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En el Hospital Macarena se recuperan la audición más de 100 personas al año gracias a los implantes cocleares

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SEVILLA, 25 (EUROPA PRESS)

Más de un centenar de personas con pérdida auditiva severa o profunda recuperan cada año su audición en el Virgen Macarena gracias a los implantes cocleares realizados por el Servicio de Otorrinolaringología del hospital sevillano. Los implantes cocleares son un dispositivo electrónico que sustituye las funciones del oído interno, estimulando directamente el nervio auditivo mediante impulsos eléctricos.

Desde que se inició este tipo de intervenciones en la comunidad andaluza, hace más de 30 años, han sido más de 3.000 las personas que se han beneficiado de este procedimiento quirúrgico con un importante impacto en la calidad de vida y el bienestar emocional, según informa el centro hospitalario en una nota de prensa.

En Andalucía, el Hospital Macarena es centro de referencia para implantes cocleares, junto a los hospitales San Cecilio de Granada y Virgen de la Victoria de Málaga. Entre los tres centros acumulan más de 30 años de experiencia para la realización de este tipo de procedimientos de avanzada tecnología que utiliza la electroestimulación para convertirla en sonido.

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El implante coclear es un dispositivo electrónico médico diseñado para restaurar la audición en personas con pérdida auditiva neurosensorial severa o profunda. A diferencia de los audífonos, que amplifican el sonido, el implante coclear transforma las señales acústicas en impulsos eléctricos que estimulan directamente el nervio auditivo.

Este tipo de intervenciones se pueden realizar en niños o adultos, y pueden ser unilaterales o bilaterales. Requieren un enfoque integral que asegure el éxito del procedimiento y la adaptación del paciente al nuevo dispositivo auditivo. En este sentido, destaca la colaboración entre diferentes especialidades como otorrinos, logopedas, psicólogos, trabajadores sociales, genetistas, neuropediatras, radiólogos, medicina preventiva, oftalmólogos, psiquiatras o cardiólogos.

Además, “es fundamental lograr una buena coordinación entre los sectores sanitario, educativo y de asuntos sociales para conseguir la integración los pacientes implantados”, recuerda Serafín Sánchez, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Macarena.

REQUISITOS PARA EL IMPLANTE

Los expertos destacan la importancia de detectar la hipoacusia de forma temprana para poder actuar con rapidez y que los implantes sean realmente efectivos, especialmente en el caso de menores en desarrollo donde es muy importante facilitar la estimulación directa a los circuitos auditivos centrales a través de los implantes.

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Además, es importante tener en cuenta que se hace una valoración previa del paciente para ver si es un buen candidato. Al respecto, se tienen en cuenta criterios como si el diagnóstico de pérdida auditiva neurosensorial es severa o profunda, unilateral o bilateral; si el beneficio del uso de audífonos es poco o nulo; si tiene una evaluación audiológica, psicológica y médica favorable; o existen expectativas realistas y un compromiso con la rehabilitación.

En niños, además, se valora la edad de inicio de la pérdida auditiva y su impacto en el desarrollo del lenguaje. La realización de un implante coclear es una intervención quirúrgica para colocar un dispositivo electrónico en el oído interno de la persona. Este transforma la energía sonora que capta el oído en energía eléctrica que a su vez transmite impulsos al cerebro, permitiendo a las personas con hipoacusia severa o profunda oír.

El implante coclear consta de dos componentes: el externo que contiene el micrófono –para recoger la información acústica–, un procesador –transforma la onda acústica en señales eléctricas–, batería y un transmisor –conecta con la parte interna–; y el interno, que se coloca debajo de la piel detrás de la oreja, está compuesto por el receptor- estimulador –recoge el estímulo del procesador y lo envía a los electrodo– y la guía portaelectrodos que se inserta en la cóclea a través del oído medio.

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Desde que se lleva a cabo la intervención quirúrgica para la colocación del implante, transcurre una media de un mes hasta que éste puede comenzar a funcionar, ya que se requiere un encendido y programación del mismo hasta encontrar los umbrales adecuados para cada persona: el mínimo nivel de estimulación eléctrica que el paciente es capaz de percibir y el máximo nivel de estimulación que tolera.


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