persistente lentitud” de las desinversiones, y sus consecuencias para la liquidez de la industria, como el “principal culpable de la todavía mediocre recaudación de fondos de private equity”.
En concreto, la captación de fondos en todas las clases de activos privados cayó por tercer año consecutivo en 2024, un 24% interanual y un 40% desde el máximo histórico de 1,8 billones de dólares (1,7 billones de euros) alcanzado en 2021. El número de fondos cerrados cayó un 28%, hasta los 3.000, aproximadamente la mitad del ritmo anual que mantenía el sector antes de la pandemia de Covid-19.
La clase de activos más grande de la industria, las adquisiciones, siguió acaparando más de un tercio de todos los fondos captados. Sin embargo, los fondos de adquisiciones captaron un 23% menos que en 2023 y los 401.000 millones de dólares (383.000 millones de euros) disponibles a finales del año pasado estaban un 11% por debajo de la media quinquenal de las adquisiciones.
“Los socios comanditarios se están volviendo aún más exigentes con las inversiones y siguen canalizando el capital hacia los fondos más grandes y experimentados, con un rendimiento constante y estrategias diferenciadas”, señala el informe de Bain.
“La creciente competencia por el capital y las operaciones son algunos de los cambios estructurales de gran alcance que sacudirán el panorama competitivo de la industria en los próximos años”, explica la consultora. Esto generará, prevé la firma, la necesidad de que las firmas adopten un enfoque estratégico “más riguroso y disciplinado”.
Así, advierte de que los agentes de ‘private equity’ “no pueden dar por sentado que puedan subirse a la ola de una recuperación del mercado como, especialmente, ha ocurrido en los últimos 15 años, una etapa respaldada por políticas de tipos de interés nulos y la expansión de múltiplos”.
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