El director general de Agricultura y Ganadería, Antonio Cabezas, ha precisado que la Junta de Extremadura ha destinado más de 800.000 euros a tres proyectos de investigación e innovación relacionados con el ovino como base del progreso del sector.
Así lo ha indicado durante su intervención en la inauguración de la XXXIII edición del Salón Ovino de La Serena, que se celebra hasta el sábado en Castuera, ”comarca donde más ovino hay en este país y una de las de mayor censo europeo”.
Cabezas ha señalado que dichas subvenciones provienen de la creación de los Grupos Operativos para la innovación y para el desarrollo de los proyectos de mayor interés.
”La investigación e innovación son bases para el desarrollo de un sector, como lo es la mejora genética y para ello, la Junta de Extremadura apoya a la Asociación de Merino, tanto para la gestión del libro genealógico como para el desarrollo de sus programas de mejora, habiéndole concedido en el año 2018 subvenciones por valor de 140.000 euros en estas líneas”, ha agregado el director general.
Asimismo, ha añadido que próximamente la Consejería de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio publicará la orden de convocatoria para apoyar a las nuevas Agrupaciones de Productores Agrarios (APAS), dotada con 5.200.000 euros y ha indicado que se ha solicitado una línea de ayudas, dentro de la propuesta del Programa de Desarrollo Rural, a la creación de cebaderos comunitarios, que ya existen en el bovino, pero que se ha ampliado a partir del próximo año en el ovino y caprino.
Antonio Cabezas ha animado al sector del ovino a lograr la máxima competitividad y rentabilidad económica incrementando los beneficios de la carne, leche, lana y piel para los ganaderos.
El director ha hecho una mención especial a las Denominaciones de Origen (DO) e Indicación Geográfica Protegida (IGP), que hacen una ”labor de promoción encomiable”.
En este sentido el director general de Agricultura y Ganadería ha manifestado que para los ganaderos que viven en el medio rural y para los industriales que tienen sus empresas allí, debería ser una obligación moral incorporarse a las DO de su actividad y ”poner en valor sus productos con un sello de calidad reconocido internacionalmente y que tanto bien hace por el medio en el que vive”.
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