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MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
El arte efímero ha vuelto al Parque Quinta de los Molinos con la floración de sus casi 1.900 almendros, un espectáculo que atrae cada año a centenares de madrileños y que ya se encuentra en “pleno esplendor” para marcar la llegada de la primavera, puesto que su floración oscila entre los meses de febrero y marzo.
En un comunicado, el Ayuntamiento de Madrid ha señalado que, durante el año 2024, se llevó a cabo la plantación de 56 nuevos almendros en la Quinta con el propósito de mantener y revitalizar su emblemático almendral.
“Esta iniciativa permitió reponer ejemplares jóvenes que no lograron arraigar en campañas anteriores y sustituir algunos árboles de avanzada edad que, tras haber completado su ciclo vital, dejaron espacios vacíos en el paisaje”, ha explicado el Consistorio.
Actualmente, la Quinta de los Molinos alberga un total de 1.895 almendros, de los que 1.277 ejemplares pertenecen a la variedad ‘marcona’, “una de las más apreciadas por la calidad de sus almendras y su abundante floración”.
La segunda variedad más numerosa es la ‘desmayo largueta’, con 396 árboles, conocida por sus características almendras alargadas y su floración temprana. Además, el parque cuenta con 226 almendros de otras variedades que se encuentran dispersos por toda su extensión, “enriqueciendo la biodiversidad y aportando matices diferenciados al conjunto”.
“Esta combinación de distintas especies no solo contribuye a la diversidad paisajística, sino que también juega un papel fundamental en el proceso de polinización. Gracias a esta variedad, la Quinta de los Molinos ofrece, durante varias semanas, un espectáculo floral de extraordinaria belleza, en el que las tonalidades blancas y rosadas de los almendros en flor cubren el parque, atrayendo a visitantes y amantes de la naturaleza”, ha destacado Cibeles.
LAS FLORES ESTALLAN EN FUNCIÓN DE LAS CONDICIONES CLIMÁTICAS
Además, el Ayuntamiento ha subrayado que las flores de los almendros estallan en función de las condiciones climáticas aunque, generalmente, comienzan a florecer entre mediados y finales de febrero, alcanzando su máximo esplendor a principios o mediados de marzo.
Sin embargo, factores como la temperatura y las precipitaciones pueden adelantar o retrasar este proceso, “haciendo que cada temporada de floración sea única e impredecible”.
Este espectáculo convierte a la Quinta de los Molinos en uno de los rincones “más singulares” de Madrid, donde se combinan naturaleza, historia y arquitectura. Este espacio natural cuenta con 21,26 hectáreas cedidas al Ayuntamiento por los propietarios que conservan “la esencia de una antigua finca de recreo y experimentación agrícola, legando a la ciudad un paisaje de contrastes donde conviven almendros en flor, construcciones históricas y frondosas áreas arboladas”.
El parque está abierto todos los días del año, en horario de 6.30 a 22.00 horas, y la mayor parte de sus recorridos son accesibles para personas con movilidad reducida.
UN REFUGIO NATURAL PARA MADRILEÑOS
En el corazón del parque de este entorno natural se encuentra el Palacete de la Quinta, una construcción que sigue los principios del movimiento de la secesión vienesa, parte del modernismo, y que en su día fue la residencia de su propietario.
Aunque no está abierto al público, subraya el Ayuntamiento, su presencia recuerda el pasado señorial de la finca. Muy cerca de él se levanta la Casa del Reloj, otro edificio de gran interés arquitectónico que debe su nombre al antiguo reloj que marcaba las horas en la propiedad.
Asimismo, el agua tuvo un papel “fundamental” en la vida de la Quinta, con su sistema de riego, compuesto por pozos, molinos y canales. Testigo de ello es el estanque, construido en la vaguada del arroyo de Trancos que en su origen abastecía los cultivos. También se conserva el puente sobre el arroyo de Trancos, un pequeño pero pintoresco vestigio de la ingeniería hidráulica de la finca.
En su recorrido, la Quinta ofrece diversas experiencias paisajísticas como los caminos románticos, diseñados con curvas suaves y rodeados de vegetación frondosa o los jardines geométricos, situados cerca del palacete, que reflejan la influencia de los jardines clásicos europeos.
El parque conserva además su vocación agrícola a través de sus huertas y cultivos tradicionales, en los que, además de los almendros, pueden encontrarse olivos, higueras y avellanos. En la parte norte del parque se extiende un bosque mediterráneo donde pinos, encinas y arbustos autóctonos crean un ambiente fresco y sombreado, ideal para la observación de aves como mirlos, petirrojos o verdecillos.
Finalmente, el Ayuntamiento ha recordado que, en los últimos años, la Quinta de los Molinos ha incorporado una faceta cultural con la creación del Espacio Abierto Quinta de los Molinos, un centro dedicado a la creatividad y el ocio familiar con actividades como talleres y experiencias de juego.
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